Creo que a nadie le sorprende el destape de los audios presentados por Fernando Rospigliosi. En realidad es una “muestra” más de la corrupción que siempre ha caracterizado el premunido historial de impunidades, delitos y crímenes de los mandamases del sectario partido de la estrellita.
Y mucho menos sorprende la desfachatez de Alan García en poses de indignación, con el floro de que hay que erradicar a las ratas que impiden avanzar a este “próspero” país.
García, ante el escándalo, dijo:
“Que sean sancionados todos los corruptos, todos los débiles y traidores, porque la corrupción es una forma de traición a la patria…”
O sea, el corrupto que “pasa” piola gracias a la prescripción y el olvido, es quien nos garantiza que las investigaciones sobre los menjunjes de sus perros de chacra, Alberto Quimper y Rómulo León Alegría, serán llevadas con firmeza.
(Por cierto: ¿Por dónde andará el pelado Rómulo? ¿En dónde están negociando lo que no tendrá que decir el ex Ministro de Pesquería cuando lo atrapen? ¿Qué cochinadas sabrá ese sujeto de García?)
Lamentablemente aún hay peruanos carentes de reflexión que creen en las palabras del presi. Pobrecitos.
Pero no siempre todos se han tragado sus demagogias.
Por ejemplo, en su dorado exilio colombiano en 1992, ante las preguntas de los periodistas sobre cómo solventaba su nivel de vida en un departamento ubicado en el barrio más residencial de Bogotá, el Rey de la Hiperinflación respondía:
- Soy político y un exitoso empresario. Mi esposa y yo exportamos lencería femenina a París.
Y ante la repregunta de rigor, porque había que ser estúpido o comprado para creerse tremendo disparate, el exiliado les invitaba, no siempre de buenas maneras, a salir del departamento.
Sí pues, que sean sancionados todos los corruptos, todos los débiles y traidores, porque la corrupción es una forma de traición a la patria…
Imagen, …
La marihuana era el tótem de humo de Rachel Ebdus. Inhalarla era una forma de conocimiento, de perdón y de dejarse abrazar por Rachel hecha humo. Dylan aprendió despacio, primero fingiendo cuando Mingus Rude le pasaba un porro, imitando ruiditos de succión alrededor de la boquilla húmeda mientras las volutas de humo le coronaban la cabeza. (De: LA FORTALEZA DE LA SOLEDAD, de Jonathan Lethem) gabrielruizortega@gmail.com
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