"Atormento a mis personajes"
En Revista Ñ encuentro una más que interesante entrevista de Horacio Bilbao al extraordinario narrador irlandés John Connolly. “Atormento a mis personajes.”
Imagino que para algunos puristas de la literatura, Connolly debería ser considerado un autor menor, esa parece ser la maldición de los que venden mucho.
Los que quieran leerlo, pueden encontrar –con un poco de paciencia- en las librerías limeñas su novela TODO LO QUE MUERE.
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Tratándose de un irlandés, católico, y de un referente de la novela negra con componentes sobrenaturales, es extraño que a John Connolly lo sorprenda la cerveza argentina. Incluso a sabiendas de que su inspector Charlie Parker es casi un bebedor empedernido. “Es un monstruo”, dijo sobre el envase de litro que acostumbramos a destapar acá. Y agregó que en adelante sólo beberá vino en Buenos Aires. Vino, acompañando toda la carne posible. Afable y reflexivo, habló con Ñ sobre sus novelas de misterio, que son un éxito de ventas. Y dijo que prefiere llamarlas así “porque me amplía el panorama y puedo incluir los temas sobrenaturales”.
En relación a la inclusión de lo sobrenatural, ¿cuál es el límite para ser creíble? Es una pregunta de un millón de dólares. Depende del lector. Algunos encontrarán que en mis libros lo sobrenatural hace sombra, pero para otros cualquier pizca de condimento sobrenatural es demasiado. Soy muy consciente de no sobrecargar los libros. El padre Ronald Knoxs, en los comienzos del siglo XX, formuló las siete leyes de la literatura policial. Una de ellas era no a los fantasmas. Los fantasmas no pueden cometer crímenes. Pero también decía que no podía haber chinos. Esas reglas no son aplicables hoy, pero entonces las raíces de la novela negra, sus normas, estaban basadas en el racionalismo. Lo sobrenatural era todo lo que un policial no era. En cambio, yo lo veo como si fuera otra faceta de la novela negra.
¿Qué dice cuando lo comparan con Stephen King? Es inevitable. Los dos escribimos sobre Maine y hemos convertido ese lugar en un mito. Hay poco de lo sobrenatural en lo mío y mucho en lo de él, pero sospecho que él influyó en mi escritura. Creo que está subestimado por el género al que se dedica, y porque es muy prolífico. Parece que mientras más produces menos valor tiene tu trabajo.
¿Le preocupa el prestigio que la crítica les otorga a los autores de policiales? Es una vieja discusión, no sólo referida a los autores de novela negra sino a cualquier literatura popular. Los autores populares siempre han querido que la crítica los reconozca y los más literarios han querido tener las ventas de los populares. Y eso es incompatible. Pero los autores de novela negra hemos ganado mucha consideración, ya no vivimos en un ghetto. Estamos en un lugar muy afortunado, así que es hora de no quejarse más.
Como autores prolíficos, generadores de series, sagas, necesariamente repiten estructuras narrativas y personajes, ¿cómo maneja esa situación para no aburrir al lector? Lo curioso es que los lectores no quieren ser sorprendidos. A la larga buscan lo mismo, contado de manera diferente. Tal vez el impulso del escritor sea distinto al del lector. Mi solución es hacer que cada libro sea bien diferente del anterior, estructural o temáticamente. Y la otra forma es crear una historia general y de fondo, que subyace a todas estas novelas. Pueden leer la quinta novela y disfrutarla, pero si han leído las otras cuatro tendrán un panorama general mucho más rico.
Ese panorama es la vida de Charlie Parker. Una vida muy cruel, ya que perdió a sus padres, a su mujer y a su hija… Yo he sido muy cruel con él. Yo soy su dios.
¿Cree realmente que alguien puede salir airoso de semejantes catástrofes? El lector espera que salga. Parker ha sido dañado pero no está muerto. Los lectores pretenden que el personaje de la novela sea más fuerte de lo que ellos serían. Física, emocional e intelectualmente. No es Superman, tiene fragilidades que destruirían a otro ser humano, y lo equilibro con cualidades que le permiten sobreponerse a las calamidades. Parker es muy humano y lleva dentro la fuerza que muchos desearíamos tener. Y esa fuerza viene de estas terribles circunstancias. Hay algo interesante en el sufrimiento, que no está en la felicidad. Los autores de novela negra somos culpables de atormentar a nuestros personajes centrales. Hay algo de sadismo en eso.
