Fragmento - Michael Connelly
- Hasta hoy, no. Hasta que has aparecido tú con todo eso de Edgar Allan Poe. He ido a contárselo a los jefes de la unidad. Les he recordado los problemas que presentaba lo del suicidio. Mis problemas. Volverán a abrir el caso para reconsiderarlo. Mañana por la mañana empezaremos con una reunión en el Once-Veintiuno. El jefe de la sección me va a rebajar del servicio y va a formar una patrulla.
- ¡Qué bien!
Miré por la ventana y permanecí un rato en silencio. Estaba entusiasmado. Las cosas empezaban a ponerse en su sitio. Ahora tenía dos casos reabiertos de supuestos suicidios policiales, en dos ciudades diferentes, que se iban a investigar de nuevo como posibles asesinatos y posiblemente conectados entre sí. Eso era noticia. Y bueno, maldita sea. Y era algo que yo podría utilizar como cuña para llegar a los archivos de la Fundación e incluso al FBI. Es decir, si conseguía llegar al primero. Si Chicago o Denver se me adelantaban, me dejarían al margen porque ya no me necesitarían para nada.
- ¿Por qué? -dije en voz alta.
- ¿Por qué, qué?
- ¿Por qué alguien está haciendo esto? ¿Qué es exactamente lo que pretenden?
Washington no contestó. Se limitó a seguir conduciendo a través de la noche helada.
(Tomado de "El Poeta". Ediciones B, serie Byblos Narrativa Thriller, 2006)
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