mujeres
Si algún futuro tiene este país, y si
este país no es menos mierda y corrupto, se lo debemos a sus mujeres. A esas
mujeres que no dependen de nadie, solo de sus capacidades y furia para salir
adelante. He tenido la suerte de conocer a mujeres de todas las edades, todas
ellas con un ánimo de lucha y carentes de conformismo.
Por más que se nos diga que estamos
avanzando como país, y por más que haya idiotas que crean esa mentira, este no
será lo que dicen que sea hasta que no se le reconozcan a las mujeres derechos
fundamentales, siendo ellas las únicas responsables de sus destinos, tal y como
pasó ayer en las calles del Centro Histórico, cuando vi a miles de mujeres
marchando a favor de la despenalización del aborto por violación.
Obvio, algún lector no peruano del blog
se mostrará sorprendido por lo que está leyendo, pero así son las cosas en este
país, en donde sus bases legales y el espíritu dizque democrático que las alimenta
están de cabeza. Bases legales que desde que tengo uso razón no han dejado de
estar a favor del hombre y ese espíritu dizque democrático que no es más que un
discurso demagógico que las ha engañado por generaciones, bajo la promesa de
que llegará el día en que sean tratadas igual que los hombres.
Las cosas no van a cambiar de la noche a
la mañana. En realidad, la lucha que libra la mujer en el mundo entero es ardua
y de acuerdo a su contexto, siendo sus problemas otros, no tan primarios como
los que luchan las mujeres peruanas, que ahora se manifiestan en una generación
que, para bien de todos, no se calla y que sin pensarlo mucho sale a protestar.
Aquellos que fuimos paralelos testigos
de la marcha de ayer, presenciamos la metáfora de lo que es la mujer peruana
hoy en día: en primer lugar, la última reserva moral del país; en segundo, su
ingenio para saber protestar, digamos que con estilo, llamando la atención
hasta del más reacio y cavernícola, que deja sus fines hormonales para estar de
acuerdo con una causa que el sentido común pide apoyar; y tercero, su mágica naturaleza
salvaje para no quedarse callada ante los atropellos, tal y como se vio ayer ni
bien la policía comenzó a replegarlas, persiguiéndolas con insultos y gases
lacrimógenos. Cualquiera hubiera pensado que allí acababa la manifestación,
pero no, ciudadano de a pie, nuestras mujeres se les enfrentaron a los
policías, sea vestidas, desnudas o semidesnudas. Había que ofrecer una
resistencia y ellas supieron resistir, hasta en las peores condiciones
mostraban estilo y un encendido y contestatario ánimo festivo.
Esta marcha, como me lo supongo, será
ninguneada por los medios de comunicación, que la están pintando como una
manifestación de un par de centenares, cuando lo cierto es que hubo miles de
mujeres en las calles. Lo que hicieron viene generando un eco y de ese eco
también se cuelga hasta la Primera Dama. Los medios son mezquinos, lo sabemos,
pero más poderoso que estos es la radio Bemba, esa voz del ciudadano que se ha
dado cuenta de que es el momento de apoyar una causa, un reclamo justo en todos
los sentidos y que debe honrarse legalmente, que de suceder, se lo deberíamos a
las mujeres como las que salieron ayer.
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