jueves, octubre 19, 2017

huatay

El sentido común, al menos en lo que a mí respecta, me dice que no debo hacerme tanto barullo con la libertad de Martha Huatay. Al menos no en teoría: la senderista cumplió condena y debe estar libre.
Sin embargo, lo que me incomoda es el silencio, esa falta de disculpas públicas a la ciudadanía peruana, tanto de Huatay hace unos días y Maritza Garrido Lecca semanas atrás. Uno espera que tras muchos años de encierro haya aflorado en estas senderistas una autocrítica por las acciones cometidas. Obviamente, no se pueden comparar ambos casos, lo de GL no pasaba más allá de la estupidez ideológica juvenil, pero lo de Huatay sí es más delicado, pues fue la cabecilla de Socorro Popular, facción senderista dedicada a perpetrar atentados en la capital. Es decir, esta mujer es responsable directa del derramamiento de sangre inocente, no hablamos de sangre sucedida en combate con las fuerzas del orden, contrapeso argumental que tanto gusta traer a colación a la academia zurda local.
Por ello, uno qué puede pensar cuando a este tipo de gente se las llama luchadoras sociales, como vengo leyendo por ahí, información a la que accedo en contra de mi voluntad, presenciando, una vez más, la supremacía de la imbecilidad estimulada por la ceguera ideológica y las pocas lecturas sobre los años del terror. Porque eso es lo que hay, mucho efecto y escasa sustancia discursiva asimilada. Es más fácil llamar luchadora/luchador social a cualquier asesino amparado en una ideología de izquierda a la que no le interesa diferenciarse de sus bemoles, que informarse con responsabilidad sobre esta gente que jamás respetó los derechos humanos. La información está a la mano, en los libros, diarios de época, en la bibliografía publicada, no en los bares en donde pululan los cantamañanas. 
Algunas voces atendibles piden tolerancia hacia esta gente que, al cumplir sus condenas, están saliendo de las cárceles. Creo que piden demasiado. Si no han mostrado el más mínimo gesto de arrepentimiento, no esperen que la población los mire bonito. Además, estos senderistas tienen suerte y deben estar más que agradecidos, porque a pesar de los problemas que arrastra esta sociedad, no serán dinamitados ni agredidos.

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