La marihuana era el tótem de humo de Rachel Ebdus. Inhalarla era una forma de conocimiento, de perdón y de dejarse abrazar por Rachel hecha humo. Dylan aprendió despacio, primero fingiendo cuando Mingus Rude le pasaba un porro, imitando ruiditos de succión alrededor de la boquilla húmeda mientras las volutas de humo le coronaban la cabeza. (De: LA FORTALEZA DE LA SOLEDAD, de Jonathan Lethem) gabrielruizortega@gmail.com
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viernes, octubre 27, 2006
Viernes
Los viernes son especiales, es el día en el que ponemos el punto final a nuestra semana cargada de mails, artículos, entrevistas, textos que trabajamos en secreto y otros que no son tan secreto.
Así es que espero con ansias la llegada de las seis de la tarde, apagar la PC, y así ponerme a leer hasta las nueve de la noche la alucinante novela Crónica sentimental en rojo que espero poder comentar en los próximos días. Ni bien llega las nueve, empiezo a prepararme para el largo viaje hacia el fin de la noche –me dicen, me cuentan, que The Radio Dept ya está en Lima- y aprovisionarme de cigarros y listo para encontrarme con los patas en algún punto estratégico de la ciudad.
Todo vale, todo se justifica, siempre y cuando se sepa juerguear.
En la foto, un claro ejemplo a seguir de una sana juerga nocturna.
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