Revisando "En el camino"
No recuerdo bien el lugar donde encontré y, por ende, compré En el camino, la antología generacional que Guillermo Niño de Guzmán publicó en 1986. Quizá en El Virrey. O quizá en Amazonas, en el puesto de libros de mi amigo Abelardo.
Días atrás volví a revisar esta publicación, la cual, a lo largo de los años, se ha convertido para mí en una suerte de biblia. A lo mejor fue la primera lectura que hice de ella lo que motivó a lanzarme, tiempo después, a la hechura de antologías.
Pues bien, el autor de Caballos de medianoche la tuvo más que difícil para armar esta publicación. Tengamos en cuenta que atravesábamos años sumamente fregados. Perú no se estaba yendo a la mierda. Perú ya estaba en la mierda. Todo estaba de cabeza y lo peor, sí, lo peor aún estaba por venir. Y precisamente en este contexto GNG confeccionó uno de los títulos mayores de la tradición cuentística peruana. Como los buenos vinos, esta antología ha mantenido la calidad de su sabor y espesura. En otras palabras: no ha envejecido nada.
En el camino leemos los relatos de Cromwell Jara, Guillermo Saravia, Siu Kam Wen, Zein Zorrilla, Mariela Sala, Alejandro Sánchez Aizcorbe, Mario Choy, Ernesto Mora, Carlos Schwalb, Augusto Tamayo San Román, Alonso Cueto, Guillermo Altamirano, Rafael Moreno Casarrubios, Walter Ventosilla y Mario Ghibellini… A todos ellos me los imagino jóvenes, viajando como sardinas en los micros (y dependiendo de las circunstancias, colgados del estribo), zarandeados por el horror, escribiendo y leyendo asustados ante el peligro de ser víctimas de una bala perdida o la explosión de un cochebomba en las calles.
Del prólogo, “Una generación del desencanto”, quiero destacar un par de aspectos que me parecen válidos traer a discusión. El primero es el referido al término “generación”. Para los lectores, escritores y críticos que han empezado a leer a los 25 años, esta palabrita les resultaría arcaica, no ajustada a nuestro actual mundo globalizado (o como gusten llamarlo). Se critica tanto su uso y no se brinda otro que lo sustituya y ayude, sobre todo, a la hechura de buenas antologías. Hasta que no encontremos otro criterio tendremos que seguir empleándolo, y no porque me ligue a una de las canciones más coreadas de The Who, sino porque medio de su magisterio he podido leer no pocas selecciones rubricadas ya sea por la responsabilidad o la ociosidad. A veces, solo a veces, pienso que la crítica abusiva que se le espeta a lo generacional tiene un fin: justificar la trampa, privilegiar el amiguismo y solapar los sentimientos menores… El segundo aspecto es el referido a la convocatoria como tal. Como se colige, En el camino es una antología ochentera. En aquellos años resultaba complicado encontrar nuevos escritores peruanos con libro publicado. Por ello, en lo que obviamente resultó un trabajo titánico, GNG llevó a cabo su escogencia valiéndose de algunos autores que se habían dado a conocer, principalmente, en revistas. No quedaba otra. Se tuvo que recurrir a autores inéditos porque el contexto lo justificaba. En cambio, hoy en día las cosas han cambiado, convocar a inéditos es síntoma de criollada. Incipiente o no, tenemos una industria editorial que ha permitido la salida de nuevas voces, al menos en teoría un libro publicado vendría a ser la garantía de que el autor de turno construirá un proyecto de obra.
Cada vez que reviso este librazo, me embargan sensaciones distintas. En unas ocasiones me parece una colección sin competencia, en otras buena y en la mayoría de las veces irregular. No obstante, siento mucho placer de lector en la disposición (orden) de los relatos, comandados por un sencillo criterio cronológico, lo cual le confiere al conjunto un ritmo de novela (el azar de la mano con los proyectos de verdad), con subidas, frenazos y vueltas al nervio narrativo. Un ejemplo: Qué mejor comienzo que con “Montacerdos” de Cromwel Jara.
Cierro En el camino y me pongo a pensar en los autores convocados, en aquellos que se proyectaban como grandes promesas y que solamente pergeñaron un proyecto de obra aceptable (Jara). Otros que aún no superan la contundencia de sus primeros libros pero que ya tienen un lugar de privilegio entre los seguidores de nuestra cuentística (Kam Wen). Y uno que no ha hecho otra cosa que crecer con cada libro publicado, siendo a la fecha una pluma mayor de la narrativa peruana (Cueto). Y claro, que este post sirva también para declarar mi hinchaje, hasta el momento silente, por la poética de Carlos Schwalb.
5 Comentarios:
Estupendo post, Gabrielito!!!
Hola Gabriel
mataria por esa antología, ¿crees que la encuentre en el virrey?
Y yo soy una hincha declarada de tu blog Lafortaleza de la soledad
Gran post, Gabriel! Y dónde se puede encontrar la antología???
Para encontrar en "En el camino" hay que ser guerrero. Con suerte aún puede encontrarse un ejemplar en El Virrey (en la sección de libros peruanos) o sino recorrer los puestos de libros de viejo del centro de Lima.
Ss
Gabriel
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