Solidaridad con el escritor Rafael Inocente
Llega a mi mail un archivo adjunto.
Averiguo al respecto, cruzo información y llego a conclusión de que tengo que apoyar a Rafael Inocente. La gente del diario Correo ha llevado a cabo una lectura torcida de una entrevista que le hicieron hace algunos años.
Ahora, nada me separa más de Rafael que nuestras posturas políticas. No comparto su izquierdismo, pero siempre he valorado su grado de compromiso y consecuencia con lo que piensa. Ojalá todos los escritores peruanos, los de tendencia de izquierda en especial, lo apoyen, se unan contra lo que a todas luces es un abuso, una patente campaña de desprestigio. Ya pues, señores, un poco de desahuevina y a apoyar, como se debe, a Rafael Inocente.
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SENDERO, LA PESCA Y LOS ESCRITORES
LA SATANIZACIÓN A LA MEDIDA DE LA DERECHA FRONTERIZA: DEFIENDEN EL STATUS QUO EN EL SECTOR PESQUERO
En solidaridad con el escritor Rafael Inocente
El doble rasero de la derecha
En los años ochenta, un historiador con fama de oráculo declaró: “El fenómeno Sendero Luminoso no puede ser dejado de lado como si se tratase de unos cuantos fanáticos, porque revela toda una tendencia del movimiento popular aunque pueda estar incorrectamente expresada y representada en esa agrupación”. En el libro “Las furias y las penas”, también se recoge otra de sus afirmaciones controversiales: “Si alguien me pidiera una condena a Sendero Luminoso hoy en día, yo actuaría del mismo modo que en 1780 actuó Baquíjano y Carrillo, negándose a condenar a Túpac Amaru”.
¿Quién dio estas declaraciones: acaso un filosenderista, un resentido social, un peligroso comunista, como deberíamos pensar si tomáramos a pie juntillas los discursos inquisitoriales del pasquín Correo? Nada de eso, las dio un historiador que en el año 2000 postuló al Congreso en la lista del fujimorismo. Nos referimos, claro está, a Pablo Macera. Ni esa vez ni luego los medios que ahora han desatado una campaña (cual “caza de brujas”) contra los que denominan “ultras” se rasgaron las vestiduras por la postulación de un intelectual que se autocalificaba de “senderista luminoso honorario”. Hubiera sido bueno y esclarecedor que en esa época la prensa de la derecha objetara la candidatura al Parlamento de un historiador con una opinión tan complaciente sobre el fenómeno subversivo. Pero la moral del fujimorismo mediático nunca dio para tanto y lo que nos ofrecieron fueron las continuas lisonjas de Martha Hildebrandt y la bancada de Fuerza 2000 a Pablo Macera en los escaños del Legislativo. Cuando el año pasado la revista Caretas le preguntó si creía que Keiko pasaría a la segunda vuelta en las elecciones, Macera respondió casi suspirando: “Ojalá”. No es difícil de imaginar que en un hipotético gobierno de Keiko Fujimori los mismos que ahora buscan “rojos” en el Gobierno de Humala hubieran celebrado con frenesí la juramentación de Macera como ministro de Cultura.
El caso Rafael Inocente
A tono con esta campaña en busca de “comunistas” infiltrados en el Estado, Correo hace unos días atacó de modo difamatorio al destacado escritor y experto ingeniero zootecnista Rafael Inocente, extrayendo declaraciones fuera de contexto y presentándolo prácticamente como un advenedizo “burócrata antisistema” simpatizante del terrorismo. Una de las frases supuestamente “apologéticas”, que figuró como titular de la nota, fue ésta: “Abimael es un intelectual”. En pocos días el cargamontón desde ese pasquín del fascismo iletrado, secundado por sus corifeos de la Tv Rey con Barba, consiguió su objetivo sobre la base del chantaje ideológico: el escritor Rafael Inocente fue primero sometido a una kafkiana investigación administrativa por el órgano de control interno del Instituto Tecnológico Pesquero (por su opinión política y su novela) y finalmente le enviaron una carta de despido (sin causal legal y de forma ilegítima, por orden verbal del Ministro de la Producción, José Urquizo) de su cargo de director general técnico en el Instituto Tecnológico Pesquero, para el cual no solo estaba calificado –como lo acreditan sus quince años de experiencia en el sector y el haber formado parte de la Comisión de Transferencia del actual Gobierno en el sector Pesquería–, sino al que había accedido a través de un concurso público, evaluado por un comité nombrado antes de su ingreso a la Institución.
