jueves, octubre 20, 2011

Compilación (Hidalgo) y cuentario de Bonilla



Hace algunas semanas leí dos libros que deberíamos tener muy en cuenta. Ambos publicados este año por el sello Revuelta Editores. Me refiero a la compilación Poemas simplistas y el cuentario Tanta gente sola. Su responsable: el reconocido narrador y poeta español Juan Bonilla.


Poemas simplistas cobija los siguientes poemarios del genial arequipeño: Química del espíritu, Simplismo y Descripción del cielo. Ahora, esta edición tiene un plus mayor. Y no quiero pecar de exagerado, aunque me sea inevitable: el prólogo de Bonilla debe ser el mejor texto que a la fecha he leído sobre nuestro poeta. Bonilla no cae en el aburrimiento académico, con él no va, al parecer, la escuela del resentimiento, sino que sabiéndose dueño de sus recursos como narrador, nos ofrece un prólogo que respira de las fuentes de las técnicas y estructuras narrativas. Por esa razón “Alberto Hidalgo, el simplista” es un estupendo cuento disfrazado de prólogo, en donde el español nos brinda sus criterios de valor y cuestionamientos sobre la poética del ególatra Hidalgo. En otras palabras: este excelente cuento disfrazado de prólogo exhibe una Postura. Le rehúye a los aberrantes senderos de la mera descripción y el lugar común. Y eso es lo que le confiere a la presente publicación el valor extra que se agradece, así estemos de acuerdo o no con los puntos expuestos por Bonilla. Las compilaciones de verdad tienen que ofrecer prólogos con opinión propia. Hidalgo se merecía un texto así.



Con la edición peruana de Tanta gente sola (Premio Mario Vargas Llosa NH de relatos 2010) el lector concurrente (o mirón) de El Virrey, La casa verde, Ibero, La Familia, S-16 y demás, tendrá la oportunidad de leer a Bonilla en su parcela natural, corroborará el por qué de su importancia en las letras españolas de hoy.


Pues bien, la lectura de los nueve relatos de la publicación me dejó una sensación extraña. Por momentos no sabía si había leído una novela de nueve capítulos. A lo mejor sea mi malformación lectora, ya que busco la “novela” en todo lo que leo. En fin. Los hilos conductores, como suele decirse…


Estamos ante una envidiable radiografía de la capacidad del autor para combinar inteligencia, divertimento y coherencia, desplegada en el aliento mayor que recorre cada uno de los cuentos: un cachaciento canto hacia la vida. Eso: un cachaciento canto hacia la vida, premunido de un aplastante humor negro que coquetea con el tanatismo emocional. Humor negro y tanatismo emocional presentes hasta en los relatos irregulares, como “Todos contra Urbano” y “Un gran día para tus biógrafos”. Y claro, en los títulos magistrales como “El lector de Perec”, “Metaliteratura”, “Fregoli”…


En otras palabras (ya te diste cuenta, ¿no?): Tanta gente sola es, ante todo, un muy buen viaje metaliterario. Metaliteratura como tiene que ser, sin vacuos idealismos, sin posería de ningún tipo, sin visiones románticas sobre el oficio de escribir, sin forzadas imbecilidades librescas muy bien escritas que no transmiten ni mierda y que ahuyentan al lector... Tanta gente sola es metaliteratura condimentada con rencor, sangre, semen, indignación, risa, mentiras, soledad, puterío con estilo, frustración, alegría rutinaria, sexo, idealismo ingenuo y, obvio, un “poco” de literatura.

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