El Hablador, periódico de literatura

Días atrás recibí el periódico de literatura El Hablador.

Si me preguntan qué pienso de El Hablador, es decir, de la homónima revista y blog, no tengo más que responder lo siguiente: se trata de un referente importante en el quehacer literario en castellano. Si no me equivoco, la revista fue una de las pioneras en difundir literatura por internet, cuando en la protohistoria más de uno denostaba de las grandes ventajas que ofrecía la red.

Entonces, El hablador (revista, blog y ahora periódico) es una marca. Por ejemplo, más de un escritor (joven, de preferencia) añade a su hoja de vida el hecho de haber publicado allí.

Ahora, si la revista y blog tienen miles de lectores, es lo que menos debe importar.

Aparecer en El Hablador es un plus. Así de simple.

En cuanto al homónimo periódico, pues lo leí en una hora, sintiendo la intensidad del sol mientras bebía una Coca Cola helada y fumaba.

Me gustaron, sí, el artículo de Francisco Ángeles sobre la muerte de los blogs, la buena entrevista-río, a lo Ben Fong Torres, de Juan Francisco Ugarte a Augusto Higa, las reseñas de Rómulo Toro Toro y Lenin Pantoja Torres y dos de los tres poemas (que forman parte de Roberts Pool Crepúsculos) de Roger Santiváñez. Pero no puedo compartir mi entusiasmo por los textos de ficción, ya que esperaba más de sus autores, Francisco Izquierdo y Omar Guerrero, ambos con relativo recorrido en el oficio narrativo, que nos ofrecen cuentos que parecen de taller, predecibles en tópico y signados por una pedantería idiomática que confunde versatilidad con facilismo.

Para ser el primer número de este periódico, se ha dado un buen paso, firme y, en especial, percibo que sus encargados tienen las ideas claras de que es lo que se quiere hacer. Es decir, no estamos ante un primer y último número. Además, hay que esperar  aún mucho más de las siguientes ediciones, ya que seguramente se contará con la participación de excelentes articulistas de la casa, como Alejandro Neyra y José Rosas Ribeyro.

Y un dato importante: la publicación es no venal y la puedes encontrar en las librerías de Lima.