miércoles, junio 19, 2019

pakula


Me levanté temprano y sintonicé Fox Classics. En ese canal vi en la madrugada La conversación (1972), obra maestra de F. F. Coppola. Es una película que conozco bien y que asocio con otra muy buena, Klute (1971), de A. J. Pakula. Al respecto, no sería nada descabellado que algún cineclub programe una retrospectiva de la obra de Pakula, que merece una oportunidad de difusión entre los nuevos cinéfilos. Sus películas caerían como anillo al dedo en estos días en los que la política peruana no solo se estrella en la inconsistencia de su demagogia, sino también en las ciénagas de la corrupción, la conspiración, incluso el asesinato.
En las películas de Pakula hay política pero a la vez no. Eso es lo paja de su propuesta, que aborda la política desde sus márgenes, desde el detalle del gesto y la necesidad hormonal camuflada de conservadurismo a la espera de la eclosión. Pakula juega con las pulsiones y ambiciones de sus personajes, ansiosos de poder y de las gollerías dentro de él. Pakula no reduce el poder a la política, es más bien un explorador de las grietas del poder. 
Un ciclo de películas suyas no solo edificaría, también la rompería.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal