Entrevista: Santiago Roncagliolo
“Durante toda mi vida, las historias estaban en las películas”
Al recorrer tus trabajos noto que recoges mucho de parcelas extraliterarias para llevar a cabo tus ficciones. Las estructuras de Pudor y Abril rojo nos dan la impresión de que descansan también en el montaje cinematográfico. Y las temáticas de las mismas están muy ligadas a literatura de masas, a los best sellers, para precisar. ¿Cuánto le debes a estos elementos que por lo general los escritores no suelen tomar en cuenta?
Mucho. Me gusta contar historias que te permitan sumergirte en la ficción, olvidarte de la realidad y de que alguien te cuenta el cuento, para vivir con esos personajes, en esos escenarios. Por eso, mi referente narrativo fue siempre el cine. Durante toda mi vida, las historias estaban en las películas. La literatura latinoamericana, en cambio, no se preocupaba especialmente por la narración, sino por el lenguaje o la técnica.
Trabajaste en la Defensoría del Pueblo en Perú, te documentaste con el informe final de Comisión de la Verdad y Reconciliación, ¿en qué momento decidiste trabajar Abril rojo?
El trabajo en la DPP, en Derechos Humanos, me puso en contacto con un mundo que no se conocía en esa época: las desapariciones, las torturas, lo que ocurría en las cárceles, la violencia silenciada. Durante años me pregunté cómo transfigurar esa experiencia en ficción, como hacer que el lector viva la misma inmersión en el horror que yo viví. Luego descubrí From Hell, una historieta de Alan Moore sobre Jack el destripador, que aprovechaba esa historia para describir toda la sociedad inglesa de su tiempo. Entonces empezó a cobrar forma la idea de escribir un thriller. Incluso en su versión final, la novela tiene varias referencias a From Hell.
Para ti, como autor, ¿cuáles son las diferencias o lazos entre Pudor y esta novela galardonada?
Trato de reinventarme para cada nuevo libro, de cambiar de género, de recursos y de tema. Pero hay un puente entre ambas novelas: el tema de los psicópatas y los perdedores. Todos los personajes de Pudor oscilan en el límite entre ambas figuras. Abril Rojo es un enfrentamiento entre ellas.
¿Cuáles han sido las novelas que te sirvieron de soporte temático para Abril rojo?
Desgracia de Coetzee, Estrella distante de Bolaño, El inocente de Ian McEwan, Sostiene Pereira y La cabeza
perdida de Damasceno Monteiro de Tabucchi.
Hace un tiempo leí unas declaraciones tuyas en las que explicabas las razones por la que decidiste irte del Perú, algunas de ellas apuntaban a la reelección de Fujimori y a los videos de su asesor Montesinos. Como bien sabes, ahora en Perú se vive una fiebre electoral ¿ Consideras un retroceso el hecho que Ollanta Humala tenga grandes chances de ser presidente?
No es un retroceso, sino la certificación de que todo sigue igual. No se puede culpar a Ollanta por tener votos, pero sí a los políticos de la democracia, que no entendieron nada con Fujimori. Si, una vez más como en el noventa, la mitad del país está dispuesta a votar por un desconocido, es que los conocidos han fracasado estrepitosamente. Hasta que no entiendan eso, la democracia seguirá suicidándose periódicamente. La gente escogerá a un autoritario, volverá la democracia, volverán a escoger un autoritario, y así sucesivamente...
Santiago, hablemos un poco de este lastre mundial: el terrorismo ¿Qué se esconde, a tu juicio, detrás de un grupo terrorista? ¿Una mafia, una religión, un movimiento nacionalista, un movimiento marxista? ¿Es lícito el terrorismo?
Un grupo terrorista sólo crece si tiene algún grado de legitimidad. Sendero Luminoso puso en jaque al estado peruano durante doce años, eso no se explica si no tenían apoyo en el terreno. Montaron una guerra en la que murieron 70000 personas. ETA en cuarenta años no ha matado ni a mil, por falta de recursos políticos más que militares. Al Qaeda se ha disparado en Irak, donde la invasión norteamericana le ha dado legitimidad. Ahora bien, para que esa demanda política pueda montar un ejército, es necesaria una ideología trascendental que justifique la muerte de los enemigos -y la propia- en el marco de una gesta histórica, incluso divina. Esa es la función de la religión o, en el caso de Sendero, el marxismo.
Para acabar con un movimiento terrorista, ¿qué método es más válido: la negociación o la lucha sin condiciones?
Pensando fríamente, un Estado puede plantearse exterminar sin miramientos a los grupos terroristas sólo si están tácticamente paralizados (o aislados) y carecen de legitimidad política. En el Perú, el estado consiguió derrotar militarmente a los terroristas cuando ellos se granjearon el odio de los campesinos y se capturó a Abimael. En Irak, todo ataque militar contra Al Qaeda los hace crecer, porque se alimentan del odio. En España, no parece posible una derrota militar total, aunque para negociar, de todos modos, ha sido necesario enfrentar a una ETA muy golpeada y debilitada por la policía.
Un grupo terrorista renuncia a las armas, se compromete a un alto el fuego definitivo, ¿qué se debe hacer con sus militantes?, ¿se les amnistía o se les aplica la ley con todo rigor?
Eso es precisamente lo que entra en negociación. Desmond Tutu, arzobispo sudafricano, decía que todo proceso implica poner la sabiduría por encima de la justicia. Si quieres una paz dialogada -en España, en Palestina, en Irlanda- debes saber que habrá asesinos paseándose por la calle libremente. Si no la quieres, sabes que continuarán matando. De todos modos, el proceso es lento y está lleno de matices.
Y cambiando de tema, hoy en día vemos a muchos escritores que administran blogs, tú tienes uno. ¿Qué piensas de todo este auge en este soporte?
El blog es un diálogo abierto: te permite compartir con tus lectores la actualidad cultural o política. Ellos comentan lo que dices, incluso discrepan o discuten entre ellos. Eso siempre es estimulante, como toda conversación.
Nunca faltan personas que defiendan el insulto o la infamia que aparecen en los comments de los blogs, muchas veces estas voces se amparan en el anonimato, justificando esta acción por medio del espíritu democratizador del mismo, ¿estás de acuerdo con esta idea?
Imagino que es gente muy frustrada con su propia vida. Dirigir tu odio contra otra persona siempre te permite olvidar lo que funciona mal en ti. Insultar a un escritor siempre es más fácil que escribir tú un libro y exponerte al fracaso. A la vez, es una manera de exigir atención. Por eso mismo, no les doy mucha importancia. Entre los lectores del blog también hay un acuerdo tácito para no hacerles caso. Al final, se aburren y se van.
¿Podrías contarnos en qué andan tus próximos proyectos literarios?
Publico un libro para niños que se llama "Matías y los imposibles", y he escrito un musical de "Rebelión en la granja" que montarán el próximo año en un teatro peruano.
¿A qué escritores en tierras íberas admiras?
Javier Cercas, Ignacio Martínez de Pisón, Quim Monzó, Manuel Vásquez Montalbán, Rosa Montero y muchos más.
(Nota: Esta entrevista a Santiago Roncagliolo apareció en el diario Siglo XXI de España. A razón del premio Alfaguara de novela que se le otorgó. La realicé conjuntamente con mi amigo, el crítico literario y escritor, Herme Cerezo)
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