martes, febrero 15, 2011

"Los cuentos y la literatura salen del mal, no del bien"

Reviso las páginas de Perú 21 y encuentro en la entrevista central al reconocido escritor Alonso Cueto.

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“Un maestro es alguien que despierta y desarrolla tus inquietudes. No solo te transmite información, sino ganas, estímulos y, algo que es fundamental en la vida: pasión… por el conocimiento, por el trabajo, por el estudio. Luis Jaime (Cisneros) decía que un maestro era un sembrador. Y él lo fue”. El novelista Alonso Cuento me habla de su amistad con Luis Jaime Cisneros.
LO CONOCISTE GRACIAS A TU PADRE (CARLOS CUETO FERNANDINI)…
Una vez, presentando uno de mis libros dijo: “Mi compromiso con Alonso es anterior al cordón umbilical”, pues conoció a mis padres antes de que yo naciera. Siempre lograba hacerte sentir que era tu amigo, pues hablaba jerga, improvisaba y contaba chistes, y ya sabemos que el lenguaje es muy importante.
FUE DETERMINANTE EN TU VIDA…
Sí. Cuando acabé el colegio, yo quería ir a San Marcos porque sentía que era una verdadera universidad, que la Católica era para niños ricos. Estaba equivocado, pero Luis Jaime fue a mi casa y me dijo que debía ir a la Católica, pues San Marcos tenía –felizmente ya no– muchos problemas. Ya en la universidad, iba a su oficina llevándole mis primeros textos. Los leía todos y me daba consejos y me prestaba libros. Uno de los momentos más memorables de mi vida se produjo cuando lo escuché leer El Aleph (y Alonso empieza a recitar de memoria el cuento de Borges).
LUIS JAIME TENÍA UN GRAN SENTIDO DEL HUMOR…
Era su estado permanente. Una vez le pregunté quiénes creía que habían sido los mejores presidentes del Perú y me dijo: “¿Por qué la pregunta en plural?” (risas). En la época de Velasco ponía este ejemplo: “Los animales tienen muchos colores, pero los gorilas tienen un color uniforme” (risas). Una vez, en Argentina, fue a ver a Ortega y Gasset: en las primeras filas había muchas ricachonas mientras los estudiantes estaban en cazuela. Ortega salió y las mujeres lo aplaudieron y este dijo: “Yo he preparado mucho esta conferencia porque no estoy acostumbrado a hablar 'ni a tontas ni a locas’” (risas). Las mujeres, obviamente, no se dieron cuenta, pero los estudiantes lo ovacionaron.
HAS VUELTO A ENSEÑAR EN LA UNIVERSIDAD CATÓLICA…
Sí, y estoy muy contento. Llevo una vida solitaria porque escribo, pero, dentro de esa soledad, rodearse con gente que está interesada en lo mismo que uno es estimulante y me saca de mi aislamiento. En este mundo de contingencias, es fantástico encontrarse con gente interesada en defender el conocimiento y la reflexión, lo fundamental de pensar, leer, investigar y compartirlo todo. Y la Católica es el lugar donde mejor se ha logrado esto en el Perú.
COMO CISNEROS, ¿QUIERES SER UN MAESTRO PARA ESTOS JÓVENES?
Nadie será como él. Es una figura extraordinaria, impresionante e irrepetible. Más que un guía, un profesor debe ser un compañero de ruta.
¿QUÉ HA SIGNIFICADO EL NOBEL DE VARGAS LLOSA PARA TUS ALUMNOS?
Un gran estímulo. La obra misma de Vargas Llosa es un estímulo extraordinario para los lectores, para los alumnos. También es un estímulo la gracia, la naturalidad, la sencillez y el afecto con la que ha recibido el premio.
¿TE SORPRENDIÓ EL DISCURSO?
Me pareció muy bueno, muy sentido: le salió del corazón. Mario es una de las pocas personas que siempre dice lo que siente y lo que piensa. Vargas Llosa se ha convertido en una especie de conciencia moral de nuestra sociedad. La gente puede no estar de acuerdo con lo que dice, pero siempre toma en cuenta su opinión porque sabe que es sincera.
AHORA LA GENTE LO LEE MÁS…
Esto siempre me ha sorprendido: ¿Cómo, siendo una sociedad que lee poco, hemos tenido a Arguedas, a Vargas Llosa a Vallejo, a Eguren, a Alegría, a Eielson, a Westphalen? ¡Qué cosa tan increíble!
¿TIENES UNA RESPUESTA?
Sí. Somos una sociedad dramática, conflictiva, llena de traumas y de problemas irresueltos; con conflictos de lengua, de etnias, de clase, de mezclas históricas. Y sociedades como la nuestra producen muchas historias. Las sociedades felices no tienen nada que contar. Para bien o para mal, el Perú te alimenta de sus historias traumáticas, por eso nuestra literatura es realista. Si uno va por la calle, le pregunta a alguien “¿cómo estas?” y te responden “bien”, la conversación se acabó. En cambio, si te dicen “mal” ya tienes un cuento. La literatura, los cuentos vienen del mal, no del bien. Por eso, es un privilegio para un escritor vivir en el Perú porque no hay literatura sin conflicto. Un novelista es un observador, un hurgador. Por eso, en su caso la pureza es negativa. La novela es el género que mejor representa lo imperfecta que es la vida… y en el Perú la vida es tan imperfecta…
VARGAS LLOSA TUVO DOS FRASES MUY LLAMATIVAS: “EL PERÚ SOY YO” Y “AL PERÚ LO LLEVO EN LAS ENTRAÑAS”…
Son ciertas. Siempre ha llevado al Perú en sus entrañas porque siempre tomó partido de una manera visceral ya sea a favor o en contra de las decisiones de los políticos. Por ejemplo, su oposición a Fujimori fue ejemplar porque este expresa lo peor de la política peruana. Separar a Fujimori de Montesinos es tan absurdo e ingenuo que no solo molesta, agrede.

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