De culto - "Generación Cochebomba"
Minutos antes de la presentación de Generación Cochebomba.
Buco: G, no es la primera vez que
estamos en una mesa de presentación.
G: Así es.
Buco: ¿Entonces cómo es ahora?
G: No hay problema, yo arranco.
Improvisaré, a lo mejor mi texto se parece al tuyo. La lectura sobre el libro
de Guachón y las lisuras son tuyas.
Buco: Me parece bien.
El texto que leerán a continuación, es
el que preparé y no pude leer.
La presentación tuvo lugar en la sala
Blanca Varela de la FIL, el segundo sábado ferial a las 2 de la tarde. Pese a
que el horario no fue para nada el mejor, debo decir que la sala se llenó de
tope a tope.
…
Ante todo, me siento honrado de
presentar la segunda edición de la novela Generación
Cochebomba de Martín Roldán Ruiz.
No podría estar tranquilo si no felicito
públicamente al editor del sello Colmena
Editores, Armando Alzamora, quien con este primer título se ubica como un
hacedor literario en franca proyección. Armando es un voraz lector y ese detalle
para mí es más que suficiente. Necesitamos editores que lean, no impresores
preocupados en los avances de las sumas de la calculadora. Solo te pido,
querido Armando, y más allá de la amistad que nos une, que no te vayas por el
mal camino. Cuida el catálogo de tu sello como si fuera tu propio hijo.
Se supone que el ambiente de esta celebración
tiene que ser total, pero no, no lo es. Más allá de la presente reunión, no
podemos pasar por alto el contexto en el que se realiza, la Feria Internacional
del Libro, en donde se ha homenajeado a un personaje nefasto para la cultura y
la reciente memoria histórica peruana, la señora Martha Meier Miró Quesada.
Espero que no se sigan dando más homenajes como este en el futuro, homenajes en
donde priman las devoluciones de favores y no el reconocimiento a nuestros
verdaderos escritores y gestores culturales.
Esta historia empieza en una noche de
otoño del 2007. Me dirigía al bar De Grot, en el centro de Lima. Horas antes,
el entonces poeta Armando Alzamora me había dicho que en el bar se llevaría a
cabo una charla sobre una novela que daba cuenta de la movida subte de los
ochenta. Me encontré con Armando, quien me presentó a Martín. Por esas cosas
que solo la noche puede deparar, no pude quedarme en la charla, pero me fui con
un ejemplar de Generación Cochebomba.
Recuerdo el libro, su hechura modesta,
su diseño y diagramación a los que faltaba cierto toque de fineza si la
comparamos con los diseños y diagramaciones de otras publicaciones de las
nuevas editoriales de entonces. Mas su modestia exhibía una violencia estética
que denotaba una consecuencia entre la novela como objeto y lo que había en sus
páginas.
La leí en una sola noche, de madrugada.
Una lectura que fue todo un viaje a una década que no viví, una década de la
que solo sabía teñida de horror y bombazos. Lo primero que pensé al terminarla:
estaba totalmente seguro de que al libro le iría bien, que tendría no pocas reseñas.
No era para menos. Si cartografiamos la novela en el contexto en que salió, un
contexto en que imperaba la onda metaliteraria y en el que más de un desubicado
había firmado la muerte del realismo como el tronco mayor de la tradición
narrativa peruana, Generación Cochebomba
era una vuelta a lo mejor de nuestra tradición contemporánea, un tributo
acrisolado a Vargas Llosa, Congrains, Reynoso, Gutiérrez, Jara, es decir, a los
que han escrito desde las aceras, pistas, desde la suciedad de nuestras calles,
sin alejamiento de la visión política de la realidad representada. Es que no
nos hagamos problemas: la novela de Martín exuda política, y de la más temible,
la política del desconcierto de los jóvenes que no sabían qué mierda hacer con
sus vidas, de jóvenes que vagaban por las calles en busca, sin buscar, de algo
que al menos les justifique la razón de tanto mataperreo.
Este libro es el reflejo “stendhaliano”
de un sector de la juventud peruana de los ochentas, juventud que no tuvo otra
opción que buscar un refugio, del que sea, formando involuntarios grupos humanos,
en los que por el afán de pasarla, y sin ningún tipo de conocimiento en música,
decidían formar bandas de rock de garaje, bandas de rock de garaje que
recorrían a pie los más inhóspitos huecos de cemento del centro de Lima y
alrededores, haciéndolo con alegría agresiva, sabiendo que más temprano que
tarde serían protagonistas del pogo, de la pendejada nocturna mientras corrían
de las batidas, cochineando a las mujeres, putas, keteros, maricones y demás
que encontraban en la inesperada pero también esperada retirada a lo bestia.