Pero es un sadismo que usted balancea con su mirada espiritual de la vida… Espero que en mis novelas Parker vaya hacia la redención. Esto sucede mucho en la novela negra, particularmente en las escritas por autores católicos. Los conceptos de redención, perdón o salvación están siempre presentes.
Además de Parker, hay dos personajes intrigantes, Theo y Angel, ambos violentos y homosexuales.
Excepto en Japón.
¿Perdón? Sí, en Japón les quitaron todas las referencias a que fueran homosexuales. Los convirtieron en dos muy buenos amigos que viven juntos.
¿Cómo sucedió? La traducción lo modificó por nuestras diferencias culturales. Y no hay ningún tipo de control sobre esto, no hay manera de saberlo hasta que sucede. Es muy curioso.
Parece no molestarle, ¿cómo hizo frente a esta situación? Ya era demasiado tarde cuando me enteré de que esos personajes ya no son gays. Pero es una buena pregunta, porque una buena traducción no se hace de manera directa. El acto de traducir es creativo, y los mejores traductores tienden a hacerlo, son escritores muy raros, sin esos egos enormes, hay que tener muy poco ego para utilizar tus dones y beneficiar a otro.
Desde el primer libro de la serie, “Todas las cosas muertas”, hasta el último recibido aquí, los niveles de violencia explícita han ido decreciendo, ¿por qué? Cuando escribí Todas las cosas muertas , quise que los lectores entendieran cómo un hombre puede ser dañado tanto. Así que el prólogo es demasiado violento. Hubo lectores que no pudieron superarlo, que no pasaron de allí. Hoy sería mucho más sutil. Es muy fácil usar la violencia como motor para que las novelas marchen. Me preocupo entonces por mantener al lector interesado en el argumento y busco que, cuando la violencia aparece, sea un shock. Pero si hay menos violencia es porque espero estar convirtiéndome en un mejor escritor. Sin embargo, muchos de mis lectores dicen que Todas las cosas muertas es mi mejor libro. Entonces debería pensar que malgasté mis últimos diez años.
¿Cuál es su mejor libro? Yo creo que El libro de las cosas perdidas es mi mejor libro, porque es una novela muy personal. Dentro de la novela negra, creo que Los atormentados es un buen libro, allí me planteo un desafío: tocar el tema del abuso infantil sin que haya un solo caso de abuso infantil en sus páginas. Y el otro es Los amantes , pues hay en esta novela un truco, y todo lo que sucede en el libro ya sucedió en el comienzo del libro. Y gran parte de él son personas contándose las cosas que han sucedido.
¿Hay algo personal en el personaje de Wallace, el periodista que se volvió insensible de tanto practicar su oficio? En el caso de Wallace tengo muchos conocidos que han pasado por esa situación. Y en muchos universos paralelos tal vez yo sea él. Se hace las preguntas que a veces yo me hago. Por ejemplo, si debiera incluir o no elementos sobrenaturales en sus libros. Ese personaje es muy importante, porque es la primera persona que ve y sabe lo que Parker ve.
Ya hay dos libros más sobre la serie Parker, ¿que puede decirnos de “The Whispers”? No es un libro que contribuya a la mitología personal de Parker. En realidad, Los amantes trataba tanto de él, que en este libro lo volví casi un personaje periférico. Este es un libro sobre los efectos de la posguerra. Y el libro que estoy escribiendo ahora, después de terminar un cuento para niños, es un libro que se destaca por su no violencia. Es muy íntimo, está ubicado en una comunidad muy aislada, sobre un hombre que cuando era adolescente mató a una chica con un amigo. Y todo el efecto posterior de ese acto. La historia está guiada por una pregunta: ¿Qué es lo peor que has hecho?
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