hablar, pensar
Confieso que durante mucho tiempo Susan Sontag
fue mi amor platónico. Me enajenaba su pensamiento. Sontag fue ante todo una
pensadora, una mujer atrapada en los torrentes de la inquietud intelectual. A
la fecha, sus ensayos son de lectura obligada, no solo para las plumas del
pensamiento académico, sino también para cualquiera que se precie de lector
serio. Obviamente, esta escritora norteamericana no solo destacó como
ensayista, lo suyo también fue la novela y el cuento, también el cine y el activismo
político. Destacó en cada uno de estos registros, pero valgan verdades, la
Sontag que quedará es la ensayista, así su club de fans se encargue de decir lo
contrario.
Nuestra pensadora era un hervidero de
ideas y sugerencias. Más de una vez dio la impresión de que solo vivía para dar
respuestas, sea cual sea el tema en cuestión. Su verbo quedaba en la médula de
uno, motivándolo a ver la vida y sus vicisitudes de otras maneras. No era para
menos, ella no solo hablaba desde la experiencia de la palabra, también desde
la experiencia vital en la que, por ejemplo, libró lucha contra el cáncer de
mama entre 1974 y 1977. Esa Sontag pensante y vital, la encontramos en esta
joyita: Susan Sontag. La entrevista
completa de Rolling Stone de Jonathan Cott.
Estamos ante un rescate que nos permite
tener en bandeja a una autora en estado de gracia. Por primera vez tenemos la
entrevista completa, no el tercio de la misma que apareció en Rolling Stone en
1979. Uno termina de leer el libro y lo asocia como parte de la obra de la
autora, porque tanto ella como su entrevistador, pusieron de lo suyo para que
esta entrevista-río sobreviva. Prueba de ello es que pasados treinta años, las
respuestas de la ensayista siguen manteniendo frescura y lozanía, debido a que
lo suyo no era solo el saber enciclopédico, sino que también fue una
intelectual interesada en el cine, las modas, el rock y todo lo que tuviera que
ver con la cultura del consumo. En sus preguntas y opiniones, Cott motiva a la
escritora a que brinde lo mejor de sí, por ello, cada respuesta viene
acompañada de extensas digresiones que nos ubican en el centro del pensamiento
de la autora para luego dirigirnos a un envidiable laberinto conceptual, hijo
natural de la cultura oceánica.
Pues bien, en estas respuestas no solo
tenemos a una pensadora comprometida con su inteligencia. Lo que eleva a Sontag
a un estado de perdurabilidad es su compromiso con los tópicos que aborda. Es
decir, hablamos de una intelectual coherente, que no se solazaba únicamente en
la formulación de ideas y en la hechura de discursos que contentaran a la
academia y al público interesado. Sontag se exigía un compromiso. Su discurso
venía acompañado de la coherencia que le permitió lograr una legitimidad que
muy pocos intelectuales, al igual que hace cincuenta años como hoy, pueden
alcanzar. Esta consecuencia la convirtió en una figura de relevancia y respeto
a nivel mundial, incluyendo a quienes no sintonizaban con sus posturas
ideológicas.
Por otra parte, una publicación como
esta es una prueba más de la categoría de género literario con el que deben ser
asumidas esta clase de entrevistas que abordan las vidas de los autores, los
procesos de sus poéticas y que van más allá de la mera información. Estas
entrevistas están llamadas a quedar, ya superaron la barrera del tiempo.
…
Publicado en Buensalvaje 16
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal