viernes, agosto 14, 2015

mujeres

Si algún futuro tiene este país, y si este país no es menos mierda y corrupto, se lo debemos a sus mujeres. A esas mujeres que no dependen de nadie, solo de sus capacidades y furia para salir adelante. He tenido la suerte de conocer a mujeres de todas las edades, todas ellas con un ánimo de lucha y carentes de conformismo. 
Por más que se nos diga que estamos avanzando como país, y por más que haya idiotas que crean esa mentira, este no será lo que dicen que sea hasta que no se le reconozcan a las mujeres derechos fundamentales, siendo ellas las únicas responsables de sus destinos, tal y como pasó ayer en las calles del Centro Histórico, cuando vi a miles de mujeres marchando a favor de la despenalización del aborto por violación. 
Obvio, algún lector no peruano del blog se mostrará sorprendido por lo que está leyendo, pero así son las cosas en este país, en donde sus bases legales y el espíritu dizque democrático que las alimenta están de cabeza. Bases legales que desde que tengo uso razón no han dejado de estar a favor del hombre y ese espíritu dizque democrático que no es más que un discurso demagógico que las ha engañado por generaciones, bajo la promesa de que llegará el día en que sean tratadas igual que los hombres. 
Las cosas no van a cambiar de la noche a la mañana. En realidad, la lucha que libra la mujer en el mundo entero es ardua y de acuerdo a su contexto, siendo sus problemas otros, no tan primarios como los que luchan las mujeres peruanas, que ahora se manifiestan en una generación que, para bien de todos, no se calla y que sin pensarlo mucho sale a protestar. 
Aquellos que fuimos paralelos testigos de la marcha de ayer, presenciamos la metáfora de lo que es la mujer peruana hoy en día: en primer lugar, la última reserva moral del país; en segundo, su ingenio para saber protestar, digamos que con estilo, llamando la atención hasta del más reacio y cavernícola, que deja sus fines hormonales para estar de acuerdo con una causa que el sentido común pide apoyar; y tercero, su mágica naturaleza salvaje para no quedarse callada ante los atropellos, tal y como se vio ayer ni bien la policía comenzó a replegarlas, persiguiéndolas con insultos y gases lacrimógenos. Cualquiera hubiera pensado que allí acababa la manifestación, pero no, ciudadano de a pie, nuestras mujeres se les enfrentaron a los policías, sea vestidas, desnudas o semidesnudas. Había que ofrecer una resistencia y ellas supieron resistir, hasta en las peores condiciones mostraban estilo y un encendido y contestatario ánimo festivo. 
Esta marcha, como me lo supongo, será ninguneada por los medios de comunicación, que la están pintando como una manifestación de un par de centenares, cuando lo cierto es que hubo miles de mujeres en las calles. Lo que hicieron viene generando un eco y de ese eco también se cuelga hasta la Primera Dama. Los medios son mezquinos, lo sabemos, pero más poderoso que estos es la radio Bemba, esa voz del ciudadano que se ha dado cuenta de que es el momento de apoyar una causa, un reclamo justo en todos los sentidos y que debe honrarse legalmente, que de suceder, se lo deberíamos a las mujeres como las que salieron ayer.

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