Huelga decir que en el poco tiempo que Rafael Inocente se desempeñó en el Instituto Tecnológico Pesquero planteó audaces propuestas como la implementación de un Plan Nacional de Consumo Masivo de Productos Hidrobiológicos bautizado “A comer pescao”, el cual contemplaba el canje de la multimillonaria deuda que mantienen las diez principales empresas pesqueras del país, por pescado. Esta deuda que los asesores del ex Ministro Kurt Burneo calcularon en por lo menos 890 millones de soles, permanece impaga desde hace diez años y se debe a infracciones sistemáticas a la normatividad pesquera, entre otros motivos, por depredar el recurso anchoveta, defraudar en el peso de las descargas de la pesca y contaminar el mar y el litoral. Sabemos además que otras propuestas de cambio sostenidas por Rafael Inocente y las nuevas gestiones que dirigen el Imarpe y el ITP, han sido motivo de rechazo absoluto por quienes defienden el status quo en el sector pesquero. Dichos cambios están referidos a modificaciones y/o derogatorias de la Ley General de Pesca, la Ley de Cuotas de Pesca, la modificación de la Ley del Imarpe, el apoyo expreso a los empresarios conserveros y a los pescadores artesanales así como el fomento real del consumo humano directo de pescado, entre otras, todo lo cual implicaría un cambio de la madre de todos los entuertos, ergo, la Constitución Política de 1993.
Nos preguntamos entonces: ¿Cuál es el trasfondo de la difamación a Rafael Inocente?¿hay delito de opinión en el Perú del Gobierno del señor Ollanta Humala? ¿Se puede despedir a un destacado funcionario por haber declarado en calidad de escritor sobre el tema de la violencia política dos años antes de asumir el cargo? ¿Quiénes se benefician con la abrupta salida de Rafael Inocente?¿Se puede, en concreto, acusar de apologista y de "infiltrado en el Estado" a quien reconoce simplemente que Abimael Guzmán es un intelectual, como pretendió el libelo Correo?
En un país con un alto índice de semianalfabetismo funcional y donde se suele sacralizar a las profesiones académicas, es muy posible que el acto de calificar a una persona de intelectual sea visto efectivamente como un elogio, cuando en estricto es solo una descripción de un estatus académico y no una loa de una cualidad ética o moral. Precisamente en la entrevista que brindara hace un par de años al blog “Literatura y Guerra” del poeta Niko Velita, a propósito de su novela “La ciudad de los culpables”, Rafael Inocente criticó muy ácidamente a Guzmán por el lado de la ética. No solo lo considera “equivocado” y “arrugón” (cobarde), sino que describe así la reacción de Guzmán ante su captura: “Solo atinó a decir, me tocó perder. Rodeado de mujeres en una cómoda mansión rodhesiana, se dejó coger como un minino viejo”. Frases que no solamente no son elogiosas, sino que establecen un deslinde claro de carácter ético con el líder de Sendero. Por tanto, la calificación de “intelectual” por parte de Inocente es solo descriptiva, nunca apologética.
Aunque al oscurantismo fascista le interese ocultar la verdad, lo cierto es que Rafael Inocente no ha dicho nada sobre Guzmán que no figure en cualquier libro especializado sobre el tema. Cualquier biografía mínima sobre el líder senderista tendría que consignar que se doctoró en Filosofía y Derecho y fue catedrático principal y director académico del Departamento de Filosofía de la Universidad de Huamanga. Es más, el antropólogo Carlos Iván Degregori incluyó a Abimael Guzmán dentro de los “intelectuales disidentes de provincias”. Por otro lado, el periodista británico Simon Strong, autor del best-seller mundial “Sendero Luminoso, el movimiento subversivo más letal del mundo”, impensable de cualquier simpatía con terrorismo alguno, nos ofrece esta descripción de Guzmán en su época de estudiante: “Guzmán fue el mejor alumno del tercer grado, el tercero en el cuarto grado, y el segundo en el quinto grado. Sacaba siempre las mejores notas en conducta y orden”. Luego nos refiere que en la universidad fue “alumno estrella” del filósofo kantiano Miguel Ángel Rodríguez Rivas, quien lo recuerda así: “Abimael era un hombre realmente notable y siempre bien informado”. Es el testimonio de Rodríguez Rivas, un filósofo muy lejano del marxismo y de manifiesta aversión a Stalin. En el mismo libro de Strong, se recoge la opinión del erudito británico Bill Tupman –estudioso del marxismo, experto en China, conferencista ocasional en el Colegio de Oficiales de la Real Escuela de Infantería y director del Centro para Estudios Policiales y de Justicia Criminal de la Universidad de Exeter, entre otras distinciones–, quien “confesó estar ‘impresionado e intrigado’ por la erudición comunista de Abimael Guzmán, por algunas sofisticadas originalidades suyas y por la coherencia interna general revelada en su entrevista con El Diario”.
