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A eso de las seis de la tarde de ayer
tuve que hacer unas gestiones, como recoger un cheque que venía arrastrando
desde el jueves pasado. Si no lo recogía, debía hacerlo en la quincena de
octubre. Entonces, me puse las pilas, hice las cosas con tiempo, para llegar
sin apuro y dar la impresión de no desear el cheque, aunque en realidad sí lo
necesitaba. En el camino, llevé conmigo una novela de Félix Romeo, que
aprovecho en releer en estos días. Algo me anima a escribir un pequeño texto
sobre este estupendo narrador español que falleció hace algunos años, a quien
vi hace tiempo en un ciclo organizado por el Centro Cultural de España.
Mientras caminaba, barajaba la idea de
dejar de escribir reseñas y comenzar a desarrollar otros tipos de textos,
aunque estos no sean necesariamente de ficción. Tengo algunas cosas avanzadas
que me gustaría dar a conocer. Pero me conozco bien, uno de mis puntos flacos
es la volubilidad, puedo decidir algunas cosas hoy y hacer lo contrario al día
siguiente. Como fuere, y sé que los depresivos naturales me entenderán, ojalá sea
así, puesto que solo nos justificamos haciendo lo que más nos gusta, en lo que
creemos que podemos ser eficientes, que en mi caso, es poco, no me imaginaria
haciendo muchas cosas bajo la esclavitud del ego.
Todos somos esclavos de nuestro ego, yo
conozco el mío y me siento conforme con lo que me brinda. Pero también sé en
qué momento dinamitarlo. Saber dinamitar el ego me ha salvado de la ridiculez,
algo de lo que soy consciente en estos últimos tiempos en los que medio mundo
parece estar viviendo dependiendo de la red y en las fuerzas de sus capacidades
para obtener algo de sus relaciones sociales. Felizmente, no soy el único que
piensa así, somos algunos más, como el buen pata que ayer me preguntó en qué
momento leen estos compadres. Lo que parece una pregunta anormal, porque suponemos que todo escritor debe ser por
extensión un lector, se ha convertido en la norma. Suficiente tengo con mis
infiernos personales para entregarme manso e idiota a los paraísos
artificiales.
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