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Creí que julio y agosto serían meses
tranquilos.
Pero no. Me equivoqué, porque julio y
agosto serán meses adrenalínicos.
*
Anoche nos confirmaron que Selecta
Librería participará de la próxima FIL de Lima. Entonces, nos dejamos de
huevadas, detuvimos la tranquilidad y lentitud del inventario y nos pusimos
sobre la marcha, luchando contra el tiempo porque esta feria internacional
empieza este viernes 18.
Como dije en un par de posts anteriores,
voy a presentar algunos libros durante esos días en los que me toparé con
comerciantes de libros que odian la lectura. (Seguramente este fenómeno se da
en otros países, pero no creo que ese fenómeno adquiera la costura pintoresca y
colorida que vemos por estos lares.)
Pues bien, dije que presentaré algunos
libros. Al respecto, me siento en paz conmigo mismo, porque a diferencia de
otras ediciones feriales, ahora debo decir que ninguno de los títulos merece el
rótulo de interesante, hacerlo sería una mezquindad, un acto ruin sobre estos
libros que desde el saque se muestran lejanos de la medianía que signa a no
pocas publicaciones peruanas.
Entonces, sería idiota no alegrarme, no
recomendarlos cada vez que pueda.
*
Me esperan días de mucha actividad, pero
le seguiré poniendo la misma onda de siempre, o sea, este blog no cierra, y el
día que lo cierre será para siempre, cuando me sienta viejo y cansado, o sea,
en mucho tiempo.
Aunque el viernes haré un alto a mis
actividades, a las 5 de la tarde tendré una reunión a la que no debo faltar. No
sé cuántas horas dure la reunión, pero allá vamos con buena onda e ilusión. Y
mientras tanto, releo algunos cuentos de La
geometría del amor de Cheever, repico algunos pasajes de Operación Masacre de Walsh, también
ciertas páginas de Los amores de un
bibliómano de Field, del que escribiré una reseña en los próximos días.
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