Yushimito debuta en España con un compendio de relatos cortos

La semana pasada, en adn.es apareció una nota de Laura Sangrà Herrero a Carlos Yushimito, a razón de nuevo libro de relatos Lecciones para un niño que llega tarde.

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Toninho se convierte en Toni cuando cambia el mono del almacén por una camisa abierta y un traje de tweed para ir a la discoteca, a hacer pensar a las chicas que en la cama es como en la pista de baile.

Al Hombre de Hojalata, el de El Mago de Oz, le gusta jugar al ajedrez aunque le chirrien las articulaciones.Son solo dos personajes del friso que pinta el peruano Carlos Yushimito en Lecciones para un niño que llega tarde (Duomo), su debut en España.

El hilo: la decadencia

Cuento a cuento, Yushimito monta un Juego de la Oca en el que todos caen en la casilla de la fatalidad. "La decadencia es lo que vincula mis cuentos. El pesimismo es algo muy peruano, por nuestro pasado colonial. Pero en el libro también reivindico el optimismo. Quería trabajar los opuestos: la decadencia puede verse como un resurgimiento", comenta.

Seleccionado por Granta

Yushimito ha sido elegido por la revista Granta como uno de los narradores en español más rompedores entre los menores de 35 años.

Pero para ser novedoso él no necesita leer lo que hacen sus contemporáneos para darle una vuelta más: "Ya no leo novedades y me pierdo en las conversaciones. Ahora estoy con Los sinsabores del verdadero policía, de Roberto Bolaño, y es perfecto leerlo en Barcelona", ciudad que el protagonista, Amalfitano, tiene que abandonar en este libro.

Fan del relato corto, porque es ideal " para la esquizofrenia diaria", Yushimito también se perfila como novelista. Su próxima obra es una novela sobre un cazador de mariposas que acude a la selva central de Perú para buscar una que está en peligro de extinción.

La inspiración viene del Museo Caligari, donde hay "una gran colección de mariposas, una foto de Vargas Llosa cuando lo visitó y cosas de este estilo", dice.Y hablando del reciente Premio Nobel peruano, Yushimito se alegra de no haber nacido en La Pampa -"debe ser muy difícil ser un escritor argentino. Todo el mundo espera que escribas como Borges", confiesa- y siente el "alivio de no tener un peso estilístico" porque "Vargas Llosa tiene un estilo neural, lo fuerte en él es la estructura", dice.