Algo que deberías leer: 'Ruda' de José Cerna
No había leído Ruda, hasta hace no más de cinco semanas, pero sí algunos fragmentos sueltos de su autor José Cerna.
Los que seguimos el devenir de la poesía peruana contemporánea ubicamos a Cerna gracias a la histórica antología de José Miguel Oviedo Estos 13 (1972). En esta publicación leí algunos poemas suyos, como “Señal de identidad”, “Puentes que se iluminan en la noche”, “Instante” y “Natalia”. Recuerdo que me gustaron, pero a la vez me permitieron percibir una vaga imagen del poeta: una persona reservada y de perfil bajo.
Las estrellas en Estos 13 eran otros, él no.
Después de muchos años, en 2001, Lluvia Editores publica su largo poema Ruda. Aunque en 1998 había circulado en una edición limitada, de esas las que se hacen para las amistades.
Ciertos poetas amigos, y grandes lectores por demás, me hablaban extasiados de esta publicación. En una ocasión uno de ellos definió al autor como “Nuestro gran poeta secreto”.
No le faltaba razón.
Cerna es un poeta secreto. Poeta para poetas (¿?), a secas.
Y lo que ahora me importa es no desperdiciar esta imperdible oportunidad de difundir este gran poema, gracias al sello Sol Mayor, que a fines del año pasado nos entregó una nueva y pulcrísima edición que todo lector de poesía que se respete debe tener (y leer) sí o sí.
Tapa verde y 25 folios sueltos numerados por detrás.
Aquí, literalmente, los versos salpican de las páginas y se impregnan en tu retina, canalizados por una estrategia estructural acorde con el sentido del extenso poema: reflejar el caos de la ciudad por medio de una atribulada mirada interior en busca de un instante de sosiego. No hay momento quieto en los párrafos, no existe respiro entre ellos, pero ni creas que vas a seguir de corrido, en absoluto, a lo que te enfrentas es a una experiencia premunida de cuestionamiento y no tardas en rendirte ante un torrente verbal que tiene mucho de la oralidad horazeriana y de la alta cultura, pero bajo la sombra de una voz poética macerada por el tiempo, original y sin parangón, que no solo te conmueve, sino que también te enseña, a modo de tibio susurro, sobre las diferencias y similitudes entre la poesía y la vida, que juntas son una experiencia que yace en los principios de saber ver y mirar, muy libre del vacuo albedrío del vivir por vivir a lo bestia.
Cuando termines de leer este poema te darán ganas de ser Cerna y hacer lo que él: dejarlo todo en tu texto y a continuación entrar en un silencio aleccionador, en testimonio patente de lo que debería ser la poesía: una comunión con la palabra escrita, en axiomático respeto con lo más sagrado que debe tener todo escritor.
Es decir: José Cerna-Bazán publicó Ruda. Nada más.
¿Para qué si ya cumplió?
3 Comentarios:
y dónde lo consigo? urgente.
silvio del rosedal
Lo consigues, hasta donde sé, en El Virrey de Miraflores y también en el Boulevard Quilca, Stand 16.
Saludos
G
gracias, Gabriel.
silvio del rosedal
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal