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No solo por salud mental, sino
últimamente por salud moral, he decidido no conectarme al Facebook.
Tampoco pretendo aislarme. En lo
personal, el Face me permite estar en contacto con personas que aprecio mucho y
me permite también estar al tanto de una que otra novedad, además, uso mi muro
como una ventana abierta de lo que he leído y de lo que leeré después.
Y claro, en Facebook somos testigos de
los intelectuales de izquierda que no desaprovechan la oportunidad de
aleccionar al pueblo sobre lo que es bueno y malo para nuestra presente memoria
colectiva. Los leo y me los imagino infelices, imbuidos en su doble discurso,
buscando las palabras y conceptos más efectistas que cubran la esencia
vergonzante de sus miserias.
En este sentido, la derecha peruana,
siendo lo basura que es, resulta mucho más coherente. Si esa derecha apuesta
por Castañeda para la alcaldía de Lima, ¿de qué nos vamos a quejar? Por el
contrario, es natural que apueste por este candidato, un digno representante de
la tecnocracia que domina este país, esa tecnocracia que busca cumplir
objetivos sin necesidad de responderle a un discurso ético y moral, porque
queda claro que a la ignorante derecha peruana, que por precisamente ser ignorante
(e inescrupulosa), le vale muy poco, por no decir nada, ajustarse a una
coherencia de principios. He allí pues el sentido de “Roba pero hace obra”.
Pero qué puedo pensar de nuestros
intelectuales de izquierda, que caen más bajo que sus antagónicos de derecha,
que olvidan, que todavía no salen de su borrachera, a quienes les es imposible
ubicarse en el discurso de la coherencia ética y moral de sus principios que
juran y rejuran honrar.
Ocurre que en Perú la izquierda letrada
peca de imbécil, de arribista, de lustrabotista, de acomplejada, que no
necesita de otra enemiga que no sea ella misma para perder viada y fuerza. No
es muy difícil, al toque la detectamos como mentirosa e hipócrita.
Es decir, los letrados moralistas de la
izquierda peruana me dicen que no debemos votar por un corrupto como Castañeda,
puesto que la ciudad de Lima no se merece un sujeto de esta calaña como alcalde,
que un hecho como este mancillaría a nuestras venideras generaciones.
La verdad, estos moralistas de izquierda
hablan y escriben de moral y ética como buenos. Muchos de ellos, por no decir
todos, apoyaron como si las huevas a un potencial sospechoso de violación de
derechos humanos, al que mucho antes de apoyar sindicaron como responsable de
torturas y asesinatos de campesinos. Pero ya nada me sorprende: esta izquierda
local es voluble, para ella las cosas cambian según el grado de su conveniencia,
porque le convenía apoyar a alguien que arrimándose a la izquierda, tenía
grandes posibilidades de llegar a la presidencia, sin importarle que ese apoyo
era una irrefutable afrenta contra aquello que tanto decía defender.
Así es, son estos mismos huevones y
huevonas que desde hace varias semanas me dicen que Castañeda es un corrupto,
sin percatarse de lo siguiente: que lo de Castañeda al lado del sujeto que
apoyaron no es más que un mal chiste de esquina, un garrafal tropiezo del
sentido común.
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