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Una mañana, como la de hoy, decides picar algunas páginas
de La ciudad y los perros. Haces
memoria, de cuándo fue la primera vez que leíste la novela, pero eres incapaz
de dar con la fecha exacta. Lo que sí recuerdas es que el primer libro de
Marito que leíste fue El pez en el agua.
Aún lo tienes presente. Tenías cerca de trece años y estabas castigado en el
salón de actos del colegio. No recuerdas qué habías hecho, pero usabas buzo y a
lo mejor tu presencia en ese frío salón se debía a una trifulca que armaste en
el recreo. No eras el único en esa sala, estaban los que te miraban con
admiración y los otros, los otros que te miraban con odio, esos idiotas que
jamás perdonarían ni olvidarían.
Por esa época leías lo que tenías que
leer. Te gustaban las novelas de aventuras. Además, sabías que le caías bien al
profesor de Lengua y Literatura, Teófilo Flores. A lo mejor él fue
quien te entregó las memorias de Marito, como para que te calmes y no te pelearas
con aquellos que nunca te olvidarían ni perdonarían.
Hacía tres años el Chino había llegado
al poder y no pocos decían que Marito escribió ese libro porque andaba
resentido por haber perdido las elecciones presidenciales del 90. Empezaste a
leer con ese prejuicio, pero a medida que avanzabas, te diste cuenta que te
gustaba lo que leías. Te llevaste el libro a casa y no
pudiste despegarte de sus páginas. Por esa lectura dejaste de ir a tus clases
de inglés en el ICPNA y dejaste plantado a tu enamoradita cuatro años mayor que
tú, porque desde los 13 tienes la misma talla de hoy, aunque últimamente te
dicen que has crecido un par de centímetros más, y ellas creían que no tenías
precisamente 13 años, te alucinaban de 17, 18, 19. Pero no te engañes, no es
que seas muy alto, no G, lo que ocurre es que el peruano es demasiado bajo.
Por eso hoy, después de más de veinte
años recuerdas con furia ese libro de Marito. En la noche buscarás un bar en San Borja, uno con
vista a la Aviación. Pedirás una chela y prenderás un Pall Mall rojo y ante tus
ojos desfilarán párrafos enteros de esas memorias. Pensarás a qué se debe que lo recuerdas, y luego de un rato darás con la respuesta, que será la respuesta a una
pregunta que no sabes quién te la formuló, seguramente el fin de semana, sí,
seguramente el fin de semana. Y la pregunta no es la gran cosa, no se trata de
una rebuscada, sino sencilla, hasta simplona, pero con mucho poder: ¿Qué libro
fue el que marcó como persona, aquel que inició tu floja voracidad lectora?
3 Comentarios:
Un mundo para Julius!!!!
Un mundo para Julius, también, a los 12 años.
Sé que la pregunta es para ti mismo, pero aquí me da por responder. Fue "Ficciones", a los 15. Sé que no había entendido gran cosa, y lo que en verdad me había cautivado fueron las ventanas abiertas a simulacros más fascinantes que la rutinaria realidad. Esa memoria paralela que todo lector va construyendo con el tiempo, hecha de escenas, personajes, chismes de autores, cánones al paso, vanguardias, polémicas imposibles de resolver.
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