La marihuana era el tótem de humo de Rachel Ebdus. Inhalarla era una forma de conocimiento, de perdón y de dejarse abrazar por Rachel hecha humo. Dylan aprendió despacio, primero fingiendo cuando Mingus Rude le pasaba un porro, imitando ruiditos de succión alrededor de la boquilla húmeda mientras las volutas de humo le coronaban la cabeza. (De: LA FORTALEZA DE LA SOLEDAD, de Jonathan Lethem)
gabrielruizortega@gmail.com
A Pedro Llosa lo conocí de una forma muy particular, cuando ambos coincidimos en la larga cola para presentar nuestros libros de cuentos al Premio PUCP 2004. Recuerdo que hablamos de muchas cosas, libros, talleres, etc, y, al despedirnos deseándonos suerte, me di cuenta de que no le había preguntado su nombre ni él el mío, pero sí llevaba conmigo el extraño título de su volumen de cuentos, Protocolo Rorschach, que en algún momento de nuestra conversación pude mirar de soslayo. Meses después, me llevé una agradable sorpresa al saber que el fugaz amigo de la cola se había hecho acreedor de una de las dos menciones honrosas del Premio. Pero otra vez el azar que rodea los premios quiso nos volviéramos a encontrar muy pronto, ahora con ocasión del Copé 2004, en el que un cuento suyo (La niña de Onetti)y otro cuento mío resultaron elegidos como finalistas, fue otra oportunidad para compartir y de paso felicitarle por la mención PUCP. En fin, si por esas cosas del destino Pedro Llosa lee su entrevista en este blog, le envío mis saludos, y le deseo mucha suerte en esta nueva aventura de su vida que se dispone a emprender.
Así como Falso al amanecer de Carlín merece una segunda edición, cada día tengo toda la seguridad que Viento en proa de Pedro Llosa merece también una nueva edición. Viento en proa fue publicado en 2002 y no exagero si digo que lo he leído más de cuatro veces. G.
Tuve la suerte de tener al señor Pedro Llosa como profesor de Economía durante mis últimos años en la secundaria, y también de leer cuentos suyos como Los Garfios de Carrero, y su obra Viento en Proa. Le deseo los mejores de los éxitos, y verdaderamente me daría mucho gusto ver sus obras publicadas y laureadas como se merecen. ¡Un saludo desde acá!
Pedro Llosa es un buen escritor. Pero te equivocaste con la tilde en Te espero en el Olivar.
ResponderBorrarTienes razón.
ResponderBorrarG.
A Pedro Llosa lo conocí de una forma muy particular, cuando ambos coincidimos en la larga cola para presentar nuestros libros de cuentos al Premio PUCP 2004. Recuerdo que hablamos de muchas cosas, libros, talleres, etc, y, al despedirnos deseándonos suerte, me di cuenta de que no le había preguntado su nombre ni él el mío, pero sí llevaba conmigo el extraño título de su volumen de cuentos, Protocolo Rorschach, que en algún momento de nuestra conversación pude mirar de soslayo. Meses después, me llevé una agradable sorpresa al saber que el fugaz amigo de la cola se había hecho acreedor de una de las dos menciones honrosas del Premio. Pero otra vez el azar que rodea los premios quiso nos volviéramos a encontrar muy pronto, ahora con ocasión del Copé 2004, en el que un cuento suyo (La niña de Onetti)y otro cuento mío resultaron elegidos como finalistas, fue otra oportunidad para compartir y de paso felicitarle por la mención PUCP. En fin, si por esas cosas del destino Pedro Llosa lee su entrevista en este blog, le envío mis saludos, y le deseo mucha suerte en esta nueva aventura de su vida que se dispone a emprender.
ResponderBorrarJH
Así como Falso al amanecer de Carlín merece una segunda edición, cada día tengo toda la seguridad que Viento en proa de Pedro Llosa merece también una nueva edición. Viento en proa fue publicado en 2002 y no exagero si digo que lo he leído más de cuatro veces.
ResponderBorrarG.
Tuve la suerte de tener al señor Pedro Llosa como profesor de Economía durante mis últimos años en la secundaria, y también de leer cuentos suyos como Los Garfios de Carrero, y su obra Viento en Proa. Le deseo los mejores de los éxitos, y verdaderamente me daría mucho gusto ver sus obras publicadas y laureadas como se merecen. ¡Un saludo desde acá!
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