Entrevista: Julie de Trazegnies
“Me interesa que los lectores sientan cuando lean mis historias, que se conmuevan a partir de sus propias vivencias”
Maldita sea (Planeta, 2008) es un muy buen libro de cuentos que ubica a Julie de Trazegnies en un lugar de gran expectativa dentro de la nueva narrativa peruana. En esta entrevista conversamos sobre esta publicación.
Gabriel Ruiz Ortega
En tu libro Maldita sea noto una voz narrativa muy madura. Es decir, hay un conocimiento de causa de los temas tratados en cada uno de los cuentos. Ahora, si un tema se impone, este es pues el de la pérdida.
La pérdida es, de hecho, un tema central en mis relatos, pero no hay que olvidar que después de la perdida viene la búsqueda. La búsqueda de aquello que se ha perdido o de algo nuevo que le dé sentido a la existencia de los personajes. En este sentido, creo que varios temas engloban los relatos de Maldita Sea: el amor y el desamor, el miedo, el azar y el destino. También me atrae mucho el tema del sueño y la vigilia, de lo que conforma la realidad en mis historias y lo que no es más que un juego de la conciencia de los personajes. Hay, pues, un común denominador que subyuga al lector a través de la lectura del libro tratando de revelar las emociones ocultas detrás de las circunstancias cotidianas.
La pérdida es, de hecho, un tema central en mis relatos, pero no hay que olvidar que después de la perdida viene la búsqueda. La búsqueda de aquello que se ha perdido o de algo nuevo que le dé sentido a la existencia de los personajes. En este sentido, creo que varios temas engloban los relatos de Maldita Sea: el amor y el desamor, el miedo, el azar y el destino. También me atrae mucho el tema del sueño y la vigilia, de lo que conforma la realidad en mis historias y lo que no es más que un juego de la conciencia de los personajes. Hay, pues, un común denominador que subyuga al lector a través de la lectura del libro tratando de revelar las emociones ocultas detrás de las circunstancias cotidianas.
¿En qué sentido?
Los relatos reflejan al individuo ante la volatilidad de la vida, ante lo incierto. Y la tragedia o dificultad de sus protagonistas radica en aceptar que en esta vida todo es relativo y temporal, tanto la felicidad como la desgracia. El individuo busca la felicidad eterna por naturaleza pero los personajes de mis cuentos enfrentan la realización de que eso no existe. Que un día están bien y al día siguiente la vida les ha cambiado por completo y están experimentando las vivencias más brutales. Pero luego, nuevamente la vida golpea al hacerlos conscientes de que la tragedia también es efímera y ellos tienen que ver qué hacen de ese nuevo conocimiento.
En muchos de los cuentos queda reflejado el conflicto interno de las parejas. Digamos que el desgaste de las mismas no obedece a una paulatina presencia del desinterés afectivo, sino a la aparición de un hecho crucial que las lleva a querer, o sino barajar la idea, de separarse.
Efectivamente. En los relatos, el desgaste de las relaciones se da principalmente por un acontecimiento externo que pone a los personajes -y a las parejas- al límite de su existencia. Lo que me interesa explorar es cómo estos personajes sobrepasan este trance y qué hacen de él. Son personajes que se enfrentan al infortunio, que están expuestos a la volatilidad de su existencia. En este sentido, se explora al individuo en sus extremos. Pero aunque estos personajes pueden percibirse inicialmente frágiles, a través del desarrollo de la trama van cobrando fuerza, desafían sus situaciones con valor, despojándose de sus debilidades y más bien destellando un ímpetu revitalizador. Sin embargo, no sucede lo mismo con las parejas de los relatos, ya que después de la desventura, los personajes pelean cómo pueden para sobrevivir y no siempre las parejas pueden salir adelante juntas.
En el cuento que titula la publicación, veo que hay dos factores narrativos. El relato empieza con un respiro realista y de a pocos empezamos a notar un aliento que linda con lo fantástico.
