La sangre, el polvo, la nieve
En mi semanal recorrido por los blogs de mi barra de enlaces, encuentro un post que vale la pena difundir. En el blog del crítico literario Javier Ágreda tenemos pues la reproducción de su reseña –publicada el último lunes en La República- de la novela LA SANGRE, EL POLVO, LA NIEVE (San Marcos, 2010), de la narradora Karina Pacheco Medrano.
No suelo estar de acuerdo con las reseñas de Ágreda –ojo, le reconozco desde siempre su honestidad en el punto de vista-, pero con esta última suscribo al pie de la letra lo que consigna. Resulta que KPM es una de las narradoras más notables –para mí está entre las tres más destacadas en mujeres-, de la nueva camada de escritores peruanos que han aparecido a partir del 2000. Ella no es nueva en estos menesteres, sus dos libros anteriores, las también novelas LA VOLUNTAD DEL MOLLE y NO OLVIDES NUESTROS NOMBRES, han generado un reconocimiento tácito hacia su poética y vocación literaria. Esta escritora no tiene pues nada que demostrar, lo que le falta, hay que aceptarlo, es la justa difusión que merece (en este sentido la editorial San Marcos tiene buen ojo para publicar, pero son pésimos en cuanto a difusión y publicidad de sus autores).
En poco tiempo saldrá un libro de relatos de la autora. Estemos atentos.
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Karina Pacheco Medrano. La sangre, el polvo, la nieve (San Marcos, 2010)
Las dos primeras novelas de la escritora y antropóloga cusqueña Karina Pacheco Medrano –La voluntad del molle (2006) y No olvides nuestros nombres (2009)– la convirtieron en la más prometedora narradora peruana surgida en lo que va del siglo XXI. Ambos relatos unían acertadamente el melodrama intimista (centrado en el universo femenino) con un crítico discurso social e histórico. En esa misma línea se encuentra La sangre, el polvo, la nieve (San Marcos, 2010) la nueva novela de Pacheco.
Esta vez las acciones también suceden en Cusco y abarcan a tres generaciones de la familia Loayza; en especial la vida de Giralda, nacida en 1900. Ella es una mujer cuya conciencia social la lleva a vincularse con intelectuales y artistas de “izquierda” (defensores de los derechos de los campesinos) y a ser perseguida por las autoridades. Paralelamente, los diálogos entre Giralda y su madre van descubriendo oscuros secretos familiares. Así, las dos historias confluyen en la denuncia de las injusticias y abusos tras el poder económico de los Loayza.
Pero este apretado resumen no hace justicia a La sangre, el polvo, la nieve, libro en que la autora vuelve a mostrar su buen manejo de las descripciones (sensoriales y evocativas), de los personajes secundarios (diversos y funcionales), y hasta un mayor dominio de las técnicas (elipsis, cambios de narradores, etc). En suma, con esta tercera novela en apenas cuatro años (a las que seguirá, dentro de poco, un libro de cuentos), Karina Pacheco confirma la calidad de su narrativa y el vigor de su vocación literaria.
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