Novelitas callejeras
El domingo pasado me
puse al día con Breaking Bad. No
tenía planeado salir para nada y sentía que debía corroborar lo que algunas
amistades me decían de la serie. La maratón arrancó a las nueve de la mañana. A
eso de las cuatro de la tarde, tuve ganas de leer, al menos un par de horas, o
tres a lo mucho, para luego volver a la maratón.
Para este tipo de ocio,
lo preferible es coger un libro que ya conoces. De esta manera avanzas rápido y
sin cansarte. Fue así que elegí Trilogía
callejera de Lima (Tajamar Editores, 2011) de Fernando Ampuero. En la
publicación tenemos sus novelas breves Caramelo
verde, Puta linda y Hasta que me orinen los perros; todas
ellas, cuando se publicaron por separado, fueron muy bien recibidas por los
lectores. En este sentido, no creo faltar a la verdad si digo que Ampuero debe
ser uno de los contados escritores peruanos que más vende después de Vargas
Llosa. Desde el punto de vista de la crítica, y centrándonos en estas tres
novelitas, solo Caramelo verde ha
recibido saludos más que entusiastas, unánimes. Las otras dos corrieron suerte
distinta, con muy buenas, descriptivas y, en ocasiones, malas reseñas.
No conozco escritor
alguno que no se alucine la pluma más lograda en la historia de la literatura.
No pocos defienden su propuesta en base a lo que la crítica dice de ellos, sin
embargo, lo que siempre voy a tener en consideración es el favor gratuito y
desinteresado del lector, pero del lector que lee por placer, no de esos que
van tras las idioteces místicas y dizque sanadoras de Coelho. Se hace necesario
hacer esta diferencia, porque es muy complicado conquistar al lector que lee
por placer (el que busca leer una historia en sus ratos libres, por ejemplo) y
más aún en Perú, un país en que se lee tan poco, al punto que se piensa que las
personas que consumen libros forman una élite. En este sentido, Ampuero ha
ganado en buena lid a sus para nada pocos seguidores. Las tres novelitas de
ahora son una muestra del por qué. En estas hay argumentos interesantes, como
el narcotráfico, la prostitución y el bandalismo organizado, condimentados con
el conocimiento de causa (tengamos en cuenta su trayectoria periodística) que
este tiene de Lima, pero de esa Lima de las calles del centro y los conos,
cuyos personajes dejan de lado sus buenas maneras (si es que la tienen) para
mejorar en algo su nivel de vida, sin importarles delinquir y trampear. Hombres
y mujeres que intentan hacerse a sí mismos, inmersos en el espíritu caótico de
la ciudad, en su jungla de cemento.
No es la primera vez,
ni la última, que los sujetos de Lima son abordados en nuestra tradición
narrativa. Existe una bibliografía rica al respecto. Sin embargo, Ampuero marca
una diferencia, creo yo sustancial, y esta radica en que la configuración de
estos queda libre del hálito ceremonioso, denunciable y aleccionador, lo que le
permite tratarlos sin afeites y desplegar así harto humor (a veces muy ingenuo)
y verosimilitud.
Pues bien, lo que gusta
más (ojo: no solo a mí) es el estilo. Más de un purista podría decir que estamos
ante una trilogía que ejemplifica una pobreza verbal. Imagino que es muy fácil
catalogar desde la distancia, pero otra cosa es estar en pleno campo de juego.
El estilo que se emplea parece fácil, pero no, no es así, en absoluto. Conseguir
la transparencia narrativa es muy difícil, en su hechura ha tenido que correr
mucho canibalismo. No hay otra. Y me aventuro a especular lo siguiente: el
éxito de este escritor radica en su maestría en el lenguaje funcional al
servicio de sus historias. Te lees esta trilogía en dos horas y media y las
recuerdas, no al detalle, pero las recuerdas.
2 Comentarios:
Recuerdas un montón de errores de estilo y uso desmedido del lugar común. Salvo Caramelo verde lo demás solo es una repetición. Ampuero es un escritor mediocre. Ojalá escriba una novela sobre su paso en cartas . Tal vez allí podría mostarrnos un universo narrativo importante . Algo quizá mejor que lo de Bayly y su libro sobre La Prensa. Eso de tildar de amanerado a Hugo Guerra en la novela El peruano imperfecto es vileza.
eso es lo que me fastidia de este tipo de comentarios: no se leen los libros de Ampuero, se lee al Ampuero persona. Obvio, 'Caramelo verde' es una pequeña joya, pero jamás he señalado que las otras dos sean una mera repetición.
G
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