miércoles, mayo 20, 2015

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Nos encontrábamos almorzando. Pese a la ausencia del sol, sentía calor y me decía a mí mismo que había sido un error llevar chompa. Felizmente, tenía un polo más si en caso empezara a sudar, porque, si aún no lo sabes, soy un hombre que suda mucho, ni hablar de mi piel grasosa a la que unto más grasa porque debo usar hasta el resto de mis días bloqueador. 
El sábado pasado salió el sol, hizo un calor cuasi veraniego. Estuve expuesto al sol porque tuve que salir varias veces de la librería. No me di cuenta hasta el domingo, cuando vi en mi frente una pequeña herida, una rayita roja que empezó a sangrar ni bien me pasé el jabón por la cara mientras me duchaba. 
Busqué curita y me la puse en la frente. Antes de salir de casa, le comenté a mi papá sobre la herida en la frente y él empezó a hablarme sin detallar de los peligros del cáncer de piel, puesto que debía estar atento a si esa herida cambiaba de color y textura. 
Esa advertencia limitó mi día. 
No estuve pues del todo concentrado en las cosas que hacía, me sentía ido y las personas a mi lado también me percibían así, como si mi concentración estuviera en otro lugar, mis ojos en un punto fijo del aire, quizá siguiendo sin seguir el vuelo de una mosca. Cuando me preguntaban qué me pasaba, respondía lo mismo, y de distintas maneras, que estaba preocupado por los textos que he ido atrasando en estas semanas y no pocos meses. Pero se trataba de una mentira. No hay nada más fácil y que me guste más que escribir. Bueno, sí, hay algo que me gusta más que escribir, que es leer. Pero a lo que voy: me gusta escribir, me gusta llegar al trance de la escritura, a ese estado canábico en que no que te importa más que el tecleo y aquel seseo que generas cuando escribes a mano. Pero de esto se sabe, al menos en este blog, porque más de una vez he escrito de ello. 
Estaba preocupado por el futuro inmediato de esa herida. ¿Y si esta crecía y se apoderaba de mi cabeza llenándola de puntos negros y lunares amorfos? 
Preguntas inanes, quizá producto de una mente paranoica, pero que en mi experiencia tenían una ligera legitimidad. 
Recién el lunes supe que se trataba de una herida común y corriente. No respiré tranquilo, tampoco me encontraba tan preocupado como sí horas antes. De todas maneras, tomé una decisión en la tarde, iré en los próximos días al dermatólogo para quitarme por las buenas todas las dudas que tenga.

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