Una guerra conceptual
Sin embargo, el fascismo con caperuza liberal tiene una opinión diferente. Aldo Mariátegui y otros polichinelas del pensamiento retrógrado nos dicen que quienes consideran un intelectual a Abimael Guzmán y una organización política a Sendero Luminoso son cómplices encubiertos o simpatizantes flagrantes del terrorismo y deben ser denunciados. Cualquier afirmación en sentido contrario es para el ala dura de la derecha una “farsa” o una “infamia”. Eso explica los sambenitos que han merecido algunos comisionados de la CVR por declarar, por ejemplo, que en el Perú de los años ochenta hubo un “conflicto armado interno” o que SL no era una simple gavilla de delincuentes sino una organización política. Se ha hablado de “sesgo ideológico”, e incluso (como la dupla inefable de Rey con Barba) de “traición a la patria”.
Pero la ignorancia de la derecha fronteriza es notoria. No sabe que uno de los primeros en calificar de “guerra” y no de “terrorismo” lo sucedido a partir de mayo de 1980 en el Perú, no fue un dirigente de izquierda “sesgado” sino un representante de la derecha señorial como Patricio Ricketts Rey de Castro, quien escribió en 1981: “Por mucho que sorprenda decirlo, los jóvenes de la dinamita no son, rigurosamente hablando, terroristas. (…) El Perú, querámoslo o no, vive desde hace seis meses en estado de guerra abierta. De guerra maoísta, campesina, artesanal y homeopática. (…) Pero guerra al fin.” (del artículo “Zonas liberadas” publicado en Caretas el 26 de enero de 1981, citado por Gustavo Gorriti Ellenbongen en el libro “Sendero. Historia de la guerra milenaria en el Perú”). ¿Hablarán ahora del “sesgo ideológico” de Ricketts Rey de Castro? Por otro lado, los propios manuales militares que utilizaron las FFAA para combatir a Sendero Luminoso calificaron el conflicto armado como una “guerra no convencional”, según testimonio de algunos generales ante la CVR, como el del ex del presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA), Arnaldo Velarde Ramírez, general de la Fuerza Aérea en situación de retiro.
Lo que tampoco entiende por conveniencia la derecha “bruta” (Tafur dixit) es que el reconocimiento del carácter político de una organización no la exculpa de su práctica criminal. Como si en la historia no hubiera habido (y aún hay) crímenes políticos. En el Perú, sin ir muy lejos, el Apra es un partido político responsable por lo menos de la masacre de 26 policías en la rebelión de Trujillo en 1932, el asesinato de Sánchez Cerro en 1933 y los crímenes del grupo paramilitar Rodrigo Franco bajo el mando de Agustín Mantilla (para no hablar de los asesinatos, desapariciones y torturas a nombre del Estado en el primer Gobierno de Alan García). ¿O eran simples delincuentes los apristas que perpetraron esos crímenes?
Pero, cuidado, la denuncia contra Rafael Inocente no solo ha sido ridícula y burda, sino sobre todo peligrosa por el clima inquisitorial que se pretende crear para luego perseguir, reprimir y consecuentemente anular política y laboralmente a cualquier persona que se ubique en una línea de pensamiento crítico. La campaña de satanización contra la CVR, las ONG derechohumanistas y los dirigentes que encabezan la protesta social, contra los funcionarios de cierta tendencia izquierdista, y contra los escritores e intelectuales no alineados políticamente con la globalización neoliberal, está en esa dirección.
1 Comentarios:
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http://rodolfoybarra.blogspot.com/2012/02/carta-de-escritores-peruanos-favor-de.html
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