silencios
Reordenas para encontrar, aunque cuando
movías los libros no esperabas hallar el título que en principio buscabas, y te
das cuenta de que ambos se parecen en lo físico: están en la misma editorial,
exhiben el mismo grosor de lomo, también el color… Buscaba 31 canciones de Nick Hornby, sabía que lo tenía en un lado, y esa
intención por releer algunos capítulos se fue incrementando en el curso de los últimos
días, hasta que decidí esta mañana volver a ellos luego de escuchar todo lo que
pude de The Bible. La memoria me decía que Hornby había escrito algo de esta
banda inglesa en su libro.
Cuando creí encontrar a Hornby, di con
una novela de Félix Romeo, Dibujos
animados.
Romeo, autor español que falleció a
causa de un paro cardiaco, merece ser más leído o conocido por estos pagos. La
novela que involuntariamente hallé tiene no pocos elementos pop mezclados con el
testimonio generacional. En la aparente sencillez de la prosa, y con un estilo
alimentado del ánimo descriptivo, Romeo es capaz de crear un aparato sensorial
que comunica en los silencios. Esta cualidad, vaya qué novedad en estos tiempos
de egos sobrevalorados, es lo que me permite apreciar el trabajo oculto del
autor con la palabra. Comunicar en lo silencios solo lo consiguen los capos.
Por otra parte, la vuelta a esta novela
hizo que recordara cuando conocí a Romeo, hace ya muchísimos años en el Centro
Cultural de España. Tenía don de gente y mostraba disposición para conversar en profundidad de
lo leído, visto y escuchado. Era un tremendo consumidor de
cultura.
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