sábado, diciembre 21, 2013

testimonio coral

No pensemos mucho: estamos ante la oportunidad de leer un libro sumamente importante. Importante como documento histórico. Documento, si se me permite especular, que nos ayudaría a entender y ver de otra manera los avatares de La Primera Guerra Mundial. El pueblo en la guerra de la rusa Sofia Fedórchenko. 
La presente publicación se traduce por primera vez al castellano, por cuenta de Olga Korobenko, y la tenemos entre nosotros gracias al sello español Hermida Editores. Si somos objetivos, fríos y nada calculadores, no podemos negar que estamos ante un hito histórico que nos permite entender la novelística rusa de la primera mitad del siglo pasado. O sea, lo que hay detrás de ella, de lo que la nutre, de las referencias que seguramente más de un novelista ha usado y que extrañamente no ha reconocido como una fuente inmediata. Por otra parte, Fedórchenko ha sido víctima durante décadas del silenciamiento por cuenta de la intelectualidad rusa. Hablaríamos de machismo, de mezquindad y de innumerables muestras de miserabilismo. Pero más allá de esto, lo que importa es que hoy en día esta ex enfermera ocupa un lugar destacado en el imaginario cultural de su país. 
Si tuviera que hermanar la presente publicación,  podría hacerlo con el Informe de la CVR. 
Esto no es nada gratuito. 
Las novelas, cuentarios y poemarios más celebrados y criticados sobre la violencia política peruana tienen como base los testimonios consignados en la CVR. Mediante ellos se han forjado registros narrativos y poéticos que nos permiten entender, o en todo caso cuestionar, lo que realmente ocurrió en esos años aciagos de nuestra historia reciente. En este sentido, podemos rastrear una influencia y no debe extrañarnos que más de un entendido en la materia la llame bajo el rótulo de Literatura Peruana Post CVR. 
El pueblo en la guerra fue la brújula temática para no pocos escritores rusos que recrearon los estragos de La Primera Guerra Mundial. Aquí no hay protagonistas específicos, sino más bien directos testigos anónimos, testimonios de soldados rusos heridos en el frente de batalla entre los años 1915 y 1916. Soldados rusos atendidos por la entonces joven enfermera Fedórchenko, quien tomaba nota de sus traumas e impresiones que les deparaba la guerra. 
Leemos los testimonios y por instantes creemos que estamos ante una exageración de atrocidades, pero no, no encontramos exageración de ningún tipo, sino desazón y un desolador sentimiento de traición de los soldados rusos que dan cuenta de una guerra en la que se sintieron abandonados, de una guerra en la que defendían cualquier tipo de interés menos el de la soberanía. Los testimonios que se nos presentan no son más que radiografías de la bestialidad a la que puede llegar la involuntaria degradación humana. Estos soldados no se asumen como héroes, sino más bien como víctimas y victimarios. Matan, violan, aman. Uno los lee y sospecha que ya lo has leído. E indudablemente los hemos leído en la narrativa rusa que aborda la guerra, y no necesariamente lo ocurrido durante La Primera Guerra Mundial. He allí pues el valor documental que nos entrega Fedórchenko. Pero la publicación es también el reflejo de la ética y moral de la compiladora, porque dejó hablar a los soldados, sin tomar partido, es decir, sin divinizar ni satanizar. 
Sin duda, no discutimos el importantísimo aporte que tenemos en manos. Nos adentramos como pocas veces en los cruces de la guerra, pero ello no implica que extrañemos el vuelo literario. No olvidemos que la gran mayoría de soldados rusos eran analfabetos y Fedórchenko no era precisamente una escritora de oficio. 

… 

Publicado en Lee por gusto.

3 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

“Pero la publicación es también el reflejo de la ética y moral de la compiladora, porque dejó hablar a los soldados, sin tomar partido, es decir, sin divinizar ni satanizar.” ¿Y tú crees que esto se equipara a lo que hizo la CVR? No seas ingenuo (o quizás deliberado “estratega” de una facción), por favor. Sólo por señalar un detalle, la Sofía Fedórchenko no contó ni con el chorro de dinero ni con la camuflada ambición política de los teatreros de la CVR. Ni aseguró indirectamente y por la mediación de una simple aritmética que murieron 20 personas diarias sin interrupción durante 10 años (más diariamente si concentras las muertes en menos años, digamos 40 diarias en un periodo de 5 años intensos de matazón).

11:06 a.m.  
Blogger Gabriel Ruiz-Ortega dijo...

querido anónimo, creo que has malinterpretado parte del texto. lo que hago es hermanar lo de SF con la CVR como documentos matrices que sirvieron en la recreación literaria. G

12:19 p.m.  
Anonymous Anónimo dijo...

Sea, estimado GRO.

12:51 p.m.  

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