En el relato que da nombre al libro, la casa toma un protagonismo fundamental. Más allá del elemento fantástico, la casa se convierte en el personaje central del relato, que define a los personajes y su destino. Me pareció interesante dar el punto de vista de ambos protagonistas para que sea la casa “el personaje” cuya versión no es narrada. Digamos que al darle voz a cada uno de los personajes de la pareja, el lector tiene la oportunidad de tomar una posición con respecto a ellos, ya que se le ofrece ambos puntos de vista. Es la casa la que queda indefinida y el lector expuesto para darle la interpretación que le parezca más pertinente, tanto a la pareja como a los acontecimientos humanizados que se desprenden de la casa.
El otro factor tiene que ver cuando abordas la voz masculina, que está muy bien logrado. ¿Te fue difícil escribir bajo ese registro?
Me fue natural. Creo que el relato no hubiera adquirido la misma fuerza de no haber contado con ambos puntos de vista. Traté que el narrador se mantuviera absolutamente neutral en todo momento para no potenciar a un lado sobre el otro. De hecho que fue uno de los retos más interesantes en el proceso creativo de esta historia pero me pareció que le hacía justicia al relato narrarlo de esa forma, especialmente si quería lograr que la casa cobre un protagonismo esencial.
Este relato quedó finalista de un Premio Copé...
Sí. Me animé a participar en el Premio Copé porque a nivel personal, en esa fase de búsqueda que nos encontramos al principio, necesitaba un referente, una especie de termómetro que de alguna manera valide lo que venía haciendo por tanto tiempo. Sin duda, me brindó la confianza y el empuje necesarios en esa etapa inicial. Fue un reconocimiento muy alentador que me reanimó a seguir escribiendo. Además, es una oportunidad para empezar a darte a conocer como escritor en un mundo en donde no es nada fácil comenzar sin que nadie haya escuchado antes tu nombre. Creo que ayuda a darte cierto grado de exposición que es esencial al momento de buscar la primera publicación. Para mi, en lo personal, fue una afirmación fundamental.
Me llamó la atención la forma cómo trabajabas en el cuento “Sin retorno” la paulatina pérdida de la percepción de la realidad de la protagonista.
Lo que me interesa en este cuento es nuevamente la pérdida, no sólo de lo tangible, sino también de lo intangible, de la propia identidad. Es la pérdida en su nivel más profundo y precisamente ahí se muestra qué es lo que el personaje hace de esa situación, en este caso en particular dejando al lector confundido y libre de hacer las interpretaciones que le funcionen al leer el relato. En mi opinión esa es la magia de la ficción. De hecho, la pérdida de la percepción de la realidad de la protagonista es galopante conforme va avanzando la historia y lleva el ritmo de la misma hasta el punto de desconcertar al lector y hacerlo perder a él mismo la percepción de lo que está sucediendo en el relato. El desenlace final de este cuento cambió repetidas veces a medida que iba avanzando en la historia y es quizás porque a mí misma la protagonista me fue llevando a perderme en la realidad de los eventos narrados. Por eso creo que este cuento tiene un efecto fulminante en su desenlace.
Sabemos que en todo proyecto narrativo hay textos que son más difíciles que otros, a veces uno vuelve a escribirlos partiendo de un detalle utilizado en un primer borrador. Esta es la idea que tengo luego de leer “La espera.”
“La espera” es un cuento especial para mí. Lo escribí en un momento de quiebre en mi vida y el relato se fue literalmente transformando a medida que lo iba contando y fue cambiando de giro una y otra vez. Tuve la idea germinando mucho tiempo en mi cabeza pero cuando me senté por fin a escribirlo, ésta fue cobrando fuerza y el destino de los personajes fue cambiando para terminar en un relato muy distinto al inicialmente concebido. Incluso el título lo cambié al final de todo el proceso.
