miércoles, diciembre 15, 2010

Diarios de bicicleta

En la sección Escaparate de Novedades del colectivo El Boomerang, encuentro la publicación del volumen de crónicas DIARIOS DE BICICLETA, del ex mandamás de los Talking Heads David Byrne.


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«Como en muchos otros lugares, yo soy casi el único que anda en bicicleta. una vez más, sospecho que el estatus puede ser una buena razón para explicar esto; andar en bicicleta implica pobreza en muchos países. pedaleo en las vegas y me dicen que las únicas otras personas en bicicleta allí son aquellas que lo perdieron todo apostando. ellos perdieron empleos, familias, casas y, supongo -el último insulto para un norteamericano- sus automóviles.» David Byrne
Un conjunto de crónicas donde el ex líder de Talking Heads plasma su personal visión de una serie de ciudades vividas al particular ritmo y escala de la bicicleta.
Los Diarios de bicicleta de David Byrne son postales urbanas llenas de color y música. Notas sueltas sobre barrios, edificios, galerías, bares, calles, monumentos, prostíbulos, puentes, casas, parques, además de bocetos ágiles de los habitantes de estos rincones. Denver desolado; Berlín escondiendo la sordidez en su fanatismo de orden; suburbios que veneran el mal, arquitecturas desalmadas; manantiales de creatividad. El artista medita sobre la censura, la memoria, los estereotipos, la violencia. Apuntes sobre el arte y la música de cada vecindario visitado. Las estampas que dibuja son también un discreto alegato a favor de la ciudad. Byrne sabe bien que el cemento, el vidrio y la piedra (para invocar otra canción suya) nos esculpen. Las calles, los barrios, los árboles en las aceras, las glorietas nos dan forma. Byrne disfruta de los numerosos sabores de lo urbano: el anonimato que permiten las grandes concentraciones y la intimidad de ciertos barrios. El trazo caminable y cierto desorden excitante, incluso el peligro que acelera la sangre. Ciudades vivas, sensibles, en movimiento. Observar una ciudad, involucrarse en ella es uno de los grandes gozos de la vida. Es parte, dice Byrne, de lo que significa ser humano.
Desde hace treinta años, David Byrne se mueve por Nueva York en su bicicleta. Y cuando viaja por el mundo para dar un concierto, grabar un disco o montar una instalación, añade a su equipaje una bicicleta portátil. Y siempre procura tener tiempo para perderse por las callejuelas de ciudades en su bicicleta.

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