Hablemos también de la presencia de Sendero Luminoso en estas páginas, una
presencia que se mostraba como solución a un país que se desbarrancaba gracias
a la bestialidad del Apra y la incapacidad e inmoralidad del presidente García.
No había otra opción más viable, más aún para jóvenes que al ver que no tenían
la más mínima oportunidad de “ser” y “hacer algo” en la vida, miraban como una
natural solución integrar un grupo armado, por ejemplo: uno de los tantos
protagonistas de la novela titubea si seguir en su banda o enrolarse en las
huestes terroristas.
Líneas arriba hice alusión a lo que esperaba
de la novela. Y no exagero: cada semana estaba atento a los periódicos y
revistas, creyendo que encontraría alguna reseña o nota sobre la publicación.
Pero nada. Nuestros críticos literarios ya estaban dando muestra de lo que
ahora es una certeza: su injustificable inutilidad, su ociosidad para buscar
libros, limitándose solo a lo que les llega a la oficina o la casa, su carencia
de sensibilidad para detectar la frescura de una propuesta, que en el caso de
Martín no es nueva, sino deudora de una corriente realista, como ya indiqué.
Estamos pues ante un libro que ha sobrevivido a la década anterior, ha
sobrevivido con Nuestros años salvajes,
Punto de fuga, y, alejada de esta
onda realista, Casa de Islandia, y
claro, algunos títulos más que por tiempo no puedo citar.
Escucha, oyente/lector: Generación Cochebomba es una novela de
culto. Su legitimidad vino de la mejor manera: del boca a boca del lector. La
primera edición es hoy por hoy inubicable, una rareza, un objeto de obtención
para fetichistas. Yo he sido testigo de esta fiebre Cochebomba, que no solo se limitaba a lo literario, sino también a
otras disciplinas, como las ciencias sociales. ¿Les hablo de las tesis que se
han hecho y se están escribiendo de la novela? Mejor no, veo a muchos
escritores aquí y no quiero ser responsable de un suicidio colectivo. No hay nada
peor para un escritor que el ego maltratado.
¿En qué radica la referencialidad de
esta publicación?, me pregunto. Y me respondo: su importancia yace en que
Martín la escribió con las únicas armas que debe exhibir y dominar todo
creador: su honestidad y sencillez en la ejecución de sus recursos. Para hacer
Literatura, no necesitas escribir bien. Escribir bien es algo que cualquiera
puede aprender. Literatura es nervio, el nervio que tensa el lenguaje, lenguaje
en tensión que sobrepasa la primera impresión y que se cuela en la sensación del
lector, una sensación permanente que solo contadas plumas pueden lograr.
Terminas de leer la novela y te dan ganas de buscar a Martín con un martillo
para romperle la cabeza y buscar en su cerebro el vericueto que nos lleve al
Backstage de su memoria.
5 Comentarios:
Generación cochebomba es un libro que me marcó cuando lo leí por primera vez. Tengo la primera edición y me vaciló no solo por las referencias musicales, sino por una afinidad cronológica y esa manera de tomar noticias de la época (motín del Sexto, el Petiso, entre otras) y novelarlas. Aún no leo la segunda edición, pero la primera sí que necesitaba pasar por un corrector y editor con urgencia.
Saludos
ET
Aparte de tu deseo de escribir llamativamente (backstage, etc) no le veo “raison d’être” a tu término “stendhaliano”; en Stendhal había ambición, luego proyecto de vida y es muy distinto que le salga el tiro por la culata y se joda el personaje a que ande perdido y con titubeos de “no sabía(n) qué mierda hacer con su(s) vida(s)”.
bueno, mi texto, obviamente, parte de la lectura de gc; en este sentido tendrías que conocer la novela y así me darás o no la razón, a menos que ya la hayas leído. saludos. g
y cuanto cuesta y donde lo puedo comprar, amigo
la novela la puedes encontrar en las principales librerías, como Sur, El Virrey de Lima, y también en Selecta Librería.
G
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