lunes, junio 06, 2011

"El violento oficio de escribir"


El Virrey es la única librería en la que he visto publicaciones de la editorial española 451. En la sección de novedades de El Boomerang encuentro la última publicación del sello, El violento oficio de escribir del argentino Rodolfo Walsh. Dicho título tarde o temprano estará en la librería, a la que le pido, de paso, que realice la gestiones para traer algunos ejemplares de El desierto y su semilla de Jorge Barón Biza, también en 451.

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«De todos mis oficios terrestres, el violento oficio de escribir era el que más me convenía».
La regla fundamental del periodismo radica en la responsabilidad con la información. Los artículos de Rodolfo Walsh lo confirman. Escritor literario, político, militante con la verdad y la justicia; de prosa concisa y rotunda, es el gran cronista de la compleja historia reciente argentina
El violento oficio de escribir reúne la casi totalidad de las notas de prensa de este enérgico agitador de la palabra. Incluye un apéndice de excepción: la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, su último testimonio antes de caer acribillado en una emboscada de la milicia dictatorial.
«Precursor del Nuevo Periodismo, brillante narrador, polémico político, que adoptó la lucha armada como método de resistencia ante la dictadura militar, que fue víctima de la misma y al que hoy, más de tres décadas después de su desaparición, se vuelve a editar y leer». Joaquín Estefanía, El País
«Walsh como material sensible, volátil, inflamable, peligroso de agitar y sacudir antes de usar». Rodrigo Fresán
«La literatura argentina ha podido hacer de la clandestinidad un tema, un drama, un paso de comedia, una mística, incluso una jactancia o un prestigio. Para Walsh, en cambio, era algo radicalmente distinto: la condición misma del decir». Alan Pauls

CARTA ABIERTA DE RODOLFO WALSH A LA JUNTA MILITAR
1. LA CENSURA DE PRENSA, LA PERSECUCIÓN A INTELECTUALES, EL allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez, sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.

Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese «ser nacional» que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante solo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límites y el fusilamiento sin juicio.
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados. 

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