Distancia
Uno de los libros que desde hace tiempo
quiero recomendar y que por esas cosas de los apuros cotidianos no he podido
hacerlo es, sin duda alguna, El segundo
avión (Anagrama, 2009) de Martin Amis. La recomendación obedece a ciertas lecturas de ensayo que vengo abrigando de un tiempo
a esta parte, como, por ejemplo, todo lo que escribió Hitchens. Esta preferencia
yace en mi atracción por el pensamiento disidente de la opinión y del supuesto
sentido comunes.
Pues bien, aparte de ser uno de los
mejores narradores ingleses contemporáneos, Amis es también un estupendo
pensador a quien le importa muy poco las más feroces reacciones que puedan
generar sus opiniones (y si gustas, léete la monumental Experiencia, una de las autobiografías más letales de los últimos
lustros). Amis es de los que disfrutan pergeñando argumentos provocadores, de
los que prefieren quedar bien con su conciencia y ética a ser visto como un caballero
de la diplomacia o una personalidad a la que todos quieren y estiman por el
sencillo hecho de no meterse con nadie.
El terrorismo islámico es el eje
temático de El segundo avión. Para
más señas, el primero de los artículos fue publicado a los días del atentado a
las Torres Gemelas, el 11 de setiembre de 2001. O sea: el autor de Dinero se la tomó las cosas en serio
desde esta catastrófica fecha, haciendo uso de todos sus recursos literarios e
intelectuales. Pues bien, una empresa como esta suele traer muchos peligros,
sobre todo cuando la llevas a cabo en la inmediatez, inmediatez que no tarda en
tachonar de prejuicios la postura hasta del más pintado en los terrenos de la
argumentación. Amis lo sabe pero no duda en seguir y arremeter contra el
islamismo (no te confundas con el Islam), tomando partido por la franja de
poder que buscaba poner un alto a su avance y responder como se debe a los que
osaron amenazar a occidente.
La capacidad expositiva del autor es no
menos que impecable/brillante. Creo que en mi vida muy pocos libros de ensayos
y artículos han generado por igual un sentimiento de admiración y rechazo. Este
es uno de ellos, definitivamente. Ni hablar de los dos cuentos/cuentazos, “En
el Palacio del Fin” y “Los últimos días de Mohamed Atta”, que se incluyen, a lo
mejor con la idea de aplacar en algo la lluvia de críticas que finalmente tuvo
la publicación.
Sin embargo, si ampliamos nuestra
mirada, saliéndonos del encontronazo occidente-oriente, podríamos decir que una
lectura como esta ayudaría a ampliar el panorama de aquellos narradores e
intelectuales que escriben sobre la violencia política latinoamericana. Lo que
deja esta colección es lo que se puede llegar a pensar y canibalizar cuando
careces de distancia, cuando tomas partido sin conocer a fondo de aquello por
lo que se apuesta ya sea en ficción y en ensayo, en especial, muy en especial,
cuando el punto nutricio es uno tan llamativo como el terrorismo.
En Latinoamérica hemos vivido/vivimos
más de una clase de terrorismo y se ha escrito y publicado demasiado al
respecto, sin encontrar, ahora en lo que concierne a la ficción, una obra que podamos
tildar de maestra. A lo mejor la maestría pueda verse o intuirse en lo que los
chilenos vienen escribiendo “hoy en día” de la aberrante dictadura que les tocó
vivir. Han procesado, pues.
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