La novela del Comandante
La primera novela de
Rodolfo Ybarra, conocido en estos lares como El Comandante, es una publicación
reseñable. No comentarla, pasarla por alto, hacerse el loco, vendría a
significar un acto de soberana mezquindad. Ybarra, guste o no, es dueño de una
obra (poética, en especial) que aún no disfruta del reconocimiento que merece.
Y no lo tiene por ser un protagonista incómodo para la fauna literaria peruana.
Contestatario, iconoclasta, algo posero y con mucho más oficio y talento que
aquellos que saben moverse en La otra literatura.
Matagente
(Temática Editores Generales, 2012) viene generando algunas reseñas y
comentarios, entre positivos y negativos. Esta publicación ha suscitado, en poco
tiempo, más atención que toda su obra poética. Pues bien, ¿qué nos trae El
Comandante en esta su primera incursión narrativa? En ella tenemos a Atoj,
singular personaje, dueño de una calificada inteligencia y preso de una locura
que lo mantiene en un hospital psiquiátrico, en donde escribe una suerte de
diario, travestido de manual para cometer crímenes, en el que nos cuenta los
detalles de los asesinatos que cometió a lo largo de su vida
Sería injusto no
reconocer el mérito de esta empresa: el intento por insertarse en los
vericuetos de la mente de un asesino en serie, lo cual lleva a buen puerto,
gracias a una prosa funcional que de cuando en cuando alcanza logrados niveles
de lirismo, que leídos desapasionadamente, podrían tratarse de los mejores
textos del autor en toda su trayectoria. Ybarra conoce los referentes que pone
al servicio de Atoj, y no solo los ligados a la literatura. Atoj nos sumerge en
el lado más sórdido de una ciudad innominada, nos acerca a sus sujetos y nos
hace partícipes de situaciones que muy bien podrían explicarnos por qué él es
como es. Atoj es una mierda porque esta sociedad es una mierda, parece ser el
mensaje.
Sin embargo, y quizá
debido a su ambición narrativa, Ybarra descuida las
configuraciones de sus personajes y las acciones (laxa verosimilituid) de su
vesánico protagonista, que sumado a las innumerables repeticiones de las
descripciones de los asesinatos, descuartizamientos, violaciones y, por decirlo
de alguna manera, el gratuito brote de sangre, convierten, por momentos, en parodia lo que tanto se
crítica en la novela. No obstante, Ybarra debuta con firmeza, Matagente
encierra una propuesta, genera debate, y eso es lo que nos debería importar.
1 Comentarios:
Interesante también lo que dice Diego Trelles sobre Matagente: http://www.youtube.com/watch?v=Apqd0y6Mwac
Raffo.
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