miércoles, febrero 24, 2010

Edward Bunker (Mr. Blue), el escritor de novelas policiales


En el blog La trinchera cósmica, de mi amigo Montero Glez (su gran novela SED DE CHAMPÁN puede encontrarse en Ibero, y pido desde este espacio a los distribuidores de Mondadori que repongan lo antes posible CUANDO LA NOCHE OBLIGA, que me falta leer), doy con el post Mesilla de noche, en el que nos detalla las últimas pinceladas que viene realizando a su nueva novela PISTOLA Y CUCHILLO, de la que sus lectores tenemos muchas expectativas luego de su arrolladora PÓLVORA NEGRA (ganadora del Premio Azorín de Novela 2008 y publicada por todo lo alto por Planeta).
Como todo escritor que se precie de serlo, Montero es un tremendo lector. El amor por la lectura es lo que nos une, suficiente con eso, no entran a tallar nuestras evidentes diferencias ideológicas. Y no tengo reparos en aceptar que no pocas veces pirateo sus recomendaciones librescas para inmediatamente ir tras ellas. El referido post no es pues la excepción, ya que encuentro un dato que seguramente a más de uno llamará la atención.
Quiero creer que todos hemos visto la película RESERVOIR DOGS, de Quentin Tarantino. ¿Se acuerdan del matón Mr. Blue? Pues bien, no tenía la más mínima idea de que el actor que lo interpretaba, Edward Bunker (1933 -2005), también fue un reconocido escritor de novelas policiales, de la mejor vertiente del Hard Boiled, a las que nutría con su durísima experiencia de vida. En el post Montero da cuenta de las novelas NO HAY BESTIA TAN FEROZ y STARK. Si quieren comprar estas novelas de Bunker, clic aquí.

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A raíz de los comentarios en esta Trinchera, relacionados con Bakunin y su lectura aristotélica y donde se viene a decir que la situación transforma los caracteres en la tragedia, he de ponerme de parte de los que saben que la corrupción del artista va relacionada con las aspiraciones burguesas que el artista asume. Cuanto mayor sea la aspiración, mayor será la intensidad de la tragedia en la que el artista se vea envuelto.
Nunca será igual un artista glotón de focos grandes que otro que llene sus apetitos con linterna, no sé si me explico. Por si acaso, yo prefiero mantenerme en las sombras; alejado de los cenáculos literarios, las presentaciones y todo ese jaleo. La vida literaria me produce picor de pies. Soy artesano; mantengo una relación gustosa con mi trabajo que practico a mano, como el que se hace pajas. De ahí que me cueste tanto eyacular cuando se trata de poner por medio el cacharrito. Pero ese es otro cantar. Lo que vine a decir es que desde hace tiempo me viene rondando el porqué del aburguesamiento de los novelistas célebres, llegando a la conclusión de que la ficción es una variedad literaria que practican con maestría los conservadores, esto es, la derecha, pues trastocar la realidad siempre ha sido su práctica.
Siguiendo con lo mismo, en estos días releo a Vargas Llosa, su Conversación en la Catedral. Repaso los diálogos ebrios, la maestría del peruano cuando se trata de poner a hablar a los personajes frente a unos vasos que emborrachan sus recuerdos. Llevo tiempo repasando los diálogos de esta gran obra, ejercitándome con ellos para vertebrar la novela que ahora termino: Pistola y cuchillo. El discurso que mascullan los personajes de una novela no ha de tener una palabra de más. El lector puede agotarse y Vargas Llosa lo sabe. Por ello convierte una conversación en el hilo conductor por el que se va tejiendo un tapiz cruzado de vidas.
Al igual que hace el viajero cuando busca el retorno, cuando llega la noche vuelvo a la novela negra; leo a James Ellroy, otro facha, y al William R. Burnett, facha también, y al Budd Schulberg, este último un chota, además de facha y un hijo de la gran puta, pero que se purificó escupiendo su culpabilidad sobre la hoja en blanco, de ahí la temática social que destilan sus novelas. Así lo interpreto yo. Por ejemplo, en Más dura será la caída retrata las luces y las sombras del boxeo. No hay que olvidar que Budd trabajó como guionista de La Ley del silencio de Elia Kazan, otro chota, otro hijo de puta. Tampoco hay que olvidar que junto a Kazan, el muy membrillo acusó a sus compañeros. Para hacerles un chirlo en la cara a ambos. Con todo y con eso, yo los disculpo. Eran grandes artistas.
Puestos a juntar placeres, literatura y cine, he de confesar que en los últimos tiempos me he enviciado con Edward Bunker, el mismo que hizo de Mr. Blue en Reservoir Dogs de Tarantino. Un pájaro de los bajos fondos, trullero y embaucador que ya contó su vida en La educación de un ladrón y ahora vuelve con dos novelas casi al tiempo. No hay bestia tan feroz es la primera y la otra se titula Stark.
En No hay bestia tan feroz, el protagonista Max Dembo vuelve a su casa después de haber estado un tiempo a la sombra. Como no sabe hacer otra cosa se dedica a planear palos. Luego está el fondo, el retrato social de lo chungo Un pozo ciego con hipodérmicas afiladas directas a chutarte un buen pico. Sólo tienes que asomarte y dejarte caer. Edward Bunker, que sabe de lo que escribe, se pega un paseo entre la delincuencia más bajuna y la sangre más infecta, mostrando que la propiedad y el robo son hijos de un mismo coño.
En Stark, el novelista Edward Bunker vuelve a poner a brillar a la mierda con esa calidad de diamante que sólo él transmite. Stark es un canalla enganchado al que le ponen cachondo los coches y las putas de lujo. Bunker cuenta a Stark desde la orilla del desastre y sin respiro. Mirándolo bien o sabe hacer otra puta cosa. A Stark le pasa lo que a mí, pero con una diferencia: Que yo no tengo aspiraciones burguesas. Con una buena novela y posición horizontal no le pido más al mundo. Si además tengo lectores como vosotros, me doy por satisfecho.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Joder, qué buena!!! nadie sabía nada de él viendo la película del gran Tarantino. Además no habla mucho.

Un dato interesasnte...

5:24 p.m.  

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