miércoles, septiembre 26, 2012

La novela del Comandante




La primera novela de Rodolfo Ybarra, conocido en estos lares como El Comandante, es una publicación reseñable. No comentarla, pasarla por alto, hacerse el loco, vendría a significar un acto de soberana mezquindad. Ybarra, guste o no, es dueño de una obra (poética, en especial) que aún no disfruta del reconocimiento que merece. Y no lo tiene por ser un protagonista incómodo para la fauna literaria peruana. Contestatario, iconoclasta, algo posero y con mucho más oficio y talento que aquellos que saben moverse en La otra literatura.

Matagente (Temática Editores Generales, 2012) viene generando algunas reseñas y comentarios, entre positivos y negativos. Esta publicación ha suscitado, en poco tiempo, más atención que toda su obra poética. Pues bien, ¿qué nos trae El Comandante en esta su primera incursión narrativa? En ella tenemos a Atoj, singular personaje, dueño de una calificada inteligencia y preso de una locura que lo mantiene en un hospital psiquiátrico, en donde escribe una suerte de diario, travestido de manual para cometer crímenes, en el que nos cuenta los detalles de los asesinatos que cometió a lo largo de su vida

Sería injusto no reconocer el mérito de esta empresa: el intento por insertarse en los vericuetos de la mente de un asesino en serie, lo cual lleva a buen puerto, gracias a una prosa funcional que de cuando en cuando alcanza logrados niveles de lirismo, que leídos desapasionadamente, podrían tratarse de los mejores textos del autor en toda su trayectoria. Ybarra conoce los referentes que pone al servicio de Atoj, y no solo los ligados a la literatura. Atoj nos sumerge en el lado más sórdido de una ciudad innominada, nos acerca a sus sujetos y nos hace partícipes de situaciones que muy bien podrían explicarnos por qué él es como es. Atoj es una mierda porque esta sociedad es una mierda, parece ser el mensaje.

Sin embargo, y quizá debido a su ambición narrativa, Ybarra descuida las configuraciones de sus personajes  y las acciones (laxa verosimilituid) de su vesánico protagonista, que sumado a las innumerables repeticiones de las descripciones de los asesinatos, descuartizamientos, violaciones y, por decirlo de alguna manera, el gratuito brote de sangre, convierten, por momentos, en parodia lo que tanto se crítica en la novela. No obstante, Ybarra debuta con firmeza, Matagente encierra una propuesta, genera debate, y eso es lo que nos debería importar.

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Interesante también lo que dice Diego Trelles sobre Matagente: http://www.youtube.com/watch?v=Apqd0y6Mwac

Raffo.

7:40 p.m.  

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