No sé si te lo han dicho, pero más allá de la tragedia patente en los relatos, los protagonistas tratan de cambiar su destino, como en “Lucha de poderes”. Allí, el protagonista está decidido a matarse, pero los cuestionamientos que derrocha en su monólogo por momentos reflejan una solapada expectativa de querer quebrar su decisión.
Es bien interesante que lo menciones porque para mí es evidente que la temática que es el hilo conductor de los relatos del libro es la de individuos enfrentados a la adversidad de la vida. Y hay una exploración de la manera subjetiva de cada uno de los personajes de responder ante estas vivencias, de reaccionar ante el sufrimiento. Pero a pesar de que los temas están centrados en la pérdida, la incompatibilidad, la incomunicación y el desamor, los personajes pueden inicialmente aparecer como individuos frágiles pero en el desarrollo de la trama se van despojando de sus flaquezas y les brota la fuerza, irradiando una luz de esperanza, de mirar hacia delante, de sobrevivir a los problemas. El libro refleja una atmósfera enigmática y revela las emociones ocultas detrás de las circunstancias más cotidianas. Es decir, los personajes son individuos fuertes que se enfrentan a situaciones extremas y luchan por salir adelante. Como bien dices, ellos tratan de cambiar su destino. No son derrotistas ni conformistas, sino todo lo contrario. Y esto no es solo en el cuento que mencionas sino en todos los demás. Los protagonistas luchan por ponerse de pie y seguir adelante a pesar de los obstáculos que la vida les ha impuesto.. A veces la gente tiene miedo a enfrentarse a ciertos temas pero, en realidad, el verdadero significado de la tragedia es aquel que le da quien lo padece. Los personajes son expuestos a acontecimientos desafortunados pero tienen el impulso de hacer algo de esas experiencias, de crecer a través de ellas.
El estilo que usas es diáfano, no es uno al servicio, por ejemplo, de la descripción de escenarios y conductas, sino uno que intenta en el detalle mostrar la sensibilidad de los personajes.
Creo que mi propuesta narrativa explora la existencia humana desde su ámbito más profundo, más intimista. Me interesa que los lectores sientan cuando lean mis historias, que se conmuevan a partir de sus propias vivencias. Lo que trato al escribir es de ser absolutamente honesta y no tener temor de penetrar en la esfera más íntima e introspectiva de mis personajes, dejándolos completamente descubiertos ante el lector.
También he visto que no te gusta ir más allá de lo necesario, como si fuera una especie de peligro alejarse de lo central.
Pienso que en el relato solo se tiene que contar lo indispensable, el resto queda de lado, para que el lector lo complete, lo interprete, lo imagine. Ese es el encanto intrínseco de la literatura y por eso cada lector lee de manera diferente las mismas obras, porque llena los espacios que el autor deja en blanco con su subjetividad, con la carga que trae de sus experiencias de vida. En ese sentido, de alguna manera, siento que tengo algo de la tendencia minimalista: si puedes decir algo con tres palabras no uses cuatro y si es posible intenta emplear sólo dos. Más que verlo como un peligro de alejarse de lo central, creo que en los relatos breves no hay lugar para la retórica –y en general no soy muy partidaria de ella ni siquiera en las novelas- ya que ésta produce una distracción del lector apartándose del mundo imaginario que el autor le está sugiriendo.
Siguiendo en el estilo. Cuando leí el libro por primera vez, creí detectar la influencia de Haruki Murakami. Pero después de la relectura, en pos de esta entrevista, creo que esta influencia viene por cuenta de la tradición que nutre al japonés. Es decir, noto cosas de algunos libros de Fitzgerald y Thomas Mann.
