miércoles, julio 16, 2014

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Creí que julio y agosto serían meses tranquilos.
Pero no. Me equivoqué, porque julio y agosto serán meses adrenalínicos.
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Anoche nos confirmaron que Selecta Librería participará de la próxima FIL de Lima. Entonces, nos dejamos de huevadas, detuvimos la tranquilidad y lentitud del inventario y nos pusimos sobre la marcha, luchando contra el tiempo porque esta feria internacional empieza este viernes 18.
Como dije en un par de posts anteriores, voy a presentar algunos libros durante esos días en los que me toparé con comerciantes de libros que odian la lectura. (Seguramente este fenómeno se da en otros países, pero no creo que ese fenómeno adquiera la costura pintoresca y colorida que vemos por estos lares.)
Pues bien, dije que presentaré algunos libros. Al respecto, me siento en paz conmigo mismo, porque a diferencia de otras ediciones feriales, ahora debo decir que ninguno de los títulos merece el rótulo de interesante, hacerlo sería una mezquindad, un acto ruin sobre estos libros que desde el saque se muestran lejanos de la medianía que signa a no pocas publicaciones peruanas.
Entonces, sería idiota no alegrarme, no recomendarlos cada vez que pueda.
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Me esperan días de mucha actividad, pero le seguiré poniendo la misma onda de siempre, o sea, este blog no cierra, y el día que lo cierre será para siempre, cuando me sienta viejo y cansado, o sea, en mucho tiempo.
Aunque el viernes haré un alto a mis actividades, a las 5 de la tarde tendré una reunión a la que no debo faltar. No sé cuántas horas dure la reunión, pero allá vamos con buena onda e ilusión. Y mientras tanto, releo algunos cuentos de La geometría del amor de Cheever, repico algunos pasajes de Operación Masacre de Walsh, también ciertas páginas de Los amores de un bibliómano de Field, del que escribiré una reseña en los próximos días.

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