lunes, marzo 07, 2011

Entrevista a Óscar Pita Grandi

En el blog de Carlos Sotomayor, Letra Capital, encuentro una entrevista a Óscar Pita Grandi sobre su ambiciosa novela PAISAJE HABITADO.

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Oscar Pita Grandi sorprende gratamente con Paisaje habitado (Estruendomudo, 2010), una estupenda novela que transcurre principalmente en Ausonia (distrito imaginario ubicado en las afueras de Lima) y cuyo protagonista, el Dottore, persigue los recuerdos de su infancia en la frágil memoria de su anciano amigo Tomasso; memoria que cada vez se asemeja a una leve flama a punto de extinguirse.
¿Cómo surge la novela, cuál fue el disparador?
Recuerdo un sueño y una frase: “Hubo un muro, hubo alguien que lo erigió”. Me desperté y quise recordar el sueño y no lo recordaba. Pero recordaba esa frase. La apunté y me dije: aquí hay algo. Pero, por otro lado, yo tenía una especie de biografía del Dottore: y esa parte que se intercala de la infancia, entre los 7 y 10 años, es la infancia que yo tuve. Yo tuve la infancia del Dottore y tuve el concepto del Muro como una manifestación patente del futuro. Cuando comencé a pensar en el futuro como algo que existía, unido al pasado que yo le estaba construyendo, pues solo me faltaba el presente. Y en el presente está el tema del amor, la incomprensión, la soledad, la casa.
La novela gira en torno a la memoria…
A mí me gusta de la memoria, la memoria inventada. De hecho en todo lo que uno escribe hay pedazos vivenciales de uno que no tienen que ser exactamente tal cual uno los ha vivido. El solo hecho de recordar es una distorsión del pasado de uno. Ese pedazo de memoria es el que me gusta: la memoria inventada. Y en la búsqueda de la personalidad hay un rasgo psicológico, pero también un rasgo geográfico. En este caso, del lado materno no sé si mi abuelo o mi bisabuelo fue italiano. Yo no lo sé bien porque fue un tipo que le hizo una mataperrada a mi abuela, y ella lo borró de su memoria. Entonces nadie sabe muy bien de qué parte de Italia vino, por qué se fue, en qué año se fue. Mi madre recuerda poco de él. Yo me siento un poco italiano por eso. Y esa ausencia de nacionalidad, por la ausencia del abuelo, me impulsó a buscar. Y la italianidad es un tema latente en mí por negación; no porque me esté muriendo por ser italiano. Pero es un tema por ausencia. El tema de la personalidad como ausencia, como no pertenencia, como querer sentirte algo que en el fondo sabes que no lo eres, pero lo sientes. Bajo ese esquema la novela es una especie de biografía futura, de alguien que no sabe muy bien lo que ha sido, pero está siendo algo.
Eso explica también la existencia de Ausonia…
Exacto, tiene que ver con eso. Como yo no sé de dónde vino mi abuelo, no quise darle lo que él no se dio solo. Yo discuto mucho la geografía, yo no tengo predilección por no situarme en ningún lugar. Me gustan más los referentes. Como geografía, se entiende que es Lima, porque se menciona a El Cordano, La estación de los Desamparados. Y unos puntos de contacto, muy leves, más como pretextos, con la época de la violencia, tocada casi de modo sarcástico. Ausonia era un pedazo de lo desconocido, que en un lugar palpable, ya establecido, comienza a hacerse conocido. Algo que no existe empieza a existir por sus propios meritos, comienza a ganarse su espacio, como una fantasía que comienza a vivir en la realidad o una realidad que se mete de modo desesperado en una fantasía: eso es un poco Ausonia.
El Dottore se aferra a sus recuerdos de infancia a través de su amigo Tomasso…
Yo entiendo la novela no como un pensamiento definido, sino como un pensamiento que se va construyendo a sí mismo. Bajo ese punto de vista, el Dottore es un personaje que se conoce muy poco a sí mismo. El quiere ponerle orden a su vida mediante un cuaderno y empieza a tomar notas. Pero las mismas notas que el toma son inconclusas, distorsionadas: es una manipulación de lo que fue su realidad en el pasado. Pero ya el pasado para él es algo nebuloso. Y ese pasado nebuloso que esfuma del recuerdo del Dottore, el quiere enterarse de las cosas que no recuerda y piensa que Tomasso lo recuerda mejor que él, porque Tomasso es unos años mayor. Allí nace esa necesidad.
Pero Tomasso es un anciano que está perdiendo la memoria…
Si, lo paradójico de todo es que Tomasso está perdiendo la memoria. Y la desesperación del Dottore es no tanto que Tomasso le cuente lo que sabe antes que se muera, sino que cuando pierda la memoria todavía lo siga queriendo. El se está amparando en algo que está en extinción, que se está extinguiendo.
Resulta interesante la relación del Dottore con su hija?
El componente de su hija, Emi, a mí me gusta mucho. Porque yo siempre vi a Emi como esa cometa que él vuela. No de niño, sino ya de un padre en edad de abuelo. Sin embargo, yo sentí que Emi era la que mantenía al Dottore en el mundo.

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