domingo, agosto 17, 2014

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A lo mejor uno de los libros que suscito la atención del lector recurrente, en los días de la FIL, fue la reedición de la antología Vox Horrísona de Luis Hernández.
Con esta reedición, PetroPerú inaugura la línea de poesía de su serie “Libros Peruanos”, serie que espero se convierta en un archivo de referencia obligada.
Pues bien, he leído la presente reedición de la antología y, aparte de recomendarla, he sentido que nos enfrentamos al mejor Hernández, ese Hernández que nos hace pensar más en su poesía, dejando de lado la leyenda que bien le ha generado muchísimos seguidores.
En lo personal, nunca he podido entender por qué el poeta tiene tantos seguidores si su obra es no menos que irregular. Para ningún lector competente de poesía peruana, es evidente que Hernández es un poeta menor. Entonces, ¿en qué radica ese encanto por la figura de Hernández, encanto que no hace sino generar que muchos se lancen a la búsqueda de su obra, búsqueda que los lleva a explorar los rincones más ocultos y peligrosos de la ciudad, búsqueda que los lleva a querer saber todo lo posible de él?
No voy a negarlo, durante un tiempo me interesó en demasía la vida de Hernández, como también el misterio sobre su trágica muerte. Hablábamos de Hernández sin haberlo leído en integridad. Pero el tiempo no pasa en vano, uno va madurando como lector y cuando somete se somete su poesía a la prueba, no tardamos en llegar a la conclusión, rápida por cierto, de que se trata de una poesía que languidece. Lo mismo podríamos decir del poeta Javier Heraud. Debido a esta irregularidad, ni Heraud ni Hernández tienen grandes puertas de acceso como sí tienen los poetas referenciales y canónicos.
Con los importantes poetas menores necesitamos antologías.
Hernández murió joven, no tuvo tiempo de afianzar su poética, pero ello no fue obstáculo para que escribiera poemas de gran alcance, poemas perdurables que nos llevan a sentir la poesía en la médula. En este sentido, el trabajo de Mirko Lauer resulta clave, se adentra en la hojarasca de la irregularidad y nos rescata lo destacable del poeta, los poemas que van a quedar, los poemas que son su verdadero legado, los poemas que lo posicionan como una de las voces más epifánicas de la poesía peruana de la segunda mitad del siglo pasado.
Homenajes, una película, una biografía, hasta polos y llaveros. De todo ha inspirado el recorrido Luis Hernández y ya es tiempo que nos inspire su poesía.

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