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Tengo un ligero dolor en la espalda,
debido al esfuerzo físico que he estado haciendo últimamente. Pero no es nada
del otro mundo, de cuando en cuando es bueno darle a los fierros, que no es la
causa del dolor, sino el hecho de la ansiedad que le pongo a ciertas prácticas.
Con ese dolor me dispongo a encontrarme
con Yesenia en la Católica. Subo a un taxi. Una vez acomodado, saco de mi
mochila la novela La nieve estaba sucia de
George Simenon.
Avanzamos como avanzamos en una natural
mañana de supuesto otoño, de manera lenta y con la atmósfera cargada. Me sumergí
en las páginas de la novela del belga.
El trayecto es más o menos largo, me
desentendí pues de la realidad. Por lo general, suelo fumar y ver las calles,
algunas que no he recorrido nunca, pero las miro para saber de sus cambios,
transformaciones.
Cuando el taxi llegaba a Salaverry, tuve
ganas de fumar. Lo que siempre hago en estos casos es pedir permiso, siempre,
es pues una buena costumbre, no soy un fumador que impone su preferencia.
Sin embargo, no pude hacer la pregunta.
Había que desahuevar al taxista.
Llamarle la atención.
No, el gilazo no estaba conduciendo mal.
Estaba haciendo algo peor: desarrollaba un crucigrama mientras manejaba.
El crucigrama del Trome sobre el timón,
con una mano conducía, la izquierda, y con los dedos de la derecha completaba
los casilleros del nombre de una bataclana, de una torta helada, ¿por?, porque
es pura gelatina, hijo.
“Oye, huevas, ¿por qué chucha haces eso?
Para tu caña de una vez”.
El gilazo, un moreno de cabello laciado,
me miró con la intención de responderme. En mi caso, estaba preparado para lo que
sería un altercado. Además, en mi sangre había violencia.
Qué tal concha. Nadie tiene comprada la
vida. Si te toca y te vas, te toca y te vas. Pero no esa manera, no bajo la
irresponsabilidad ataviada de estupidez.
El taxi se estacionó.
El moreno de cabello laciado tenía la
mirada puesta en sus manos que sostenían el timón.
Brotaba cólera de sus cachetes.
Pero a los cinco segundos se calmó, sus
mofletes adquirieron el volumen natural.
Pidió disculpas y siguió la carrera.
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