De hecho Murakami es un autor que he leído y disfrutado mucho. Creo que no me equivoco al decir que gran parte de su obra la he leído durante el proceso creativo de Maldita sea. Sin embargo, me parece curioso que lo menciones porque a mí me cuesta encontrar influencias directas en mi narrativa. De hecho tengo muchas, y te podría decir por ejemplo que durante la creación del libro leía mucho a Carver, Moore, Sallinger y Hemingway. También Patricia Highsmith me impresionó mucho. Pero creo que al escribir recurrimos a todos los referentes que tenemos en nuestra biblioteca interna. Es decir, libros que desde pequeña me han ido marcando van saliendo de pronto y van conformando, junto con las lecturas más adultas, mis influencias. Es difícil decir quiénes o cuáles son mis referentes literarios pero siento que definitivamente muchos más de los que podría nombrar. Y, sin duda, a parte de los que te he mencionado, Borges y Ribeyro, para dar dos ejemplos, han dejado grandes huellas en mí y por tanto imagino que han influenciado en mis creaciones. Borges me ha deslumbrado desde un inicio con la exploración de los temas del sueño y la conciencia del individuo. De hecho son temas que me interesa abordar en mi narrativa. Por otro lado, Ribeyro es un cuentista extraordinario a quien admiro con gran intensidad. La celebración del instante de Ribeyro siento que, en definitiva, me ha marcado porque si bien describo vivencias a veces tremendas, trato de transmitir en cada uno de mis personajes una gran voluntad de vivir, de sentir y de justificar la belleza de la vida con todas sus miserias. De alguna manera, hay que sacarle la vuelta a la vida, robarle la pelota y tenerla en nuestra cancha para vivir con libertad y enfrentar como mejor podemos la desgracia de saber que todo es relativo y temporal en nuestras existencias. Por eso mis personajes siempre tienen una mirada hacia adentro con una reflexión profundamente intimista que les permite sobrellevar el momento y seguir para adelante.
Podría parecerte raro o hasta jalado de los cabellos, pero en no pocos cuentos he sentido también la cuota de la poesía. Pienso en Blanca Varela, Sylvia Plath.
Me parece interesante tu percepción porque si bien es cierto que he leído a Varela y Plath y tantos otros poetas clásicos en la carrera de literatura, siempre me he inclinado más por la narrativa no sólo en la creación sino en la lectura. Pero una vez más, creo que a uno le es imposible señalar sus influencias porque se van formando con todas y cada una de nuestras lecturas y de pronto salen en un relato o una narración determinada sin que podamos advertirlo.
Hace no mucho leí en una entrevista que estabas escribiendo una novela. Varios de tus relatos me dan la impresión de ser novelas encapsuladas. “Ella”, “Mala noche” y “La espera”, en especial.
Los relatos de Maldita Sea fueron concebidos como relatos desde un principio y nunca se me cruzó la idea de convertir alguno en novela. Primero, porque nunca había escrito una novela y me sentía cómoda con el género del cuento. Y en segundo lugar, sentí que eran ideas que se plasmaban mejor en el formato corto. Sin embargo, los cuentos que mencionas, especialmente “Ella” y “La espera” al verlos en retrospectiva, y ahora con la experiencia nueva de estar escribiendo una novela, creo que podrían darse para esa estructura narrativa.
¿Esta novela recoge aspectos de tu libro de cuentos o estás explorando otros temas?
Esta novela sí recoge aspectos de “Maldita Sea”. Creo que uno tiende a escribir los temas que lo remueven, que lo tocan de una manera u otra y afectan su existencia. En este sentido, los temas de la pérdida, el azar y el destino son recurrentes en mi obra. Obviamente son abordados de manera totalmente diferente, pero creo que hay elementos que jamás podré abandonar en mi creación literaria porque me persiguen desde que tengo memoria. La diferencia central en este proyecto con respecto a “Maldita Sea” es, justamente, el género ya que esta vez la historia se concibió como novela desde un inicio, lo cual me tomó por sorpresa y hasta me asustó la idea de la gran empresa que tenía por delante. Siento claramente que esta historia no podría narrarse, de ninguna manera, dentro del formato del relato breve porque los personajes se me han presentado con mucho bagaje y una gran historia detrás.
1 Comentarios:
El cuento que abre el libro es genial. Me enganchó totalmente a ese mundo. Seguiré leyendo los demás...
Saludos.
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