martes, agosto 05, 2014

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Para variar, fuimos casi los últimos en abandonar las instalaciones de la FIL. Ayer lunes fue un día de desgaste físico, comprobé lo que venía sospechando, tanto la instalación y desinstalación de los stands son cosa seria. Admiro pues a los experimentados que instalan y desinstalan en cuestión de horas su stand, pero no me refiero a los stands institucionales, menos a los de las editoriales independientes, que son los más fáciles de armar y desarmar.
Llegué muy tarde a casa, demasiado cansado, pero nada que no pueda recuperar con quince horas de sueño profundo, más una despreocupación total por la vida, porque eso es lo que me interesa para los próximos días, despreocuparme de la vida y no pensar en nada más que en dormir.
Como he estado en días de intensa actividad, no he podido postear con la frecuencia que me hubiese gustado, a pesar de ello, y para bien, el blog no ha dejado de funcionar. Ahora, en los próximos días subiré algunos textos que escribí y que no puedo postear porque no encuentro el USB en donde los trabajé, uno de ellos es el texto de presentación de Las siete bestias de Crist Gutiérrez-Rodríguez y el otro va sobre unas notas al vuelo sobre la novela negra en el Perú, esto en relación a mi participación en la FIL, que me dejó algunas impresiones que estoy pensando en desarrollar o no, y no precisamente para resaltar, como es el caso de la maratón de escritoras que se celebró el lunes 28 de julio, que me dejó la sana pregunta: ¿quién se beneficia con este tipo de reuniones que ya exudan el indudable tufillo de la demagogia?

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