Maldición eterna (a quien lea estas páginas)
La siguiente reseña
salió publicada en el segundo número de la revista Buensalvaje. De esta
publicación, haré un post en los próximos días. Hay más de un punto a comentar.
…
Perfiles. ¿En qué
pensamos cuando pensamos en escritores malditos? Podemos echar manos a las
anécdotas, a la tradición. Redescubrimos la definición que diera el poeta
francés Paul Verlaine de sus compañeros de ruta y de él mismo en su libro sobre
el asunto de 1884. Nos gusta pensar en el malditismo literario. Atrae, gusta,
seduce. Sin embargo, en la literatura no tendría razón de ser –o solo sería
cáscara, fatuidad, estolidez— si detrás de aquel no hubiera una obra a seguir, una
propuesta que se haya abierto paso en los bosques del tiempo y el olvido.
Latinoamérica ha sido
tierra nutricia en plumas signadas por sofocantes y constantes crisis
existenciales. Tenemos muchos nombres que a la fecha nos siguen hablando por
medio de lo que escribieron, sí, pero también por lo que vivieron, al punto de
que la tragedia, en ciertos casos, opaca lo que lograron en su literatura.
Sabedora de ello, la reconocida
cronista argentina Leila Guerriero nos presenta una selección de diecisiete
perfiles de aquellos grandes autores latinoamericanos señalados por el hálito
aciago; es decir: los rescata para el gran público, con el único objetivo de
acercarnos a sus sensibilidades y tratar de entender por qué hicieron lo que
hicieron y por qué les pasó lo que les pasó. Los malditos es, por donde se le mire, un trabajo monumental, de
los llamados a quedar y que confirma, una vez más, el buen momento que
atraviesa la literatura de no ficción en castellano.
Un perfil es una
invitación a la especulación. Debido a su carácter plástico, es el puente que
mejor une lo imaginado de lo supuestamente real. Es por eso que Guerriero, en
lugar de invitar a cronistas de oficio (a excepción, casualmente, de los
peruanos Marco Avilés y Daniel Titinger), convocó escritores y escritoras, la
mayoría reconocidos en el imaginario narrativo latinoamericano, como Alan
Pauls, Juan Gabriel Vásquez, Alejandra Costamagna, Rafael Lemus, Gabriela
Alemán, Edmundo Paz Soldán, Alberto Fuguet, Rafael Gumucio… Esta compilación no
solo es un gran muestrario de grandes plumas y malhadadas personalidades del
siglo XX, sino también un paneo de las actuales voces latinoamericanas, de esas
que marcan la hora y que gozan de proyección.
En estas páginas nos
enteramos y corroboramos datos que andaban sueltos, que más de una vez
condimentaban tertulias y charlas de bar y cafetín. Nos adentramos en la médula
de la locura de Martín Adán, Rodrigo Lira, Jorge Baron Biza, Alejandra
Pizarnick, Pablo Palacio, Porfirio Barba Jacob, César Moro, Jorge Cuesta…
Poetas y narradores, raros y geniales, cuya poética ha germinado la fidelidad
de los lectores a lo largo de decenios, elevándolos a la categoría de culto.
Estos lectores hinchas, cófrades y exigentes, encontrarán aquí un acercamiento
sin resolución, puesto que en el no entender, en la carencia de la explicación
total de sus sensibilidades, es donde yace la fuerza espiritual de los mismos,
acaso tan parecidos a nosotros, pero que se nos diferencian en el hecho de que
ellos sí pusieron sus vidas en el asador, dejaron la piel al servicio de un fin
no necesariamente feliz.
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