PODERES SECRETOS, de Miguel Gutiérrez - Texto de presentación
El último viernes tuve el honor (inmerecido, seguramente) de presentar la extraordinaria novela breve PODERES SECRETOS, de Miguel Gutiérrez.
Creo, si la memoria no me falla, que más de una vez en este blog he expresado mis diferencias políticas con Gutiérrez. Aún así, siempre he disfrutado y aprendido de sus libros, como también, cada vez que la ocasión ha sido propicia, conocer el lado humano del escritor y su esposa Mendis.
A Gutiérrez se le pueden criticar muchas cosas, como a todos, pero lo que siempre voy a reconocer en él es su consecuencia ideológica y moral. Claro, se podrá objetar qué consecuencia puede esperarse de alguien que ha firmado con una transnacional, cuando en realidad, y con todo el respeto que merecen sus detractores (algunos de ellos conocidos y otros amigos míos), no es más que mera idiotez, puesto que la consecuencia no tiene que calzar con una decisión en pos de la calidad de vida, en el caso de Gutiérrez ganada gracias a su literatura de alta calidad, sino en mantener firmes los principios, en especial cuando el poder empieza a mandarte besitos con oscuros fines.
Qué mejor ejemplo de coherencia que el ofrecido por Gutiérrez el viernes 16: al terminar la presentación, la encargada de la sala anunció que Gutiérrez estaría en los próximos días en la Feria del Libro que tendría lugar en el Palacio de Gobierno. Gutiérrez, en un acto reflejo, prendió el micrófono de la mesa y con mucho énfasis dijo que no iría a dicha feria. “Yo no iré a esa feria en donde…”, “yo no iré”.
Realmente de antología. Es allí donde se ve la dimensión del pensamiento y su validez moral en la conducta. Muy fácil Gutiérrez pudo no haber dicho nada, muy fácil pudo aceptar esa invitación, a lo mejor otros plumíferos desde ya están lavándose los dientes para el besamanos al asesino y corrupto Alan García. Gutiérrez dijo no, y lo hizo como tiene que hacerse: en público. En privado todos somos revolucionarios, todos somos bacanes, todos somos estrellas.
…
PODERES SECRETOS fue el segundo libro que leí de Miguel Gutiérrez. Lo hice inmediatamente después de haber pasado catorce días, a razón de sesiones de lecturas de cuatro horas seguidas, leyendo la decimonónica LA VIOLENCIA DEL TIEMPO.
Lo recuerdo bien, ya que aquel par de títulos fueron los que encontré en la biblioteca del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, que solía frecuentar en el 2000.
Muchos de nosotros sabemos de la enorme importancia para la novelística latinoamericana contemporánea de LA VIOLENCIA DEL TIEMPO. Sin embargo, por más que he tratado de ser generoso y hasta ingenuo en mis razonadas sospechas, no llego a entender cómo es posible que una novela de la contundencia y derroche libresco como PODERES SECRETOS haya pasado tan desapercibida para los no pocos lectores que tiene Miguel Gutiérrez. Y peor aún: que haya estado destinada solo a los contados lectores de los claustros académicos, cuando lo cierto es que esta ha merecido que muchísimos más la conozcan.
Es cierto que la primera edición de PODERES SECRETOS también tuvo un justo saludo por cuenta de la crítica de medios, mas de qué valía ser considerada una extraordinaria novela breve, cuando el público, los lectores –los que a fin de cuentas importan a los escritores-, no teníamos la oportunidad de encontrarla en las librerías.
No es el momento de soltar especulaciones en cuanto a la escasa difusión que tuvo la edición primigenia del presente libro, sino que es hora de celebrar una nueva edición que nos acerca a la que sin lugar a dudas es una de las mejores novelas breves de la narrativa peruana de la segunda mitad del siglo XX en adelante.
PODERES SECRETOS nos confiere diversas lecturas, tanto históricas y sociales, en cuanto a la logística del manejo de los circuitos que “guían” la historia cultural peruana. Todo lector tiene el derecho de asumir sus lecturas como bien le parezca, pero lo que siempre va a seducirme de esta novela es que se trata de una gran muestra de los alcances de la imaginación al servicio de la ficción, de la buena ficción.
Estamos pues ante lo que sería la lectura de una conferencia, o sino un testimonio, que un ficticio escritor de nombre Miguel Gutiérrez realiza sobre a una posible novela suya a escribir. En su relato, el ficticio Gutiérrez nos muestra los caminos a seguir, en ellas tenemos a las figuras de Blas Valera y el Inca Garcilaso de La Vega, los ejes centrales de la “historia secreta” de la escritura de LOS COMENTARIOS REALES y de la base textual de la misma: HISTORIA OCCIDENTALIS de Valera.
Para los miopes del criterio, podría tratarse de un gran sacrilegio, ya que como bien sabemos, en la figura de Garcilaso de La Vega se funda nuestra identidad cultural. Pero en aras de la ficción, no podemos negar que PODERES SECRETOS representa en todo sentido el suculento mapa de lo que podría ser una inquebrantable gran novela, muy en onda a lo que hoy en día realizan narradores como Mathew Pearl, quien combina con excelencia la historia política con la historia literaria de la Norteamérica del siglo XIX, tal y como puede leerse en EL CLUB DANTE.
PODERES SECRETOS, como puede colegirse, es una invitación a las luminosas vetas de la recreación. Gutiérrez –el autor, no el personaje de ficción- nos sugiere las pautas de lo que podría ser una gran novela de aventuras que, dicho sea, la narrativa peruana tanto necesita. En esta novela tenemos una novela en ciernes. Ambientada en principio a fines del siglo XVI, en el que se nos detalla en vertiginoso ritmo la verdadera razón de la escritura de HISTORIA OCCIDENTALIS de Blas Valera y de las circunstancias que llevaron a Garcilaso de La Vega escribir los COMENTARIOS REALES, en la que La Orden de Jesús, cuándo no, también tendría un solapado y a la vez influyente protagonismo. Y siglos después, ya en pleno XX, nos toparíamos con una organización local consagrada a preservar la figura del Inca, que haría gala de una omnímoda influencia en nuestro devenir intelectual y político; ahora, esta organización se encontraría en apuros al enterarse de la posible existencia del verdadero manuscrito de Valera, que en caso de comprobarse de ser genuino, dejaría sin fundamento el discurso, del que, a lo largo de las décadas, esta organización ha sacado provecho.
En vista del inminente peligro, la organización convocaría a un historiador esmerado, Santiago Osambela, que tendría la misión de examinar el manuscrito, sin saber que su vida y sus sueños estarían condicionados a dejar satisfechos sí o sí a los garcilasistas…
Por lo dicho hasta el momento, es indefectible de que no estamos ante un libro que maltrata a Valera y Garcilaso, sino ante uno que se inscribe con elegancia en el imaginario de las mejores novelas metaliterarias, aquellas que dialogan con los estimulantes procesos del acto creativo como tal.
Para los nuevos lectores, en especial para los que tuvimos la suerte de no ser testigos de la mezquindad prodigada, en 1995, a la primera edición de la novela, esta nueva edición de PODERES SECRETOS nos permite disfrutar, una vez más, de la fuerza creadora de Miguel Gutiérrez, fuerza creadora premunida de la más absoluta libertad, digna de los letraheridos consecuentes con el arduo oficio literario.
Muchas gracias.
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