Bukowski, el viejo indecente que se reseñaba a sí mismo
De hecho, esta nota en El Cultural.es será del interés para las muchísimos lectores de Charles Bukowski.
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Novelas, relatos, ensayos, autobiografías, diarios, crónicas, reseñas y poemas, muchos poemas. Charles Bukowski escribió más de cincuenta libros en vida, y dejó además muchos escritos inéditos o desperdigados por ahí. Anagrama publica buena parte de estos últimos en Ausencia del héroe, más de trescientas páginas de relatos y ensayos escritos por el incorregible Hank entre 1946 y 1992 y entre los que se incluyen piezas bizarras como la autorreseña que hizo de su libro de relatos 'Escritos de un viejo indecente', que reproducimos a continuación.
BUKOWSKI SOBRE BUKOWSKI
Escritos de un viejo indecente, Essex House, edición de bolsillo, 255 pp. con prólogo del autor. 1,95$. Escrito por Charles Bukowski, reseñado por CHARLES BUKOWSKI
La otra noche bebía con un amigo que dijo, o igual fui yo el que dijo: «Es terriblemente difícil que no te guste el olor de tu propia mierda.» Hablábamos de mirar nuestros zurullos después de una hazaña y sentirnos, de alguna manera, orgullosos de nuestro logro.
Bueno, con un comienzo así tendrán suficiente los escritorzuelos, los chicos de la hiedra venenosa, los chicos de las universidades de élite, así que se lo doy pronto para aplacarlos primero. Vamos a quitarnos de encima a los parásitos y a empezar a hablar como es debido. Ya he tenido suficientes pesadillas con la universidad y Creeley como para aguantar 44 vidas y vidas de ensueño venideras.
Vale. Kirby me envió un par de ejemplares de muestra. Así que uno saca el libro del buzón y lo mira.
Me acosté: me gustan las camas, creo que la cama es el invento más grande del hombre, la mayoría nacemos ahí, morimos ahí, follamos ahí, nos la machacamos ahí, soñamos ahí...
Yo soy más bien cascarrabias y descreído, así que me metí entre las sábanas donde me la meneo, solo, con la esperanza de que Kirby y Essex hubieran sacado lo mejor, aunque no sabía nada respecto de Kirby ni Essex House; sólo hablaba de mis experiencias con el mundo. Tío, hojeé el libro y lo habían dejado todo: los desvaríos, lo literario, lo antiliterario, el sexo, la falta de sexo, el saco entero de gritos y experiencias con todo lujo de detalle.
Fue un honor.
Me gusta el honor. Y estaba pulcramente presentado con una cubierta inmaculada: Escritos de un viejo indecente, 0115.
Me metí en la cama y leí mis propios relatos o lo que fueran y disfruté. Una vez he escrito un poema y lo releo, lo único que tengo es sensación de vómito y desperdicio. Y la gente me cita versos, tal cual, de poemas antiguos y no sé de qué demonios me hablan. Es como cuando me dicen cuando estoy en plena resaca: «Ahuyentaste a 23 personas de mi casa e intentaste follarte a mi mujer.»
Ya sabes, parece una enorme gilipollez.
Pero los relatos, mientras estaba tumbado en la cama, me gustaron mucho. Qué asco de comentario, ¿eh? Supongo que fue la espectral acumulación de experiencia entre las sábanas lo que me entrampó. Mientras leía los auténticos días y noches de mi vida me pregunté cómo era posible que siguiera vivo y coleando ahora.
¿Cuántas veces puede pasar un hombre por la trilladora y conservar la sangre, el sol estival dentro de la cabeza? ¿Cuántas celdas chungas, cuántas malas mujeres, cuántos cánceres diversos, cuántos pinchazos de rueda, cuántos tal o cual o tal o cual o tal?
Lo cierto es que leí mis propios relatos con un asombro natural, olvidándome de quién era, casi, casi, y pensé:
Hmmm, hmmm, este hijoputa sí que sabe escribir.
Recuerdo a otros escritores. Quedar muy decepcionado con Chéjov, G. B. Shaw, Ibsen, Irwin Shaw, Gógol, Tolstói, Balzac, Shakespeare, Ezra Pound y demás. Ellos, todos ellos, daban la impresión de anteponer la forma literaria a la realidad y el vivir la vida en sí. En otras palabras, o quizá más claramente, todos y cada uno de ellos se dignaban reconocer que la vida podía ser funesta pero eso estaba bien siempre y cuando pudieran apañárselas y contarlo a su particular manera literaria.
Lo que está bien. Si te gustan los jueguecitos.
Y creo que ahora los profesores se están dando cuenta de que los propios estudiantes están hartos de juegos.
Vale, volvamos a Escritos de un viejo indecente.
Al releerlos, relatos y fantasías, me parecieron maravillosos y llameantes. Pensé: joder, no ha habido un autor de relatos breves tan bueno desde Pirandello. Por lo menos desde entonces.
Es cutre decirlo, pero creo que merece la pena leer el libro. Y que las vírgenes bibliotecarias aún por nacer, dentro de 200 años, se correrán en las bragas de flores al reconocer la intensidad, después de que mi maldito cráneo mudo se haya convertido en un comedero de mierda para gusanos subnormales, ardillas y demás criaturas infernales.
Ah, otra cosa.
Dentro de diez años tu ejemplar de 1,95$ valdrá 25$. Y si vives lo suficiente y la Bomba no lo revienta todo, igual puedes pagar un mes de alquiler con el libro.
Hasta entonces, déjate los cojones leyendo yengulle y madura todo lo que puedas.
1 Comentarios:
Gracias por esto...
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