3 segundos históricos: USA vs URSS, la Final de Basketball de Las Olimpiadas de Munich 1972
Las Olimpiadas de Munich 1972 es la más recordada de todas. Se desarrolló en la Alemania Federal (del 26 de agosto al 11 de setiembre); en plena guerra fría, época en la que Estados Unidos y La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) no pocas veces dejaban de hacer, en todo el orbe, lo que les venía en gana, casi siempre por medio de sus institucionalizadas organizaciones terroristas como la CIA y la KGB.
A pocos días de la culminación del evento, este fue testigo de un hecho escabroso: el 5 de setiembre un comando del grupo terrorista palestino Setiembre Negro, el cual tenía evidentes lazos ideológicos y religiosos con el futuro Premio Nobel de La Paz Yasser Arafat, irrumpió en la Villa Olímpica. El resultado de la incursión es conocido: once integrantes de la delegación de Israel (entre atletas, entrenadores y dirigentes) fueron cobardemente acribillados. Esta masacre puso en riesgo la seguidilla de juegos que faltaban, pero Avery Bundage, Presidente del Comité Olímpico Internacional, ordenó que estos continúen. También se forzó a regresar, por razones de seguridad, a sus países a todos los atletas de origen hebreo, entre los que de lejos destacaba Mark Spitz, el nadador estadounidense ganador de siete medallas de oro.
Sin lugar a dudas, el terrorismo había empañado el certamen. Sin embargo, días antes del fatídico 5 de setiembre, el 27 de agosto en el Rudi Seldmayer Halle, se llevó a cabo la Final de Basketball entre Estados Unidos y la URSS. (Eran años de abierta confrontación entre el Capitalismo y el Socialismo. “Competencia” y “Emulación”. Cada cual quería demostrar ser el mejor en todo: en la cultura, en el arte, en la ciencia y, por supuesto, en el deporte) Por decir lo menos: la final soñada entre estas dos superpotencias deportivas, el encuentro a ver en Munich 1972.
Los norteamericanos tenían la supremacía en Basketball desde las olimpiadas de Tokio 1936. Pero en Munich los soviéticos estaban dispuestos a, sí o sí, llevarse el Oro en este deporte. No extraña entonces que haya sido el equipo de basketball de la delegación soviética el que recibió los mejores tratos, al punto que llegó en avión privado a la ciudad alemana.
Ambas escuadran derrotaron categóricamente a sus respectivos rivales en las fases de eliminación. Y lo que sorprendió a muchos fue el accionar del equipo norteamericano, el cual como nunca antes hizo gala de un sistema ultra defensivo, obra y gracia del entrenador Henry Iba. Cosa contraria pasó con la escuadra roja, que privilegió un esquema de ataque permanente.
(Para los pocos que no saben: en basketball se juega en “tiempo real”. El reloj se detiene ante faltas y tiempos muertos requeridos. Por eso los partidos muchas veces sobrepasan los mezquinos quince minutos de sus dos etapas.)
Desde los primeros minutos de juego los soviéticos ya tenían una ventaja de 10 puntos. El equipo gringo no salía de la pusilanimidad y los periodistas acreditados empezaban a sindicar a Iba como el principal responsable. La primera etapa finalizó 26 a 21 a favor de los rojos.
Para la segunda mitad, Iba, contra todo pronóstico por lo que vio de su equipo en los partidos anteriores, ordena marca a presión con salida a los aleros y ataques en diagonal, pero los rojos estaban imparables, sus contragolpes eran letales, cuidando la ventaja, ahora en 38 contra 28 puntos. Sin embargo, la vergüenza de no perder salió a flote. Iba mantuvo la nueva táctica y, carajeada de por medio, sus dirigidos empezaron a sumar puntos.
A falta de 55 segundos para el final, la ventaja era de 49 a 48 para los soviéticos, quienes querían que el partido se acabe ya…
Los segundos corrían, los nervios patentizados en fríos sudores resecos fueron el preámbulo para lo que en los segundos finales llegó a ser el intercambio de sueños y pesadillas en ambas escuadras: dos tiros libres para los norteamericanos.
El encuentro quedó igualado en el primer tiro libre, ejecutado por Doug Collins, pero antes del segundo tiro, el entrenador Vladimir Kondrashin, en una actitud que linda la criollada, pidió tiempo muerto para enfriarlo, desconcentrarlo... De todas maneras Collins sumó el punto que colocó a su equipo en la inesperada ventaja de 50 a 49.
Faltaban solo 3 segundos para el final. Si en verdad los soviéticos querían ganar, pues de todas maneras tenían que lograr una canasta de 2 puntos. Demasiada tensión para los equipos. Ahora los defensores de la medalla de oro eran los que deseaban que el partido se acabe ya…
El árbitro brasileño Renato Riguetto anuló el primer saque de los soviéticos. Este reparó en el hecho de que el reloj se había detenido luego de los tiros de Collins. Ningún bando reclamó, la decisión se ajustaba a las reglas… Para el segundo saque, el balón cruzó el campo en dirección a Modestas Palauskas, quien al estrellarlo en el tablero, desató la algarabía total en el Rudy Seldmayer Halle. Abrazos, llantos y besos en los equidistas norteamericanos. Por su parte, los soviéticos no lo podían creer, más de uno se vio pudriéndose en Siberia, preferían la muerte inmediata a regresar sin nada cuando prácticamente lo tuvieron todo para coronarse campeones olímpicos. Los relatores televisivos y radiales consolaban a los perdedores como campeones morales, puesto que por lo demostrado en los partidos, la URSS era el mejor equipo.
Sin embargo, una poderosa presencia bajó por las gradas. El Secretario General del Comité Olímpico William Jones le ordenó a Riguetto jugarse otra vez los 3 segundos finales. ¿La razón? Invasión del campo de juego por parte de la suplencia y los periodistas acreditados. Algunos analistas deportivos sugirieron que lo más saludable para los norteamericanos era que se retiren, en vista de que lo acabado de hacer por Jones tenía una sola definición: intento de robo. Sin embargo, Henry Iba aceptó el capricho del mandamás.
El tercer saque: el balón voló a las manos de la estrella roja Aleksandr Belov, quien, luego de desprenderse de un par de gigantes, encestó. 51 a 50.
Horas después la delegación perdedora apeló. El Comité Olímpico se reunió y resolvió el reclamo a votación. Los directores de las delegaciones de Italia y Puerto Rico votaron a favor de Estados Unidos. Y los de Bulgaria, Cuba y Rumania se alinearon con La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Las décadas han pasado y se sigue discutiendo sobre los pormenores de esos 3 segundos finales. ¿Robo? ¿Justicia deportiva? ¿Así es el basketball? Lo única certeza es que las medallas de Plata aún permanecen en la caja fuerte de un banco de Zurich. El dolor es tan grande que todos los subcampeones olímpicos de 1972, en actitud de evitar posibles estupideces familiares, han estipulado en sus respectivos testamentos que esa medalla no debe ser reclamada, ni mucho menos aceptada, bajo ninguna circunstancia.
7 Comentarios:
Si comentas un partido de basketball para que meterle la cuota soapechosa de parcialidad politica. Que no te guste lo que sea es tu derecho pero al pan hay decirle pan y cuando es vino no se puede decir vinagre.Un Abrazo.
He tratado de ser muy imparcial en el post. Los juegos de Munich 1972 sí estuvieron marcados por influencias políticas en las delegaciones alineadas y no alineadas. Felizmente el deporte se impuso, no por nada es la olimpiada más recordada (con sus alegrías y tragedias). A mi parecer, y más allá de cómo ganó, el equipo de basketball de la URSS fue el mejor.
Gabriel.
De acuerdo en que des una vuelta a lo externo del partido, pero de ahí a meter hasta a Yasser Arafat ya es un exceso...casi casi estaba por cortar la lectura y buscar otra que me mande de lleno al partido. Saludos
Buena reseña. No traten de decirle a Gabriel como debe escribir, todos tenemos nuestro libre albedrio no creen?
es muy sintomatico que el arbitro brasileño rigoletto ,que fue obligado a ampliar tres segundos mas El partido por ORDEN del delegado del comite olimpico el señor jones.SE NEGO A FIRMAR EL ACTA DEL PARTIDO,ESO LO DICE TODO,UN ARBITRO QUE TUVO LA DIGNIDAD DE NO RUBRICAR CON SU FIRMA UN ATROPELLO HISTORICO
Pocas veces he visto tanta imbecilidad en un texto tan supuestamente serio.
Amosaver:
Hechos probados:
1.- Antes de los de los tiros libres ¿cuántos segundos quedaban? tres, o sea, 3.
2.- Entre tiro libre y tiro libre el comisario de la KGB, o el entrenador de la URSS, ¿pide o no pide tiempo muerto?. Lo pide
3.- Sacan los soviéticos y, desde que sale el balón hasta que suena la bocina ¿pasan 3 segundos? No, no pasan. Pasa apenas 1
Ergo, haya o no haya señores que bajen las escaleras, esté o no Fidel Castro presente entre el público, parezcan o no prepotentes los americanosdelnorte, ¿es justo volver a sacar de fondo con 3 segundos de tiempo?. Sí, lo es
Ítem más: ¿es ridícula a más no poder la defensa de los americanos delnorte en la jugada más importante del partido? Sí, lo es. ¿A cuento de qué hay 3 jugadores en campo contrario esperando no se sabía qué? No se sabe
¿Es tendencioso y ridículo el texto de aquí el blogger? Lo es
¡Anda por ahí, tío!
Uys, ya verás, que pone que "Se ha habilitado la moderación de comentarios. Todos los comentarios deberán ser aprobados por el autor" y este seguro que no lo aprueba. Ufff
mas alla de las lecturas politicas que no se deberian hacer del partido,pese al contexto de guerra fria que se respiraba en el aire,lo cierto y verdad es que la pareja arbitral tiene y ha tenido siempre la ultima palabra de cuando termina un partido,resulta INSOLITO que una autoridad olimpica se inmiscuya en la actuacion de una pareja arbitral que es libre y soberana de decidir cuando termina un partido.es evidente que esa final olimpica esta marcada por la decision de una autoridad olimpica que no respeto la actuacion de una pareja arbitral sobre el momento de finalizacion de un partido,jamas se ha dado una situacion similar en una competicion deportiva,la decision del arbitro brasileño de no firmar el acta final del partido certifica la irregularidad de la decision ultima de prorrogar tres segundos a un partido oficialmente terminado
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