jueves, marzo 19, 2009

Fiorella Faré

Hace algunos días me puse a chequear el Statcounter del blog. La verdad que no lo hacía desde el año pasado. Estaba sazonándome con toda la discografía de Peter Gabriel, como para estar en onda para el concierto del viernes, cuando reparé en un detalle no esperado: en cuatro días LFDLS tuvo tres mil visitas específicas. Me explico: este blog, como todos, tiene una media de visitas diarias, entre ellas están las "específicas" que no siguen el blog con regularidad, las que por medio de googleadas de tópicos sueltos caen por aquí. Un nombre aparecía con recurrencia en las visitas "específicas": Fiorella Faré, la legendaria chica Maidenform, la ex esposa del agente Fifa Carlos Delgado, la que involuntariamente ha puesto, hoy en día, al descubierto (y con pruebas) los tejes y manejes del fútbol peruano en cuanto a las regalías de los pases de jugadores.

Como blogger responsable que soy, me pregunté en qué momento de mi vida virtual escribí en este blog sobre Fiorella Faré, en qué instante fui presa de los aires canábicos de la frivolidad. Viajé por mi memoria tramposa y llegué a la seguridad de que jamás lo había hecho… Sin embargo, luego de un minuto de confrontación, recordé que sí.

A veces se me da por comentar los libros a los que vuelvo, libros que no me canso de frecuentar o que, en su defecto, sin ser la gran cosa y más allá de mis gustos personales, me siguen pareciendo valiosos. A todos ellos los agrupo en los posts Releyendo.

En el Releyendo de MARIPOSAS Y MURCIÉLAGOS (1999), de Julio Villanueva Chang, menciono de refilón a la ex modelo. En esta estupenda publicación, el fundador de Etiqueta Negra recopiló las crónicas y perfiles que escribió en los noventa para el diario El Comercio.

Como no puedo ser ajeno a la coyuntura actual, solo me abocaré a dar cuenta del perfil “La última tapada. Historia de un cartel con ángel”, de 1998.

Que Villanueva Chang dé el play de honor:

“Los enfermos de nostalgia que este invierno transitan por la octava cuadra de la avenida Pershing dicen que la han cubierto con un manto porque la pobre se estaba muriendo de frío. Que tuvieron que bajar el telón para los incautos conductores de vehículos porque había sido la inocente causante de los más inolvidables accidentes de tránsito, y la involuntaria provocadora de los más dulces atropellos. Pero ellos dicen que no hay derecho a que les roben de la vista a esa femme fatale encerrada en un cartel, a la única mujer que les había hecho perder el juicio sobre la trivialidad de las prendas íntimas, a la modelo que han convertido en la última tapada limeña. Y ella, la señora Fiorella Faré, inofensiva ex reina de belleza, prefiere no decir nada porque tampoco quiere perder el juicio en el Vigésimo Juzgado Civil de Lima.”

Fiorella Faré había sido contratada por las empresas El Modelador y Maidenform Internacional para que su dibujada figura sea parte de catálogos y afiches para damas, pero estas empresas no tuvieron mejor idea que usar su imagen en un gran panel de la avenida Pershing, cosa que asó a Faré, porque, según ella, aquello no era parte del acuerdo. Luego de un año de intercambios notariales, la modelo les entabló una demanda, en la que, entre algunas cosas, pedía “una indemnización de medio millón de dólares por daños y perjuicios…”

Para ese entonces, la hoy conocida demandante cargaba con la fama de haber sido coronada Miss Verano Viña del Mar y segunda Miss Perú; y como si nada participaba en pasarelas junto a estrellas de la talla de Claudia Schiffer.
Para muchos vecinos de la Residencial San Felipe, verla en lencería todos los días era más que un estímulo para empezar el día y terminar la noche. Los taxistas, por ejemplo, cuando negociaban carreras hacia Magdalena del Mar, no caían en lugares comunes tipo Javier Prado con Salaverry o la sexta cuadra de Pershing… No, la referencia inmediata era donde la chica Maidenform.
De alguna u otra manera, con la imagen del panel ganaban todos, hasta el señor que vendía periódicos en el kiosko ubicado frente al panel, puesto que no pocos hormonales nacionales y extranjeros peregrinaban para contemplarla por horas, quienes, de paso, le compraban periódicos y gaseosas al suertudo kioskero… Y claro, los accidentes de tránsito tenían como indirecta culpable a Faré, que me distraje al cruzar la pista, decía el atropellado, que un resplandor blanco me cegó, decía el chofer del micro… Ante estas tragedias, Faré ofrecía sesudas autocríticas: “No me siento muy bien sabiendo que pueden tener accidentes de tránsito por mi culpa.”

Hasta que un día, debido a una orden cautelar del juez, el gigantesco panel apareció cubierto por un manto negro. Faré luchaba por su dignidad (“no me gusta que Lima entera me vea en ropa interior”) y por la indemnización…
En honor a la mujer que por meses fue la razón de ser de los transeúntes de Magdalena del Mar y alrededores, no pocos pidieron que se cambie el nombre de la avenida Pershing y sea conocida “para siempre como la nostálgica avenida de la última tapada.”

(Las cursivas son mías.)

Imagen (tomada de aquí), Fiorella Faré.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Viva la frivolidad Gaby

6:38 p.m.  
Blogger Oscar Pita Grandi dijo...

Semejante lomón!!!

5:12 p.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

Si en el verano de 1998 tenías el Mac 5, fácil lo chocabas (y a propósito) en la octava cuadra de Pershing.

G.

7:46 p.m.  

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