lunes, enero 04, 2010

Millennium 2, una floja adaptación


Hace unas semanas me di una vuelta por el stand de mi amigo César, en Polvos Azules. Antes de sumergirme en sus nutridos catálogos de películas, César y su asistente Santos me pidieron que de ahora en adelante me refiera al ya famoso stand como Mondo Trasho “Solo para conocedores”. Así es que ya saben, si quieren comprarse películas que no tienen pierde, vayan a Mondo Trasho, en el Pasaje 18 de Polvos Azules.

Como aún no me recupero de lo leído en Millennium de Stieg Larsson, me fue imposible no resistir la tentación de llevarme la segunda adaptación de la trilogía. Meses atrás había quedado satisfecho con la de LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES por cuenta de Niels Arden Aplev. Así es que metí en mi mochila LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA (estrenada el pasado octubre), ahora bajo la dirección de Daniel Alfredson, y completé mi colección de Ingmar Bergman y Max Ophuls.
Soy de los que creen que lo mínimo que podemos esperar de las adaptaciones es un mínimo respeto por sus fuentes. En el caso de Arden Aplev se nota que captó la esencia de la primera novela, supo comprimir bien un argumento endiabladamente complicado. Mas no es así con Alfredson, a quien seguramente convocaron por su experiencia en series televisivas de acción, puesto que a diferencia de la primera novela, en la segunda sí hay harta bala, sangre y persecuciones; empero, la base de la misma sigue siendo la hacker Lisbeth Salander, de la que se aborda un hecho crucial vivido en su niñez que en el curso de los años terminó configurando su personalidad de semi-autista, entre otras cosas.
Tenemos a Salander (Noomi Rapace) planeando su regreso a Suecia, luego de un periplo que la ha llevado por muchos países tratando de olvidar al periodista Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist). Por su parte, Blomkvist vive momentos de éxito y tranquilidad en la revista Millennium, de la cual sigue siendo su co-editor.

Los destinos de estos dos personajes empiezan a cruzarse, debido a una serie de asesinatos que tienen a la hacker como la principal sospechosa. Los crímenes están relacionados con una investigación que un periodista recién contratado por la revista viene realizando sobre el tráfico y prostitución de mujeres procedentes de Europa del Este. En la investigación figura un punto recurrente en los cruces de documentación: Zala, mote de un mafioso protegido por el servicio de inteligencia sueco, interesado en vengarse de Salander.

Hasta aquí, el argumento es más que llamativo. Pero a Alfredson no solo le faltó oficio, también criterio esencial en el tratamiento de las escenas claves. Seguramente fueron sus ansias de superar la primera adaptación, lo que lo llevó a privilegiar insulsos regueros de sangre, descuidando la riqueza incoherente de los personajes Zala, Salander y Blomkvist.
En otras palabras, Millennium 2 no es una película sobre la exploración de los traumas de una mujer, como éticamente tuvo que ser, sino una mera y posiblemente olvidable película de acción. Hasta las adaptaciones de las novelas de Stephen King, Robert Ludlum, Arturo Pérez Reverte, James Ellroy y demás, mantienen su nervio pese a ser sometidas a antojadizos desarrollos en busca del siempre agradable éxito comercial.

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