sábado, agosto 27, 2011

Recuerdos del futuro


Días atrás tuve la oportunidad de revisar como se debe el diario semanal Hildebrandt en sus trece. Había olvidado una novelita de bolsillo y me encontraba en una cola interminable, de esas que solo hay en esta ciudad.
Empecé a leer y me pareció un periódico más que interesante, con sus cimas y bajones tan característicos de su conocido director.
Sin embargo, una pequeña columna llamó mi atención. Nadie la firma, aunque por el estilo podemos saber de quien se trata.

...

Había una vez una librería que tenía a otra librería en su seno. La primera tenía lo que tenían todas: libros actuales, portada vistosas, títulos marqueteros, autores de moda, clásicos del lugar común, lo último de la ensayística posmoderna. Pero, al costado, un librero devoto, hijo del fundador, había construído un fastuoso imperio del pasado: el paraíso del libro viejo, de la joya inencontrable, de la química arqueológica. Esta segunda era no solo una librería: era un viaje a bordo de la máquina del tiempo. Cuando murió el fundador, vinieron los problemas y la librería de antiguedades y reliquias empezó a ser mirada con hostilidad porque ocupaba mucho espacio y no daba dinero. Años después, con ocasión de una mudanza, la oportunidad llegó redonda  y, aduciendo razones de espacio, el santuario de decrepitudes invaluables desapareció. De ese modo, la librería que ayer había sido única se convirtió en un almacén ordinario en el que los libros mayores de tres años llegaban a avergonzarse y donde relucían títulos dedicados a la bolsa, a las mascotas y a la historia de la electrónica. Un horror.

4 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Qué magnífica nota, hace tiempo que estoy sigueindo este semanario. Se ve que estas en todas gabrielito. Yo sé a qué librería se refiere, es indudable que se trata librería El Virrey. Que pena que la magnífica librería de viejos se haya retirado. Éxitos Gabriel.

1:17 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

El Virrey, que era un lugar democrático, ahora se ha vuelto un antro de pitucos miraflorinos insufribles. El que era un lugar de libros que sólo se podían hallar en esa libreria, ahora está llena de la huachaferia libresca del gusto de su nueva clientela. No por gusto la fiesta de inauguración fue reseñada en la crónicaa social de El Comercio.Antes eren los lectores del Virrey, ahora es la "gentita" analfabeta funcional de El Virrey. La librería se ha hecho Virreinal.

5:08 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

No había leído este post, que buena... pero, es cierto el nuevo Virrey se ha vuelto tan "chato" a nivel libresco.

9:35 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

A los anónimos que esperan en vano:
Queda claro que no voy a aprobar comentarios insultantes, ni a terceros ni a mi persona. La mejor manera de exponer una opinión es argumentando. No se tiene que llegar a la bajeza.
Ss
Gabriel

5:13 p.m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal