Para lectores
Algunos amigos me habían pasado el dato
de una librería en el centro de Arequipa. “G, esa librería es para ti”, me dijo
hace buen tiempo una gran amiga.
En Arequipa hay librerías, pero ninguna como
esta, que encontré mientras merodeada por el centro y me distraía viendo desde
los arcos de la plaza a Roxette en el atrio de la catedral. Así es, Roxette
deleitando a cientos de nostálgicos noventeros tarareando sus más conocidos temas.
Para dar con El Lector tienes que
caminar despacio por la calle San Francisco, mirar bien los letreros de cada
uno de los negocios. A la primera distracción, te pierdes. En cierta medida, se
trata de una librería oculta, hay que esforzarse un poco para encontrarla.
Una vez que ingresas, sientes como si
estuvieras en otra dimensión. No hace falta haber entrado a otras librerías
para tener la certeza de que estás ante una diferente, a una en la que te es
posible constatar que hay un criterio lector en la selección de títulos. Eres la
absoluta nada ante lo que ves. Estás en un agujero negro.
Recorres con paciencia los anaqueles y
en cada lugar en el que se posa tu mirada, hay un libro que es pura carne. En verdad,
ni en Lima he visto lo que se puede encontrar aquí. Las secciones están muy
bien distribuidas y nutridas, aunque no te extrañe que la de literatura peruana
contemporánea sea un poco rala, pero eso es lo de menos ante lo que te rodea.
Podría detallar lo que vi, pero no. No
lo haré. El que se considera lector, no de los eventuales, sino el voraz, el
que solo es capaz de ver la vida a través de los libros, la tiene que conocer.
Verás lo que hay y te darás cuenta de lo que cuestan. Pagar te dolerá, quizá poco/mucho,
pero nadie te quitará la satisfacción.
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