Relativa coherencia
Llego a casa, un poco tarde. Me sirvo
café y pongo algo de música. La madrugada será relativamente larga. Terminaré
de leer Contarlo todo de Gamboa y
también la joyita El pueblo en la guerra
de Sofia Fedórchenko. Pero antes me conecto un toque al Face, cosa que respondo
algunos mensajes en Inbox. En tres de ellos se me pregunta por la novela de
Gamboa, específicamente me preguntan cuándo la voy a comentar. Lo único que les
respondo es que no duden en leerla y que no esperen que la comente
inmediatamente. Cuando leo un libro, dejo la opinión en reposo por un tiempo
prudencial. No hay que atolondrarse con el apuro. Fácil diré algo de CT a fin de año o a inicios del próximo.
Pues bien, es también gracias a uno de
los mensajes que me entero de Los Premios Luces 2013 del diario fujimorista El
Comercio. Me dejan un link y lo abro, pero lo abro con mucho prejuicio porque
pienso en lo que seguramente veré en la sección dedicada a las letras. Pienso
en los autores nominados y en los que pensaron que iban a ser considerados y
que ahora tendrán que ver el partido desde la tribuna de los desapercibidos.
Pero no. Algo en mí me dice que puedo
estar equivocado ni bien miro las listas.
Bien por los redactores de Luces que
ahora han sido un poco más responsables puesto que han llamado a especialistas
en artes y letras.
Ricardo González Vigil es el encargado
de seleccionar los títulos más destacados en Poesía, Cuento y Novela.
Así es, el crítico literario que al año
lee 1000 libros, según el buen amigo Miguel Gutiérrez.
No sé si RGV lea semejante cantidad
de títulos en doce meses, pero lo que
ahora sí le debo reconocer es que ha sabido elegir a los nominados. No digo que
las listas sean las ideales, pero si las comparamos con la de años anteriores,
la presente exuda cierta calidad literaria. Se encuentra pues a años luz de ser
una chanchada amiguera. Estamos ante listas relativamente coherentes y ello
debe ser subrayado. Por lo menos, ahora sí podemos decir que vemos a más de un
novelista, a más de un cuentista y a más de un poeta por sección.
En realidad, los Premios Luces para las
letras no es algo que importe a quien le interese de verdad la literatura. A
los quince días uno los olvida. Pero sirva la nominación para recomendar
ciertos títulos que merecen ser leídos. Por ejemplo, en Poesía, destacan tres: La trama invisible de Christian Briceño,
La marcha del polen de Manuel
Fernández y Grito bajo el agua de
Abelardo Sánchez León. No hay que pensarlo mucho, saldrá en la fotito ASL. En
Cuento encontramos dos voces que habría que empezar a leer con más
detenimiento: el arequipeño Orlando Mazeyra con Mi familia y otras miserias y la cusqueña Karina Pacheco con El sendero de los rayos. Y en Novela
tendría que imponerse Carlos Calderón Fajardo con El fantasma nostálgico. Pero el buen CCF no ganará, hay fuerzas extraliterarias
que lo superan. Su buena novela será superada por dos novelas mediocres: El héroe discreto y Óscar y las mujeres.
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