viernes, enero 11, 2013

En BS 3: 'El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia'

 
 

Acaba de salir el tercer número de la revista Buensalvaje. Lo estoy leyendo y puedo decir que está muchísimo más que recomendable. Por mientras, les dejo mi reseña  de El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia de Patricio Pron.
 
 
La última novela del argentino Patricio Pron pone en entredicho lo que con ligereza se viene diciendo del poco interés de los nuevos narradores latinoamericanos para con la historia política de sus países.
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia es, por donde se la mire, una novela política. Escrita en un registro autobiográfico y apelando en estructura a un curioso cruce formal (informes policiales, notas de prensa y declaraciones), que en contados tramos debilita la narración, Pron nos entrega una muy buena novela que transmite más en lo que no cuenta que en lo que enuncia. Como bien consigna el autor citando a Antonio Muñoz Molina: “una gota de ficción tiñe todo de ficción”. Es así como debe leerse este libro, como una ficción, no como una autobiografía, pese a que quieran vendérnosla como tal.
En la novela hay un tono íntimo, y me gusta: es duro y cruel y nada confesional. Nuestro narrador protagonista llega a Argentina procedente de Alemania. Le urge ver a su padre, quien está postrado en la cama de un hospital; sin embargo, el descubrimiento de unos folios en el escritorio de su progenitor lo lleva a hurgar en el pasado de sus padres, que fueron periodistas y activistas peronistas.  Esos folios son la investigación emprendida a razón del extraño asesinato de Alberto Burdisso. ¿Quién es este Don Nadie?, se pregunta el hijo. Sigue leyendo los folios y se entera de que Burdisso fue hermano de Alicia, gran amiga de su padre, periodista y activista como él, y una de las tantas víctimas de la dictadura militar de 1977. ¿Quién fue mi padre? ¿Quién fue Alicia? ¿Quiénes somos nosotros? Preguntas que de a pocos intenta responder nuestro ahora inesperado detective.
Pese a que la historia corre el riesgo de perderse gracias a los ya señalados registros, que es lo que finalmente perdura. En esta novela queda la marca del espíritu de verdad y compromiso, su hechura no obedece a estrategias comerciales. Aquí el lector es también protagonista.


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