Devolviendo el favor
Recuerdo que hasta hace unos años se comparaba al ex dictador panameño Manuel Noriega con Alan García. La relación no era tan antojadiza como podría pensarse. Ambos compartían no pocos lazos en común. Sobre ellos estaba el aura de la sospecha (razonable) del enriquecimiento ilícito y la violación de los derechos humanos. La historia ya es conocida: el panameño fue arrestado por un escuadrón de marines mandados por Reagan, mientras que el Rey de la Hiperinflación vivió un exilio dorado aduciendo ser víctima de la persecución política del gobierno de Fujimori, a quien ayudó con esmero a llegar al poder en 1990. Claro, el chongazo de la persecución a García horas después del autogolpe de Fujimori sólo fue una muestra de que cuando hay que retribuir los favores políticos, estos tienen que hacerse bien, con su cuota de indignación y supuesto afán de justicia, en otras palabras: todo un canto a la criollada que terminó con el sujeto que ahora nos gobierna “escapando” de la "persecución" dentro de un automóvil que lo llevó a refugiarse en la embajada de Colombia.
En política no hay casualidades, pero muy pocas veces la justicia, o el intento de ésta, termina imponiéndose, tal y como pasó hace unos días con el fallo judicial que llevará a Manuel Noriega a ser juzgado en Francia y así no ser sometido a la justicia panameña, como era su intención. Para el ex dictador panameño la jugada le ha salido muy mal, puesto que si regresaba a Panamá iba a gozar de las gollerías políticas y judiciales de un sistema por lo más endeble y corrupto. Noriega mantiene oculta una gran fortuna, y lo que es un verdadero temor para sus enemigos políticos: sabe mucho de la carrera política de ellos el soberano jijuna. Si este enano con rostro de mazorca retornaba como si nada al país que trató como su chacra, pues iba a cumplirse el patrón que sólo ocurre en casi todos los países latinoamericanos: la vuelta de los dinosaurios políticos que hicieron lo que le dio la gana con la democracia y el respeto a la libertades. A muy buena hora que la justicia francesa se animó.
Ojalá las cosas fueran así. Pero no. Por ello, no creo que sorprenda el aplazamiento del anuncio del fallo de la justicia chilena sobre la extradición de Fujimori, fallo que ya ha sido decidido y que su demora tiene como protagonista velada a la mandamás chilena Bachelet que, oh casualidad, es la primera interesada en asegurar un tratado de libre comercio con Japón, país que ve como héroe a este otro jijuna. Sin embargo, más allá de los intereses de la clase política del país del sur, vale recalcar, todas las veces que se pueda, la evidente falta de interés del gobierno de Alan Gabriel García Pérez por facilitar de información a la justicia chilena.
La aparente objetividad de los miembros del APRA por dejar que el proceso de extradición se dé en sus cauces normales los delata, puesto que no es lo mismo ser objetivos a no querer, o dejar, brindar la necesaria documentación que sustente con pruebas los evidentes prejuicios cometidos por el sinverguenza Fujimori en sus 10 años de dictadura. Una clara muestra de que en política pueden devolverse los favores de muchas maneras, y vaya que el APRA es campeona en ello. Su historia política está repleta de estas acciones. Y siguiendo la lógica de este “dame que te doy”, García viene ofreciendo una supuesta "nueva" manera de ayudar a quienes lo ayudaron: haciéndose el huevón. Claro, él sabe bien que ahora es su turno.
2 Comentarios:
Te doy toda la razón.
OE, YA PARALA PE
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal