Periodismo, literatura y viceversa
En estos días vengo leyendo dos libros de no ficción, ambos tremendamente bien escritos. CUZCO: TIERRA Y MUERTE de Hugo Neira y HONRARÁS A TU PADRE de Gay Talese (en la imagen).
Ambas lecturas tienen cierta onda con el reportaje de Carles Geli en El País, Periodismo, literatura y viceversa.
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La siempre tenue -y polémica y prolífica- frontera entre periodismo y literatura vuelve con fuerza al sector editorial. Desde los dos ángulos y desde dos de los grandes grupos editoriales. Random House Mondadori, a través de Debate, estrenó ayer la colección Crónicas -"la ficción real", como subtitula la serie- lanzando tres títulos de auténticos monstruos del periodismo literario, como el polaco Wojciech Jagielski (Torres de piedra); el estadounidense Gay Talese (La mujer de tu prójimo) y la mexicana Alma Guillermoprieto (Desde el País de Nunca Jamás). El contrapunto lo pone Alfaguara (grupo Santillana), que al periodismo literario (recuperará en mayo el mítico Honrarás a tu padre, de Talese) añade la literatura periodística, la ficción basada en hechos reales, como el recién Aguirre, el magnífico, de Manuel Vicent, sobre Jesús Aguirre.
La crónica, ese arte de "contar historias de verdad con las herramientas de la ficción", como lo define el editor de Debate, Miguel Aguilar, está en auge. Ha vuelto. El género arrancó con silencio en América Latina, chilló con fuerza en los años sesenta con Tom Wolfe como su autoproclamado abanderado, tuvo un relativo confinamiento en suplementos culturales y literarios y "desde los ochenta para acá, consagrados como Talese y Ryszard Kapuscinski o herederos suyos como Jon Lee Anderson han ido manteniendo la llama", concluye Albert Chillón, profesor de periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del seminal Literatura y periodismo.
Un sinfín de editoriales (Tusquets, con Leila Guerriero; Anagrama, con Lee Anderson; Global Rhythm, con Jessica Mitford; Libros del Asteroide, con el histórico Manuel Chaves Nogales; Debate mismo, que llegó a tener un premio periodístico..., por poner solo cinco ejemplos) han salpicado desde hace ya unos años sus catálogos. Pero ahora hay más. Muchos. Otro de hace solo días: Lo que ha quedado del imperio de los zares (Renacimiento), texto de 1931 del modélico Chaves Nogales con entrevistas a exiliados de la Rusia blanca como Kerenski o la amante del zar. O un texto teórico, tal es la eclosión: Tan real como la ficción (Laertes), donde el venezolano Doménico Chiappe repasa la aplicación de herramientas narrativas al periodismo: personajes, punto de vista, tempo...
"El periodismo de papel tiene que ofrecer hoy subjetividad y eso solo puedo hacerlo a través de los géneros de la opinión y de la crónica", acota Aguilar. Internet tiene, pues, buena culpa del auge. "La erosión que la Red está causando en el periodismo escrito en su vertiente de información pura es un factor clave", resume. Chillón atribuye también el revival a "la sensibilidad social y el compromiso cívico y ético que en Latinoamérica muestran muchos periodistas".
Es en el sur del continente americano también donde aún queda papel para este tipo de reportajes, como recuerda Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara. "La narrativa más fulgurante en América Latina viene de la crónica; aquí en España casi no hay publicaciones que acojan esto pero allá están revistas como Gatopardo, Etiqueta Negra...", explica. Aunque desde luego, no estamos ante un invento editorial. "Hay muchos creadores interesados en esa hibridación".
Por eso ha decidido que en Alfaguara no haya una colección específica, sino que los títulos (seis al año) se vayan incorporando al catálogo general de literatura. Serán de tres tipos: los estrictamente de periodismo narrativo, como la historia mafiosa de Talese o uno que ultima Juan Villoro sobre la ciudad de México; un segundo bloque de textos los aportarán "escritores que son periodistas breves", como los retratos dominicales que ha ido realizando Rosa Montero (para mayo). La tercera y más novedosa fuente la aportarán "novelas de relatos reales, donde el autor coge un episodio de la realidad para ficcionarlo". Ahí estarán Alberto Fuguet con Missing (marzo), Álvaro Colomer (desvelando el triste papel de las tropas españolas en la batalla de Najaf, en Irak), Gabi Martínez (Solo para gigantes: un zoólogo español buscando el eslabón perdido en Pakistán) y Mathias Enhard.
Rozando la decena, las Crónicas de Debate ofrecerán este año, amén del trabajo de Jagielski sobre Chechenia, la investigación de Talese sobre la sexualidad y crónicas de Guillermoprieto, trabajos del norteamericano Charles Bowden (La ciudad del crimen, sobre la temible Ciudad Juárez, en marzo), del icono de la revista mexicana Proceso Ricardo Ravelo (Narcomex, buceo en la vida del traficante Osiel Cárdenas, en mayo) y del californiano William Vollmann (que revive al James Agee de Elogiemos ahora a los hombres famosos con Los pobres, para junio).
También podrá calibrarse el depurado estilo del argentino afincado en Barcelona Leonardo Faccio (con un curioso retrato de Leo Messi, corregido y aumentado del que publicó hace poco en Etiqueta negra) y del mexicano Fabrizio Mejía Madrid (asiduo de Letras Libres y Proceso, con las crónicas reunidas en Días contados). El norteamericano David Remnick brindará su Pulitzer (La tumba de Lenin, acto notarial del desmoronamiento de la URSS),
¿Encaja hoy mejor la sociedad la mezcla entre realidad y ficción y eso explicaría el auge de este tipo de libros? "Esa mezcolanza está incluso en las series de televisión: las más reputadas, como Los Soprano, Mad men o The Wire, tienen cargas de realidad inmensas", observa Reyes. "No, lo que ocurre es que hay una serie de periodistas que tiene la sensibilidad y el talento para abrir en canal las entrañas ficcionales de aquello que llamamos realidad", lanza Chillón. Las frágiles fronteras, si existen.
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