lunes, octubre 05, 2015

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Desde hace muchos años tengo una costumbre, la ideal, creo, para empezar un lunes: escuchar a alto volumen a The Guess Who. Carajo, no hay mejor remedio contra la modorra de los lunes que escuchando a estos geniales borrachos y drogadictos. 
Abro la librería y lo primero que deseo es desconectarme de todo lo malo del fin de semana. La limpieza emocional comienza con un cd de temas seleccionados de esta banda. Coloco el cd en la lectora y subo el volumen. Me conecto un toque al Face para chequear los Inboxs que han llegado a la bandeja de la librería. Respondo todos los mensajes, afirmativos en la mayoría. De paso, respondo algunos Inboxs de mi cuenta, mensajes que no son muchos. Y eso me alegra, porque así podré cerrar cuanto antes la librería y así ir al Don Lucho en donde me encontraré con unos patas que me han invitado a almorzar. 
Me dispongo a cerrar la librería, pero me visita mi amigo Lucar, con quien siempre es un gusto hablar. Lucar me habla de ciertos problemas que hay en los ministerios del estado, los que se hacen los tercios al momento de pagar a los profesionales que les prestan sus servicios. Lo escucho y no puedo dejar de indignarme. Algunos ministerios tienen esa mala costumbre, que piden con apuro determinados trabajos y que se hacen los tercios al momento de pagar los honorarios. No hay derecho, le digo a Lucar, que lleva ya varios meses esperando que le paguen. Los ministerios son campeones cuando de trámites burocráticos se trata y por un momento pienso en la posibilidad de escribir un post asesino sobre este ministerio. Pero Lucar me dice que no, que a lo mejor haya represalias (no contra mí, obvio), lo cual es cierto. Y me calmo. Salgo a comprar un cigarrillo, de los que suelo fumar y no del que tuve que fumar por emergencia al no encontrar en la mañana la marca que suelo consumir. 
Entonces, con el humo que reclama mi cuerpo, le digo a Lucar que se calme y que siga haciendo las cosas que está haciendo, y muy bien para variar, porque él es uno de los mayores difusores culturales que tenemos en este país. Mi pata se retira calmado, sin el apuro con el que vino a hablarme y a desfogarse. Le doy toda la razón. Algo hay que hacer contra la burocracia en los organismos del estado.

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